A principios de este año, nuestra entrevistada —quien pidió no se revelara su nombre— por fin recibía su base como enfermera en el Hospital General Regional “La Perla”, del municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México.

Su horario era el de las guardias especiales: de viernes a domingo y días festivos; de ocho de la mañana a ocho de la noche. La principal zona en la que ella laboraba era en la de emergencias: “Por lo general las urgencias que yo trataba eran choques, personas con dolores de vesícula, con presiones arteriales altas, o algún accidente”.

Todo empezaría a cambiar en marzo, cuando los directivos del Hospital “La Perla” reunieron a médicos, enfermeras, enfermeros, laboratoristas, personal de intendencia y administrativos, con la finalidad de explicarles un virus que comenzaba a propagarse en todo el mundo y, al parecer, también en México: el coronavirus (COVID-19)

Foto: Grieta.

A pesar de que aún no tenían oficialmente un paciente con la nueva enfermedad, se les comenzó a explicar cómo se comportaba el virus, cuál era la sintomatología y las precauciones que debían tomarse: “Se empezaron a manejar medidas sanitarias no tan estrictas, que era el uso de cubrebocas y el uso de guantes (…) no era necesario como ahorita, que se hacen hasta tres cambios de uniforme”.

Sin embargo, la situación empeoró en abril, cuando empezaron a llegar los primeros pacientes.

Fue entonces que los directivos del hospital decidieron darle a cada uno de los trabajadores un curso para saber cómo tratar a las personas contagiadas.

Foto: El Heraldo.

Con sinceridad, nos comenta que tuvo miedo desde que esto comenzó, principalmente porque el hospital no tenía insumos, por lo que ella y sus compañeros tuvieron que comprar el equipo necesario.

Igualmente, la plantilla tuvo que disminuir, pues una parte de los trabajadores, los que se consideraron con mayor riesgo de contagio, fueron mandados a sus casas a descansar, dejando solamente a quienes estuvieran entre los 25 y 50 años de edad.

Con algo de miedo y ganando valor ante un enemigo invisible

Ella recuerda bien el día en que comenzó a tratar pacientes con COVID-19: el 5 de abril.

Nos cuenta que tenía temor y que lo único que recibía como arma era una platica motivacional. “Como tal para eso te dicen que estudiaste. Te tratan de dar una plática motivadora de que tenemos que apoyar al país y que pues no tengamos miedo, que sigamos nuestras precauciones. Yo sí tenía mucho miedo, la verdad”, recuerda.

Foto: Personal de salud del Hospital “La Perla”.

Después le prometieron a ella y a todo el personal del hospital un bono extra, además de un seguro de gastos funerarios“La verdad eso me espantó mucho, porque dije ‘yo no me quiero morir aún’, más porque actualmente me encuentro estudiando la carrera de médico cirujano en CU”.

Sí, egresó de la carrera de Enfermería en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, pero desde hace un tiempo, también se prepara para ser médico cirujano en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Después de la muerte del Jefe de Urgencias del Hospital “La Perla”

El pasado 9 de abril se dio un importante anuncio de la Secretaría de Salud del Estado de México, y que cimbraría emocionalmente en todos los trabajadores del Hospital “La Perla”: la muerte del Jefe de Urgencias. Sin embargo, lo que más causó estremecimiento fue la causa del fallecimiento.

El reporte oficial fue que el médico había contraído el virus en un viaje a Cuba. No obstante, la enfermera indica que eso se quiso manejar, pero que en realidad lo había contraído en el mismo hospital.

 “Fue duro, fue impactante, porque era una realidad de que a cualquiera nos podía pasar”, nos cuenta.

También señala que el hospital se dividió en dos. Por un lado, estaban los que se molestaron porque intentaron manchar el nombre del médico con noticias falsas. Por el otro, los que se enojaron porque sintieron que él sí sabía de su padecimiento, y que —al seguir trabajando— había puesto en riesgo a sus compañeros.

