Como soy escritor, y no político, mi obligación consiste en lograr que la voz de la gente sea escuchada, sobre todo por aquellos que no la quieren escuchar, es decir, precisamente y en primer lugar, los políticos. –Kapuscinsky-
Antes, un reportero era responsable de escribir y mandar su texto a la redacción, hoy, las dinámicas del periodismo han cambiado, ahora, los periodistas independientes debe editar sus textos, estar pendiente de redes sociales y si es posible grabar o tomar fotografías de los eventos que cubre, todo con la presión de los tiempos de internet.
La labor periodística independiente se ha vuelto un trabajo no sólo difícil en el sentido de los recursos económicos, sino también peligrosa, hoy, ser un periodista contestatario significa jugarte la credibilidad, pero también la vida. El ranking de CareerCast de 2013 situó la labor del reportero como el peor empleo, por debajo de leñador, militar, carnicero o mesero.
La libertad de expresión es un derecho fundamental de los seres humanos, sin embargo, los periodistas y blogueros se están convirtiendo en objetivos de los ataques de guerrillas, narcos, crimen organizado, ejércitos y gobiernos.
La versión del Gobierno (que la mayor fuente de violencia contra los profesionales de este sector proviene del crimen organizado) no puede ser completamente cierta, en realidad, existe censura premeditada sobre medios de comunicación y páginas web, los ataques contra periodistas vienen también desde el Estado. No podemos ser ingenuos, el silencio de los periodistas que muestran una versión de los hechos que no es la oficial, le conviene al estado: si no pasa en los medios, simplemente no pasa.
En 2011, fueron entrevistados 104 periodistas mexicanos, de los cuales 62% cubren seguridad y 71.2% viven en zonas violentadas por la guerra contra las mafias de la droga. Del total, 38% reveló recibir amenazas de cárteles y 10% amenazas contra sus familias: ante tales amenazas 25% se autocensuró y dejó de escribir la nota que procesaba.
Casos de censura violenta
La Comisión Nacional de Derechos Humanos señaló que 81 periodistas han sido asesinados en México desde el año 2000. La asociación “Nuestra Aparente Rendición”, contabilizaba 127 comunicadores asesinados de 2000 a 2012, los dos sexenios gobernados por el Partido Acción Nacional.
En 15 de los 32 estados de México han ocurrido asesinatos de prensa: Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Nuevo León, Sonora, Estado de México, Sinaloa, Distrito Federal, Michoacán, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca, Baja California, Tabasco.
El 2 de abril se cumplieron ocho años de la desaparición del reportero sonorense Alfredo Jiménez Mota, quien realizaba trabajos de investigación en temas de seguridad pública y narcotráfico, para el diario local “El Imparcial”.
En el sexenio de Calderón, algunas de las víctimas fueron:
José Valdés, periodista radiofónico, asesinado en Sabinas, Coahuila
Rosendo Pardo Ozuna, periodista de La Voz del Sureste, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, fue atropellado y luego rematado con el mismo vehículo.
Jaime Arturo Olvera Bravo, periodista independiente y corresponsal del diario La Voz de Michoacán. Llevaba a su hijo de cinco años a la escuela cuando fue asesinado.
Ramiro Téllez Contreras, periodista radiofónico de EXA 95.7 FM, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, asesinado frente a su domicilio.
Enrique Pérez Quintanilla, asesinado en Chihuahua. Fundador de la revista Dos Caras, una Verdad, de contenido policíaco, denunciaba con frecuencia casos de corrupción dentro del gobierno.
Bradley Roland Will, periodista norteamericano, originario de Nueva York, corresponsal acreditado por la agencia Indymedia, asesinado en Oaxaca.
Misael Tamayo Hernández, director del periódico “El Despertar de la Costa“, se le encontró muerto por varios impactos de bala y rastros de tortura.
José Manuel Nava, destacado periodista en Excélsior, fue encontrado muerto en su domicilio, ultimado a puñaladas.
Roberto Marcos García, reportero de la Revista Testimonio, ejecutado en la carretera Veracruz-Alvarado.
Alfonso Sánchez Guzmán, ex corresponsal de Televisa, en el estado de Veracruz.
Raúl Marcial Pérez, columnista del diario regional El Gráfico de la ciudad de Oaxaca, sus asesinos entraron a la redacción a dispararle.
Alejandro Hernández Pacheco, fue plagiado junto con el periodista de Televisa México, Héctor Gordoa y Javier Canales, periodistas de Televisa, el 26 de julio de 2010.
Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa y Radiorama, cuando salía de las instalaciones radiofónicas, fue ejecutado.
Regina Martínez Pérez veracruzana trabajaba para el semanario Proceso asesinada el 28 de abril de 2012 se encontraba investigando corrupción y narcotráfico en México.
El sexenio de Enrique Peña Nieto y el cambio de discurso gubernamental sobre la lucha contra el narco, no ha disminuido la violencia contra los periodistas, ni ha cambiado la impunidad en que quedan la mayoría de los crímenes.
En enero, un periodista del Diaro Cardel (Veracruz), desapareció mientras regresaba a casa de su trabajo.
Daniel Martínez Balzaldúa, fotógrafo del diario Vanguardia, fue encontrado mutilado, en una calle de Saltillo, capital de Coahuila, según informó el propio diario Vanguardia.
