Félicien Rops: Asustar al burgués.
La crítica política y social ha estado ligada al dibujo desde siempre. A partir del siglo XIX, el mundo fue testigo de la prensa más satírica y las plumas de los más filosos pensadores estuvieron acompañadas de cínicos trazos, de los dibujos que hacían que muchos hipócritas levantaran la voz, indignados.
La Francia de fin de siglo fue el hogar de los lúcidos malditos, de los poetas que le rendían culto a la melancolía y al spleen, que ridiculizaban a los burgueses y pensaban que la ciudad de la luz producía una brillante decadencia. En esas noches, junto con el Hada Verde del ajenjo, ahí en el Moulin Rouge y en el Chat Noire, brindaban Mallarmé y Baudelaire, Toulouse-Lutrec, Oscar Wilde, Satie y Verlaine . Eran tiempos de miseria para los artistas pero se produjo un arte exquisito. Ahí, en la cuna de las vanguardias (pero en el circuito de Bruselas), Félicien Rops dibujó al mundo.
Rops, amigo de simbolistas y decadentes, estudió en la Universidad de Bruselas y vio en lo sacrílego y lo prohibido, el revés que escondía el verdadero ser de la sociedad. Sus dibujos y grabados tienen todo el espíritu del fin de siècle: melancolía, horror y depravación, los pilares del arte nuevo. Sus grabados fueron admirados por los artistas de su época que hallaron en sus trazos la ilustración perfecta para sus letras. Pero dejemos que las obras hablen.
Pornokrates
Rops (1833) y los simbolistas en general, rindieron un oscuro homenaje al poder de la mujer (véase la hermosa Circe de Waterhouse). En Pornokrates, Rops nos muestra lo que muchos interpretan como la condición del hombre (el cerdo) que está a merced de la mujer, atado por esta caprichosa (ciega) criatura. La mujer en el cuadro camina con voluptuosa soberbia hacía ningún lado. Ahí señores, se dibujó la verdad absoluta.
Tentación de San Antonio
Éste es uno de mis temas favoritos en la pintura (ahí hay hermosas variantes, desde la elefántica de Dalí, hasta los rábanos de Rivera); el anciano, según la tradición judeo-cristiana, fue tentado múltiples veces por el demonio. Desde entonces las representaciones de las tentaciones (casi siempre, mujeres, dinero, poder) han sido un tema recurrente de la pintura. Aquí, con toda la belleza sacrílega que implica, aparece la tentación de la mujer, puesta en la cruz misma y con cabello de fuego. El cerdo siempre ha representado un animal impuro y mira la escena en donde un enloquecido Jesucristo levanta los brazos al cielo rogando por una misericordia que no aparece en escena. Los angelitos calaveras son simplemente priceless.
Mujer en caballo
Los fetiches también jugaron un papel importante en la literatura y pintura de fin de siglo, los burdeles en donde las mujeres se vestían de monjas pululaban (léanse “Misa Negra” de Tablada). El tema de la niñez vuelta fetiche produjo también sus retorcidas bellezas y Rops no fue la excepción. No se olviden de que otro grande, el señor Lewis Carroll, también tenía debilidad por las pequeñas y no muchos saben cómo reaccionar cuando se enteran que tomó cientos de fotos de niñas desnudas, incluida la pequeña Alicia, sí, la niña que fue la inspiración para Alice in Wonderland.
Iniciación Sentimental
Ilustración hecha para Decadencia Latina de Joséphin Péladan. En la parte llamada precisamente “ Iniciación Sentimental”, Nebo, personaje principal, le enseña a su joven pupilo a reconocer el amor puro e ideal condenando la visión de amor burguesa y romántica. Aquí, el trasero descubierto de un Cupido macabro simboliza la hipocresía. Este Cupido se levanta frente al árbol del conocimiento (marchito), escena de nuestra caída divina, y sostiene la cabeza cercenada del salvador de los hombres. Digamos que, en términos de amor, el hombre queda siempre a merced de la hipocresía.
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Por: @Perturbator