Martin Wittfooth y la naturaleza invadida.

Los jóvenes pintores estadounidenses son una camada especial, han hecho del óleo un parque de diversiones, sin sus diseños digitales muchas revistas se verán en un aprieto y han podido salir a la calle a explorar formatos y formas que la vieja academia vería con sospecha.

Uno de estos pintores que definitivamente tienes que conocer es Martin Wittfooth. Actualmente vive en Brooklyn y su obra ha sido seleccionada para decenas de exposiciones en galerías y ha sido seleccionado como un must see por la American Artist, además de haber aparecido en numerosas revistas como Vice, Hi Fructose y Bl!ss.

Wittfooth es un artista persistente temáticamente y aunque su obra puede cansar a alguno que otro por eso, sus cuadros reflejan cada uno un pequeño mundo de posibilidades de interpretación.

Animales. Eso es lo que vemos en la obra de Wittfooth. Sin embargo, algo extraño invade estos óleos, es la presencia del hombre representado por sus creaciones, por las consecuencias de su paso por la tierra, por la forma de ver su mundo.

 

 

De quién es el mundo, eso parece preguntar Wittfooth en cada una de sus creaciones, ¿nos lo fue dado, se lo arrebatamos alguien? La discusión alrededor de los animales y de nuestra forma de producir no ha tenido precisamente un renacimiento, ha estado presente en cada cultura. La forma de relacionarnos con la naturaleza es diferente en cada generación pero siempre nos ha asaltado la duda de si somos parte de el mundo animal o no. Biología aparte, la cultura nos ha dictado visiones y percepciones de la naturaleza, algunas de las cuales, opinan muchos, nos han llevado a consumir el planeta, convertirlo en un producto, amaestrarlo y generar el caos que llamamos civilización.

Los cuadros de Wittfooth muestran precisamente el predicamento en que hemos metido a este planeta. No se trata de una denuncia ingenua sobre la cacería o la producción de alimentos, la obra de Wittfooth entabla una discusión mucho más profunda a través de las imágenes: está por ejemplo el cuadro Smoking Barrels, que enmarca a un rinoceronte, una animal amenazado ahí donde los haya, con un tiro al blanco en el lomo y humo saliendo de sus cuernos. Aquello que llamamos salvaje y que adjudicamos a un animal tan poderoso y bello como el rinoceronte se ve impactado primero por la insinuación de la industria y el tráfico de marfil después.

Si ya había bestias antes de nosotros, ¿las habrá después? Antes esta pregunta era más fácil de formular, ahora, hay quienes piensan que hemos destruido tanto el entorno que tal vez terminemos por arrasar con todo, incluidos nosotros mismos. ¿Han pensado en una tierra sin humanos? Que pasaría con nuestros edificios, nuestros coches o nuestras casas. Philip K. Dick tiene un cuento al respecto, los hombres deben irse a otro planeta para conseguir recursos así que nuestras avanzadas casas se limpian solas, mantienen el lujo y comodidad que nadie va a disfrutar. Incluso tal vez eso, nuestras máquinas, puedan seguir sin nosotros y eso puede resultar aterrador. ¿Valen algo las joyas luego de nuestra destrucción?

Un mundo sin hombres en donde sean los animales las únicas criaturas que caminan es una de las pesadillas favoritas de Wittfooth. No se trata de una reconquista, se trata de explorar esa actitud animal de simplemente estar, estar aquí sin gobernar, sin deshacer por capricho, sin torres de babel para hablar con Dios. Estar, solo eso.

El animal, como reliquia, como producto, como una cosa más en el escaparate del hombre para adornar nuestros sueños es la crítica más honesta y poderosa dentro del imaginario del pintor norteamericano.

 

Existe sin embargo una constante que puede resultar algo chocante en la pintura de Wittfooth. En aquellos cuadros en donde la presencia del hombre no aparece, los animales son mostrados como un ente místico, considerando lo sagrado como esa inocencia y paz perdida luego del paso del humano. La proposición no da mucho de sí, pero con el pincel maestro de Wiitfooth, la pintura toma un tono más serio y amenazador.

Acá pueden ver la página oficial del artista.

Aquí hay algunos otros artistas para que puedan echarles un ojo y, claro, pueden proponernos más artistas para mostrarle a los lectores.

Félicien Rops

Tom Eckert

Gottfried Helnwein

Paola Delfín

Hieronymus Bosch

Tetsuya Ishida

 

El artista del día: arte para ver antes de que se acabe.

 

 

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