Existe la creencia de que los jugadores profesionales, sobre todo las grandes estrellas internacionales, con el tiempo dejan de ven al futbol con pasión y lo practican de forma mecánica, como algo que ya no les genera emociones.
Nada más erróneo, si bien hay algunos jugadores que ven al futbol sólo como una chamba que no les genera ningún sentimiento (cof cof, Carlos Vela), a la mayoría este deporte sigue moviéndoles las fibras del alma aunque no siempre lo exterioricen.
Estos sentimientos suelen estar a flor de piel durante una Copa Mundial, sueño máximo de cualquier jugador donde por si fuera poco, cargan con las ilusiones de todo un país, haciendo que una victoria o una derrota se magnifique.
Todo eso nos vino a la mente cuando vimos el video de la partida de la Selección de Camerún de Brasil 2014, después de haber quedado eliminados en la primera ronda. Ahí, Samuel Eto’o, delantero del Chelsea, y un niño que lo esperaba se abrazaron de forma conmovedora.
El momento fue tan emotivo, que el delantero del Chelsea no pudo contener las lágrimas.
Escenas como estas son las que humanizan no sólo a los grandes jugadores, sino al futbol mismo. Al final, por más tecnología y estadios modernos que haya detrás de un Mundial, la esencia de este deporte sigue siendo la misma, y que bueno que sea así.