El periodista Raúl Régulo Quirino Garza, de 30 años, reportero del periódico “La última palabra”, en Nuevo León fue tiroteado cuando conducía por el centro de la localidad por un grupo de hombres armados que se movilizaban en dos automóviles.
El periodista mexicano Valentín Valdés Espinosa, reportero del periódico Zócalo en Coahuila, fue hallado muerto, junto al cuerpo, se encontró una nota en la que se leía: “esto le va a pasar a los que no entiendan. El mensaje es para todos”.
La organización Artículo 19, en la Ciudad de México, recibió amenazas, dejadas dentro de sus propias instalaciones.
El Siglo de Torreón, sufrió dos ataques contra sus instalaciones: un carro estalló frente a la puerta principal y dispararon una ráfaga de balas. Dos años antes, un arma de grueso calibre tiroteó el edificio. Lo mismo que las de Mural, el diario del Grupo Reforma en Guadalajara.
Veracruz, es uno de los lugares más peligrosos para los periodistas. Entre mayo de 2011 y junio de 2012, nueve han sido asesinados y tres desaparecidos. A pesar de eso, el 2 de abril, la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos (AME) entregó al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, un premio por su defensa a los periodistas.
Sitios en peligro
El Blog del Narco es un recopilador de actividades criminales y un espacio abierto a los narcomensajes entre distintos cárteles. “Lucy“, se presenta como responsable de manejar el Blog del Narco, en una entrevista con The Guardian reveló que el Blog del narco es manejado desde el anonimato por una joven mujer mexicana, quien es la autora del libro Morir por la verdad: Encubiertos dentro de la violenta guerra contra las drogas en México. Afirma que ella y su colaborador, viven diariamente con temor de represalias tanto de los cárteles de las drogas como de las fuerzas gubernamentales, por lo que están en la clandestinidad. “Nos mudamos de vivienda cada mes. Hemos estado en sótanos. Es muy difícil. Escondemos nuestro equipo en lugares diferentes“ The Guardian señaló que el Blog del Narco es lectura obligada para autoridades, cárteles y ciudadanos comunes pues “pone al descubierto, día tras día, la terrible violencia que es censurada por los principales medios de comunicación”.
También está el caso de Valor por Tamaulipas, una página en Facebook que informaba sobre las acciones del narco en esa entidad. A principios de este año un grupo del narcotráfico le puso precio a la cabeza del administrador de la página virtual “600.000 mil pesos para el que aporte datos exactos del dueño de la página de Valor por Tamaulipas o en su caso familiares directos ya sean papás, hermanos o hijos o esposa”. Del mismo modo, el gobierno del estado lo quería fuera de escena. Torre Cantú, el gobernador de la entidad, quería sabotearla porque Valor por Tamaulipas se había convertido “en el principal medio que informaba en México y el mundo que en su estado manda el crimen organizado y no él”. Pese a las amenazas, que fueron difundidas internacionalmente, ninguna autoridad mexicana tomó acciones para proteger al administrador de Valor por Tamaulipas, así que después de un año de actividad, el administrador decidió cerrar la página.
Como medida de protección, algunos medios, sobre todo locales, han dejado de cubrir la violencia provocada por el narcotráfico. Los periodistas de nota roja, están más propensos a un desequilibrio mental, que un corresponsal de guerra, porque vive permanentemente en el terreno violentado, en cambio, los corresponsales de guerra ejercen un “periodismo de paracaidismo o de hotel”, pues pasan un promedio de seis semanas en el terreno de conflicto y regresan a la tranquilidad de sus hogares.
Joseph Pulitzer (el hombre por el que dan el reconocido premio) reconocía en el buen periodismo la “vocación por lo correcto”, una conciencia clara de la responsabilidad social de la prensa. En lugar de mimetizarse con la violencia de Estado en contra del crimen organizado, los periodistas deben coadyuvar en la construcción de procesos de paz.
Es cierto que queremos que se vendan las noticias, pero el principio no es vender noticias sino respetar el derecho a la información de los ciudadanos.
(Aquí hay un mapa hecho por Artículo 19 sobre los estados y las muertes de periodistas)
La libertad de información es la libertad de informar y ser informado, se divide en estos preceptos:
– Derecho de acceso a los documentos en poder de entidades públicas.
– Secreto profesional de los periodistas.
– Cláusula de conciencia de los periodistas.
– Derecho de autor del trabajo periodístico.
– Derecho de réplica.
Es en 10 de diciembre de 1948, con la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la ONU, cuando se establece en el artículo 19 que:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de expresión y de opinión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Algo que deberíamos exigir es que se hagan valer estos derechos en nuestro país y no solamente desde la retórica, sino que hay que pedir algo efectivo. Exigir al gobierno que se creen mecanismos, instituciones, aparatos que puedan hacer valer efectivamente la protección y la garantía (es más, la promoción) de esta libertad: la libertad de informar y ser informado. (libertad que, como todas, debe ejercerse con responsabilidad, con ética, con un pensamiento crítico).
Ésa es una deuda que todavía tiene el gobierno con nosotros, una deuda que los periodistas están pagando con sangre.