México es de los países en los que más impuestos se pagan. Quizá por eso no debería sorprendernos que casi casi se nos quiera cobrar hasta por respirar. Ahora, los diputados analizan aprobar un impuesto… por mascar chicle.
Si eres de esas personas que parece camello pues todo el día está masticando su chiclote, vele ahorrando, porque tu vicio te va a salir en una buena lana.
México es el segundo consumidor de goma de mascar a nivel mundial (sólo por debajo de Estados Unidos). Aquí se producen más de 92,000 toneladas anuales de goma de mascar, mercado que genera ganancias por unos US$420 millones a los fabricantes. Cuando los diputados se enteraron de lo anterior, decidieron sacarle provecho a este habito nacional.
Ahora analizan aplicarle un impuesto especial al precio del chicle. El objetivo, dicen, es emplear el dinero recaudado para financiar el costo de andar despegando las millones de piezas mascadas y sin sabor, que terminan siendo arrojadas a calles, monumentos y fachadas de edificios públicos.
La propuesta fue del diputado Juan Manuel Diez Francos. Concretamente se trata de aplicar un impuesto de 35% sobre el costo de cada pieza. Valor relativamente bajo si se considera que el proceso de despegar los chicles de calles y fachadas cuesta cinco veces más de lo que vale el producto.
Si eres de los que pegan su chicle por todos lados, o lo tiras a la calle valiéndote el resto del mundo, te diremos que andar despegando tus desperdicios tiene un costo anual promedio de US$80,000.
Al respecto, hay opiniones encontradas:
“Puede funcionar muy bien si el dinero va directamente a los encargados de la limpieza en las ciudades”, comentó Ricardo Jaral Fernández, intendente del Centro Histórico del Distrito Federal.
“Aunque le suban lo que quieran es lo mismo, la gente siempre tira el chicle en las calles, es un problema cultural. No entendemos”, mencionó Manuel Jiménez, empleado de un centro comercial.
Jaral Fernández, comentó que tan sólo en la calle Madero del Centro Histórico, los trabajadores del servicio de limpieza recogen unos 2,000 chicles al día. Esto es el colmo, ya que en esa calle peatonal hay botes de basura en cada esquina.
Ahora sí que no masquen.
En la mayoría del país, para quitar estos chicles abandonados no se emplean maquinas especiales, sino que se hace a mano con la ayuda de cuñas.
Tanta goma de mascar en el abandono es también un problema de salud. De acuerdo al Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), cada chicle abandonado puede contener hasta 10,000 bacterias y hongos.
De aprobarse la iniciativa, parte de lo recaudado sería destinado a programas de educación cívica. Según nosotros, sobre este último punto es donde habría que invertirle más. Siempre será mejor prevenir el mal, que lidiar con las consecuencias.
Como sucede cada que el gobierno propone un nuevo impuesto, habrá voces encontradas. ¿Ustedes cómo ven la aplicación de este impuesto?