De hecho, personal de guardias especiales aprovecharon este momento para también demandar la falta de equipo e insumos.

Por este tipo de acciones, de acuerdo a la enfermera, su sindicato ha querido tomar represalias.

“Como nosotros les decimos, ‘es que tú fácil estás en tu oficina, tú no te estás arriesgando’ y muchas veces lo manejan como ‘pues sí, pero para eso te pagan, para eso tienes tal código’”, señala la enfermera del Hospital en el Estado de México. “O sea, yo sí lo entiendo y yo sé cual es mi función, y yo sé que es mi responsabilidad y mi obligación, pero pues también tú dame las armas, dame lo que me corresponde por derecho como trabajador”.

Bonos que desaparecen

Lo peor es que también les quitaron un bono con el pretexto de que con ese dinero se compraría material para el personal de salud; aunque a la fecha no lo han recibido: “Se supone que lo de ese bono nos tenía que llegar antes de mayo; no nos llegó nada”.

Foto: Cuartoscuro.

Ante esto, ella indica que la jefa jurisdiccional les enseñó un escrito firmado por el secretario de Salud, por la jefa de todos los centros de salud y por el jefe de todos los hospitales, donde le piden al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, que, si no se compran y entregan los insumos, al menos se les regresen los bonos.

Al igual que con el material, la respuesta tampoco ha llegado.

Precariedad y dificultades en el Hospital “La Perla”

Igualmente la enfermera ha detectado varios problemas en el Hospital “La Perla”. Por ejemplo, indica que el gobierno federal les mandó cubrebocas de baja calidad, cinco trajes y una caja de mascarillas N95 —con sólo 30 piezas— para una plantilla de 50 médicos.

También señala que desde hace 15 días ya no hay capacidad en esta unidad hospitalaria, a pesar de que se han acondicionado otras áreas para atender a más pacientes.

Foto: Enfermeras del Hospital “La Perla” preparándose para atender pacientes con coronavirus.

Uno de los problemas más importantes es la falta de ventiladores respiratorios, por lo que el personal se ha visto orillado a tomar otras medidas para mantener estables a los pacientes: “Ahorita lo que se está haciendo es que cuando no tienes ventilador, les haces una incisión en la arteria que tienen en su muñeca y ahí les conectas la manguerita del oxígeno. ¿Esto para qué es? No les va a aminorar al 100% la falta de aire, pero van a estar recibiendo oxígeno”.

Los sistemas funerarios del hospital igualmente se han visto saturados por el alto número de muertes.

De acuerdo con le enfermera del Estado de México, cuando alguien fallece, a los familiares se les dan dos opciones: entregárselo en una bolsa especial para que inmediatamente entierren el cuerpo o cremarlo… pero con la advertencia de que, junto a él, se incinerarán otros cuatro o cinco cuerpos más.

Foto: Ventiladores respiratorios.

A pesar de los grandes esfuerzos de esta enfermera y de otros trabajadores de salud, como laborar todos los días de la semana, no logran sostener esta difícil situación por la falta de apoyo.

“Ahorita la situación ya se descontroló, ya está fuera de nuestras manos, la verdad. Están muriendo muchísimas personas diario, están ingresando muchas personas diario, y es frustrante porque pues tú como personal quieres hacer más, pero no puedes, porque no hay los suficientes ventiladores, no hay los suficientes respiradores artificiales”.

Diferencias entre la Ciudad de México y el Estado de México

La enfermera también se ha percatado de las diferencias que hay entre los sistemas de salud de la Ciudad de México y del Estado de México. Nos cuenta que, con las convocatorias del gobierno para contratar a personal médico, ya se están consiguiendo trabajadores para el Autódromo que se va a condicionar: Y lo que está pasando en el Estado de México, es que no nos están haciendo llegar a ninguno de esos médicos y enfermeras que han contratado. Ahora sí que nosotros mismos, con la capacidad del mismo hospital, hemos estado sacando las cosas”.

