A pesar de que hay casos en que “nomás con la puntita” se puede llegar a concretar un embarazo, la religión se pronuncia al respecto y con innovadora y oportuna técnica, asegura que los doctores tienen un rango de tiempo para actuar y evitar embarazos, sobre todo en caso de violación.
Lo anterior según el vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Jesús Priego, quien en entrevista para Proceso ofreció opciones para que las mujeres ya no anden abortando, ni siquiera en casos en los que sufran de agresión sexual… pues porque la iglesia nunca va a considerar al aborto como “un mal menor”.
“Cuando una persona sufre de una agresión de este tipo (una violación)… no se fomenta la cultura de la denuncia, hay una burocratización de los casos…lo urgente es que se ponga inmediatamente en las manos de un médico; hay tiempo antes de que se produzca un embarazo”.
Así es, si ustedes, como el reportero que hizo la entrevista, quedaron extrañados con la aseveración del clérigo, cuyo razonamiento apunta a que hay un margen entre una violación y que se produzca (o no) un embarazo, el religioso lo reafirma: “Sí, hay tiempo de que el médico la auxilie de tal manera que no se produzca un embarazo”.
¿Cómo? Pues con “lavados”, según señaló para Pulso de San Luis, apenas el pasado 18 de febrero.
Lo dicho por Priego no fue nomás por convivir, sino para expresarse a favor de una iniciativa ciudadana con la que se pretende reformar las leyes estatales, con el fin de penalizar el aborto en casos de violación, inseminación indebida y malformaciones genéticas, esto, debido a que las legislaciones potosinas consideran al aborto legal en las mencionadas situaciones.
Para que no se alarmen, según la iniciativa del empresario Jordi Vilet Ocaña, la mujer que a raíz de una violación resulte embarazada no irá a dar al bote, sino que será confinada a una “comunidad terapéutica”… esto por un lapso de seis meses a un año.
Como era de esperarse, la iniciativa fue descalificada por varios sectores de la sociedad, incluyendo a la presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Dulcelina Sánchez de Lira, quien la calificó de violatoria de los derechos de las mujeres.