Tal cual como lo están leyendo, un hombre se dio a la tarea de crear esta idea que podría parecer descabellada, pero está destinada a deleitar el oído y al paladar.
Peter Lardong, habitante de Berlín, Alemania, concibió la idea de hacer un álbum de chocolate que fuera comestible y audible. Hizo pruebas con muchos productos desde salchichas, helado, queso, mantequilla y hasta cerveza pero nada lograba los resultados que esperaba. Este ex-empleado de una cervecería finalmente encontró una “mezcla especial” de chocolate el cual derrite y luego derrama sobre un molde de silicón de su disco predilecto. Cuando el chocolate se enfría, el disco está listo para girar en el tornamesa o ser devorado por su comprador.
Cada uno de estos discos de chocolate se vende por seis dólares y puede ser tocado hasta 12 veces (lo cual sin duda alguna arruinará la aguja del tornamesa) tras lo cual deberá ser consumido. Seguro a nuestros amigos del Museo del Chocolate no se les había ocurrido las posibilidades de este producto