Otra muestra que nos da, es cómo se está tratando a las personas contagiadas a la distancia. Mientras en la Ciudad de México, cualquiera con síntomas puede comunicarse fácilmente para recibir orientación y atención; en el Estado de México te dicen que sí te revisaran, pero que por el momento ya tienen muchos casos.

“En el Estado de México mi mamá marcó para que fueran a monitorear a esta familia y le dijeron ‘sí la vamos a checar, es que tenemos mucho trabajo’”, recuerda.

Foto: Cuartoscuro.

Ella no entiende por qué existen este tipo de diferencias, e incluso piensa que esta entidad debería de recibir mejor atención: Lógicamente el gobierno tiene que saber que el Estado de México es una zona vulnerable, muchísimo (…) Entonces es ahí donde nosotros no sabemos en qué se basen; pero sí es muy cierto que están atendiendo mucho mejor en la Ciudad de México que en el Estado de México.

Aunque la principal diferencia que encuentra la enfermera, es que en los hospitales de la Ciudad llegan mayor cantidad de insumos y materiales.

“Aquí en el Estado, no. En el Estado si tienes equipo pues chido, y si no, pues consigue porque te toca estar en el área. ‘Oye, pero no tengo equipo’, pues sí, pero consíguelo porque tú no eres un sector vulnerable; tú si te enfermas, la libras”, comenta.

Impotencia ante la falta de responsabilidad

A pesar de todas estas deficiencias en el sistema de salud del Estado de México y en el Hospital “La Perla”, ella siente que la población también tiene una gran responsabilidad, por lo que al ver que un gran número de personas no siguen las medidas recomendadas, siente mucha impotencia: “Me da mucha impotencia porque ellos pueden permanecer en sus casas, sin arriesgar su vida”.

Foto: Cuartoscuro

Comprende que hay personas que no pueden quedarse en sus hogares por su situación económica; que por vivir al día, deben salir para generar dinero y poder comer. Pero, por otra parte, no puede entender cómo hay personas que van con todos sus familiares a los supermercados; que jóvenes sigan aglomerándose en los negocios de cervezas y pizzerías; que la gente no utilice cubrebocas, o si lo hacen, lo hagan incorrectamente.

Foto: Cuartoscuro

Aunque lo que más le frustra es que existan personas que aún no entiendan, que crean que el coronavirus es una mentira; que piensen que les están pagando para hacerles algún daño, o que crean que les dan dinero para poner en el acta de defunción que están muriendo por COVID-19.

“La verdad dicen que esto va a regularizarse hasta septiembre, porque la gente igual no entiende, la gente no toma conciencia”.

“Que se ayuden y nos ayuden a nosotros”

Por último, la enfermera hace un llamado; pide que cada uno valore su vida, que crean en esta enfermedad y que sigan las medidas: “Para toda esa gente que no cree, pues que se den una vuelta, que pidan ser voluntarios; les ponemos el equipo sin problema y que se metan al área; que vean como la gente muere de desesperación, que no pueden respirar; que vean como están apilados todos los cuerpos; que vean como nosotros hasta muchas veces lloramos de la frustración de que ingresan, ingresan, ingresan y ni siquiera hay camas para atenderlos. Que se ayuden y nos ayuden a nosotros.

Foto: Personal del Hospital “La Perla” listo para atender en el área de COVID-19.

Ella no pide nada, no quiere el reconocimiento de la gente o regalos. “Simple y sencillamente (quiero) que vean que somos las personas que estamos al pie del cañón y que estamos dando todo por alguien que es ajeno a nosotros, que no conocemos, porque es nuestra vocación”.

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Me llamo Erick Ponce y trabajo en Sopitas.com desde el 2020. De hecho, entré justo un mes antes de que se decretara la pandemia de COVID-19; pero bueno, este no es el lugar para deprimirlos. Antes colaboré...

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