Mientras que Trump defiende el derecho de los estadounidenses a andar cargando armas, porque así lo dice la Segunda Enmienda… a la Primera se la pasa por el arco del triunfo. O bueno, una prueba de que no es así sería que interceda para que le devuelvan la chamba a la mujer que fue despedida por ejercer su libertad de expresión.

Hace una semana, cuando Donald Trump y su caravana salían del campo de golf propiedad del mandatario, se toparon con una ciclista que, al darse cuenta que entre tantas camionetas iba el presidente más naranja que ha tenido Estados Unidos, le dio alcance y le hizo la “Britney señal” (“¡pito!” pa’ la banda). “La comitiva del presidente salió del Trump National Golf Club a las 3:12 de la tarde, pasando a dos peatones. Uno de ellos hizo una señal negativa al presidente. Luego pasó a una ciclista, que respondió sacándole el dedo medio. La comitiva redujo su velocidad y la ciclista los alcanzó, todavía sacándoles el dedo medio antes de cambiar de dirección”, señala el reporte de actividades del presidente correspondiente al pasado 28 de octubre.

Y ya. El asunto no hubiera pasado de una buena foto altamente viral y una muestra más de la muy baja aceptación del republicano… sino fuera porque se dio a conocer que la ciclista en cuestión perdió su trabajo, aparentemente por enseñarle al mandatario aquello que puede meterse por donde le quepa.

La ciclista identificada como Juli Briskman, de 50 años, señala que fue hasta el dá siguiente de su fugaz encuentro con Trump, que se dio cuenta del impacto que había tenido su espontáneo gesto. Además de las miles (quizás millones) de veces que se compartió su imagen en redes sociales, le impactó que la fotografía haya sido posteada por el jefe de la oficina de la Casa Blanca para la Voz de América, Steve Herman… y hasta Jimmy Fallon, quien dedicó todo un segmento de su programa para comentar sobre la mujer a la que llamó “She-Ro”.

Aunque en ninguna foto se le identificó como empleada de Akima L.L.C – una firma que supervisa a contratistas del gobierno- Juli consideró que lo correcto era decirle al encargado de Recursos Humanos sobre la situación. “Entré y le dije: ‘¿Has oído hablar de la mujer de la bicicleta?'”, relata Briskman para The New York Times. El funcionario de recursos humanos dijo que no. “Tendrás que buscar eso… Soy yo”. para el martes 31 ya no tenía trabajo… pero no por la seña hecha a Trump, sino porque los ejecutivos consideraron que había roto la política que la empresa tiene con respecto al compartir “contenido obsceno” en redes sociales… claro. Briskman señala que el encargado de recursos humanos le aconsejó mejor renunciar, porque así sería más fácil conseguir trabajo en el futuro. Así lo hizo , y después fue escoltada del edificio. “Me sorprendió, porque no veo eso tan obsceno como otro contenido que ves por ahí”. concluyó.

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