La administración de Donald Trump ha sido una de las peores que ha tenido Estados Unidos en casi todos los aspectos y no pretende irse sin dejar huella en el medio ambiente. A dos semanas de dejar la Casa Blanca, el presidente estadounidense, está vendiendo arrendamientos de petróleo y gas, que permiten hacer perforaciones en uno de los últimos santuarios naturales del mundo, transformando para siempre una de las joyas de la corona de Alaska.
De acuerdo con la Oficina de Gestión de Tierras de Estados Unidos, a partir del 6 de enero del 2021, las personas podrán explotar y saquear el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, uno de los entornos naturales más prístinos de todo el Planeta, con la esperanza de encontrar oro negro. Un verdadero ecocidio.
La administración Trump ha convertido en una prioridad abrir la tierra al desarrollo de petróleo y gas, con el único pretexto de satisfacer las demandas de energía, yendo totalmente en contra de la lucha global contra el calentamiento global, contra la preservación de especies, contra Agenda de Desarrollo Sostenible de la ONU y en contra de los esfuerzos del mundo entero para salvar al planeta.
En contraste, la noticia de los arrendamientos de petróleo y gas, se da justo cuando Dinamarca anuncia la decisión histórica de poner fin a la “era de los combustibles fósiles, deshaciéndose del uso definitivo de gas, con el objetivo de lograrlo en menos de dos décadas, antes del 2050.
Con gran orgullo
Pero, tal parece que ningún miembro de la administración de Trump, ha medido las consecuencias del percance. Por el contrario, el director del estado de BLM Alaska, Chad Padgett, anunció orgulloso que “El Congreso nos ordenó que realizáramos arrendamientos de petróleo y gas en ANWR Coastal Plain, y hemos dado un paso significativo al anunciar la primera venta antes de la fecha límite de diciembre de 2021 establecida por ley”
Añadiendo que “El petróleo y el gas que posee la llanura costera, es un recurso importante para satisfacer las demandas de energía a largo plazo de nuestra nación y ayudará a crear empleos y oportunidades económicas”. A su favor, la mayoría de los habitantes del único pueblo existente, dentro de la llanura costera de Alaska, argumentan que los beneficios económicos del proyecto, superan cualquier costo ambiental.
De acuerdo con ‘Huffington Post’, El refugio, a menudo descrito como “el Serengeti de Estados Unidos”, cubre más de 19 millones de acres en el noreste de Alaska. La llanura costera del refugio, conocida como el “Área 1002”, ha sido durante mucho tiempo un campo de batalla para las empresas de energía y los conservacionistas.
Manifestaciones
Las compañías, se han mostrado reacias a acatar la decisión presidencial, pues la historia les ha enseñado que los arrendamientos de petróleo y gas siempre generan gran controversia y pocos resultados. Tomando en cuenta que en California, el BLM abrió docenas de arrendamientos de petróleo y gas en todo el estado, pero ha visto poca actividad.
Como era de esperarse, los ambientalistas se han lanzado a las calles, insistiendo en que el Alaska debe ser exclusiva para manadas de caribúes, osos polares, aves migratorias y otros animales que viven en el ártico y que ya de por sí se ven amenazadas ante la reducción de hielo. Sobre todo, Matthew Rexford, conservacionista del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, quien asegura que todos los beneficios económicos del proyecto, no pueden mitigarse ante el costo ambiental.
La única esperanza que tiene el mundo hasta ahora, es Joe Biden, quien se ha manifestado en varias ocasiones en contra de los combustibles fósiles y optar por las energías renovables. Incluso si la administración Trump despejara los obstáculos legales y realizara la de arrendamientos de petróleo y gas el 6 de enero, como está planeado, faltarían dos semanas para que el nuevo presidente estadounidense entre en función, de esta forma, el ejecutivo demócrata, podría echar abajo la iniciativa.