En una carta dirigida para el presidente Enrique Peña Nieto, la Cámara de Diputados y el Poder Judicial de la Federación —difundida por el semanario Zeta—, 20 militares presos (en proceso o condenados hasta por 31 años) por delitos cometidos durante la guerra contra el narcotráfico acusaron al Estado por haberlos ocupado para una función para la cual no estaban capacitados. “Fuimos usados por el Estado mexicano en un fallido experimento donde resultó una cantidad enorme de víctimas colaterales y decenas de militares de poca graduación en prisión”, se puede leer en la misiva.
¿Qué dice la carta?
Los soldados que elaboraron la carta aseguraron que la determinación del expresidente Felipe Calderón Hinojosa de declararle la guerra al crimen organizado “fue un término muy desafortunado” ya que a los militares se les capacita para hacer una función y terminaron haciendo “otra muy diferente”. En sintonía con las declaraciones que el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, realizó el pasado 9 de diciembre, los firmantes de la misiva aseguraron que están haciendo una función para la cual no están preparados y que ninguno de ellos se enlistó en las Fuerzas Armadas para dedicarse a hacer esas labores.
De acuerdo con el sitio de Cadena de mando, una investigación periodística a cargo de la organización Periodistas de a Pie, entre 2006 y 2014 han habido 3 mil 520 enfrentamientos entre miembros del Ejército y civiles, los cuales han dejado un promedio de 19 civiles muertos por cada soldado. El grupo de reporteros tuvo acceso a militares que participaron en este tipo de enfrentamientos con bajas civiles e indagaron en una cuestión poco profundizada con anterioridad: la historia de la guerra con el narcotráfico desde la percepción de los miembros de las Fuerzas Armadas.
¿Por qué asesina un soldado?
“Yo no me metí aquí para morir ni para matar“, dice un soldado identificado con el seudónimo de Javier, quien enfrenta un proceso penal por un homicidio cometido por su convoy en Tamaulipas. “Yo me metí acá para superarme, para ser un orgullo a la familia… y mira”, continúa el militar. Los testimonios recogidos por los periodistas a cargo del proyecto Cadena de mando evidencian la presión que sufren los soldados a la hora de combatir al crimen en las calles, así como las órdenes que les dan sus superiores.
“No hay pedo, mátenlos. Que no quede nada vivo. Ustedes mátenlos, yo los pago“, era una de las consignas que los algunos superiores les ordenaban a los soldados, de acuerdo con la denuncia uno de los militares consultados por los reporteros. Bajo el argumento de que “los muertos no hablan” ni denuncian, los altos mandos ordenaban a su tropa a proceder con “luz verde” (libertad de hacer lo que tú quieras, sin pedir permiso o autorización). El número de homicidios y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos han aumentado desde que las Fuerzas Armadas tomaron cargo de la seguridad interior en el país en 2006.
“De que lloren en tu casa, pues que lloren en la de él“
Los miembros del Ejército entrevistados en el proyecto Cadena de mando aseguraron que durante la adrenalina del combate hay quienes están “llorando, otros repeliendo, otros defendiéndose, otros diciendo ‘órale, cabrón, ¿piensas morir aquí?”, y que es en cuestión de segundos, y pensando en sus familias, cuando se decantan por matar en lugar de morir. “De que lloren en tu casa, pues que lloren en la de él“.
No hay una estrategia clara para combatir el crimen organizado
En plena discusión sobre la reforma a la Ley de Seguridad Interior, con la cual se pretender regular el marco de acción de los militares, y a diez años de iniciada la guerra contra el narcotráfico que inició el expresidente Felipe Calderón, parece que no hay rumbo claro sobre la estrategia que debe tomar el Gobierno Federal para combatir al crimen organizado. La guerra de Calderón ha costado 1.8 billones de pesos al Estado mexicano: durante este periodo se han registrado aproximadamente 170 mil homicidios, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, aunque algunos otros estudios reportan que la cifra se acerca a los 200 mil asesinatos.
De acuerdo con la publicación española El País, aunque el gobierno del presidente Peña Nieto heredó el problema, a cuatro años de su gestión no existen indicios de una policía más confiable ni se han delimitado las acciones y el proceder del Ejército en las calles. Según el diario, los esfuerzos por combatir a la delincuencia organizada no ha sino demostrado la falta de visión a largo plazo en materia de seguridad por parte de las administraciones del PAN y el PRI.