El encuentro entre las dos más grandes estrellas del rock, The Beatles y Elvis Presley, tuvo lugar un día como hoy hace 49 años. Un encuentro de esta talla debió estar lleno de detalles y sin embargo el más importante no tuvo lugar: no hay registro material del histórico momento que sólo vive en la memoria de sus protagonistas.

La relación entre los Beatles y Elvis, más allá de la influencia que tuvo El Rey sobre el cuarteto de Liverpool para su formación, comenzó en 1964 cuando el grupo inició su “invasión” de los Estados Unidos. Desde que pisaron el aeropuerto, los reporteros de inmediato comenzaron a hacer comparaciones, señalando despectivamente a los ingleses como “nada más que cuatro Elvis Presleys“. Debemos recalcar que Elvis era EL REY del Rock aún y la aparición de estos peludos británicos en su territorio, con todo el bullicio alrededor de su visita, debió generar algo de inseguridad en Presley. Prueba de ello fue el telegrama que Elvis y su manager, el Coronel Parker, enviaron a los Beatles durante su histórica presentación en el programa de Ed Sullivan, deseándoles éxito en su gira. Más que un saludo entre colegas, fue un “acto de presencia”, para que tuvieran bien presente quién mandaba todavía en Estados Unidos.

Sólo un año después, en 1965, el panorama musical había cambiado radicalmente, los Beatles tenían al mundo comiendo de su mano e iniciaban su segunda gira por Estados Unidos con su álbum Beatles For Sale (que no era el mejor trabajo del grupo), mientras que Elvis desaparecía de los escenarios tras haber estado en el ejército, para incursionar y adentrarse en el mundo del cine. Los Beatles adoraban a Elvis y siempre estuvieron tratando de conocerlo. Lo más que habían conseguido era que el Coronel les llevara obsequios de parte de El Rey pero nada más. De alguna forma sentían que Presley los menospreciaba (con justa razón) porque él era El Rey y ellos cuatro, tipos barriobajeros de Liverpool que le estaban robando el terreno.

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Sin embargo casi al término de la gira, el Coronel Parker les hizo una invitación formal para encontrarse con Elvis en su casa de Los Angeles, a donde había regresado tras grabar la película Paradise, Hawaiian Style. Las únicas condiciones serían que no se tomaran fotografías, que no se grabara audio ni video, no se invitara a la prensa y no se hablara sobre los proyectos futuros de ambos artistas. Además de los Beatles, al encuentro asistirían su manager, Brian Epstein, Tony Barrow su agente de prensa, el chofer Alf Bicknell, y Mal Evans y Neil Aspinall sus asistentes/roadies.

El grupo arribó a las 11 de la noche a la residencia de Elvis en Bel Air. El Rey los recibió en su enorme sala circular, en la cual había mesas de billar y ruleta, una rockola, un sillón en forma de media luna, un bar y una gran televisión a color. Para los Beatles, acostumbrados a las casas modestas de Liverpool aún, aquello era como un club nocturno con Elvis como anfitrión.

La primera imagen que tuvo el grupo de El Rey fue mirarlo en el sillón viendo la televisión, con el sonido apagado, mientras Presley tocaba un bajo Fender en un enorme amplificador. En la rockola sonó durante todo el encuentro “Mohair Sam”, el tema de Charlie Rich que entonces tenía cautivado a Elvis, quien ya había logrado tocar la contagiosa línea del bajo. Brian Epstein y el Coronel Parker permanecieron alrededor de los músicos que no parecían lograr romper el hielo. Los Beatles estaban petrificados ante el encuentro con su gran ídolo (además de que en el camino, se habían tomado unas “tazas de té” que los puso algo mareados). Así que Elvis les dijo, “bueno, si ustedes condenados muchachos sólo van a estar aquí mirándome, entonces me voy a dormir”.

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John Lennon comenzó a soltar una serie de preguntas sobre por qué Presley sólo grababa baladas para películas y se había olvidado del Rock and Roll. Elvis, condescendiente, sólo sonreía y decía que su apretada agenda de filmaciones no le dejaba tiempo para ello, pero disfrutaba mucho hacer películas. También discutió con Lennon sobre el actor Peter Sellers y sus escenas favoritas de la película Dr. Strangelove.

Aunque los Beatles lo han negado en varias ocasiones, Tony Barrow asegura que El Rey ordenó a sus guaruras/amigos de la Memphis Mafia que trajeran algunas guitarras y que los Beatles palomearon con Elvis. Incluso recuerda que el cuarteto tocó “I Feel Fine” (aunque Paul McCartney, siendo zurdo, tuvo serias dificultades tocando una guitarra diestra) y “You’re My World” de Cilla Black con Elvis, quien tocaba el bajo mientras le decía a Paul “estoy practicando ¿eh?”, lo cual era un gran halago para Macca quien aprovechó para enseñarle a Presley algunas cosas sobre el bajo. Ringo Starr que no tenía ningún instrumento a la mano, golpeaba los muebles que tenía cercanos con las manos. Mal Evans, quien siempre tenía plumillas de guitarra a la mano, falló cuando Elvis pidió una pues habían cosido las bolsas de sus pantalones y no las pudo guardar, así que estuvo en la cocina rompiendo cucharas de plástico, para improvisar plumillas para El Rey.

En algún punto se apareció Priscilla, la esposa de Elvis, con una especie de camisón morado y una tiara sobre su abultado cabello. Paul recuerda que parecía una Barbie. Rápidamente saludó a todos y desapareció. Ya más animados, George Harrison estuvo preguntándole a toda la Memphis Mafia si alguien traia un churro de mota, el cual obtuvo de Larry Geller, el “estilista” oficial de Elvis, en la alberca de la casa. Ringo estaba algo molesto por la presencia de esos tipos que vivían en la misma casa que Elvis con todo y esposas, por lo cual no podían intimar más con Presley; nunca pudieron hacerse amigos. Mientras tanto Brian Epstein trataba de convencer al Coronel Parker de llevar a Elvis de gira por Gran Bretaña, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.

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Después de tres horas el encuentro terminó, el Coronel le dio obsequios a los Beatles, entre ellos una colección completa de discos de Elvis y una lámpara en forma de vagón de tren. Elvis los acompañó a la puerta para despedirlos. En el camino de regreso, el grupo bromeaba sobre el encuentro, tratando de no hacerlo parecer muy importante, pero había causado un gran impacto en ellos, sólo que era demasiado para admitirlo delante de los demás.

Al paso de los años los Beatles lamentaron que su éxito hubiera relegado a Elvis, pensaban que hubieran podido co-existir y reinar juntos pero Elvis ya iba de salida y los Beatles habían llegado para arrasar con todo. Quizás Elvis, aunque no lo demostró abiertamente, siempre les tuvo cierto rencor por ello, así que con sus influencias en la C.I.A. trató de hacer que vetaran a los Beatles en Estados Unidos, poniéndose del lado de los adultos reaccionarios que consideraban a los Beatles un peligro para la juventud divis tesoro norteamericana. Pero eso, es otra historia.

T: IvanNieblas

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