Ayer, 9 de noviembre, nuestros diputados aprobaron en lo general el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2018 por un monto total de 5 billones 279 mil 667 millones de pesos. La aprobación incluye la creación de un fondo de dos mil 500 millones para la reconstrucción en los estados afectados (Ciudad de México, Morelos, Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Guerrero e Hidalgo) por los sismos de septiembre. La cifra aprobada dista del presupuesto solicitado por los damnificados, el cual asciende a 50 mil millones de pesos, con los que se financiarían labores de refuerzo, reconstrucción y reparación de los inmuebles afectados. (En este enlace pueden leer más a detalle cómo se distribuirán los recursos para el ejercicio del próximo año).

Sin embargo, una de las postales más memorable del jueves la dieron los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) quienes sacaron el cobre en San Lázaro. El legislador morenista Mario Ariel Juárez se encontraba denunciando que durante la gestión de Eruviel Ávila Villegas, exgobernador del Estado de México, según el informe de la Cuenta Pública 2016, se desviaron más de 3 mil 600 millones de pesos que recibió a través de programas federales y fondos para su gestión. El diputado de Morena exigió que el flamante dirigente del PRI en la capital del país aclare dónde quedaron esos recursos.

Foto: José Pazos/ Notimex

“Es entendible su ambición, están tan vacíos en su interior que sólo el dinero alivia la miseria humana que representan. En 2018, el pueblo de México se los va a cobrar cuando bajen ustedes a pedir el voto”, indicó el diputado Juárez.

La respuesta de la bancada priista fue asestarle un sonoro y futbolerísimo: “Ehhh… puuuuuutoooooo”. Así como lo leen. Ese es el nivel de nuestros legisladores. De acuerdo con un relato de este momento, publicado por el periódico El Universal, las legisladoras priistas también lanzaron consignas como “quiere llorar, quiere llorar, quiere llorar”.

El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el priista Jorge Carlos Ramírez Marín, tuvo que salir a poner orden y solicitó dar lectura del artículo 10 del reglamento de la Cámara Baja, el cual estipula que los diputados tienen que “actuar con orden y decoro en todas sus acciones, utilizando un lenguaje acorde con la dignidad parlamentaria, eliminando el uso de expresiones vulgares, despectivas, degradantes o soeces, y procurando en todo momento que el trato con todas las personas sea amable y respetuoso, independientemente de su condición”.

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