Después de once años de que Blizzard North lanzó Diablo 2 y su expansión, Diablo 2: Lord Of Destruction, Blizzard sacó a la venta el nuevo juego de la franquicia: Diablo 3. Pasaron muchos años desde que anunciaron el proyecto y finalmente tuvimos la chance de ver lo que nos ofrecen.

Para los que no conocen la historia, el juego nos lleva a un mundo espiritual donde los ejércitos de la luz y la oscuridad luchan por el control de todo lo creado. De un lado, está el arcángel Tyrael, pero contra y el ejército de la luz se encuentran tres demonios hermanos: Diablo, Baal y Mephisto, quienes fueron desterrados al mundo mortal. En el mundo real, los tres demonios llenaron de sus males a los corazones humanos, causando grandes conflictos y tristeza. Sin embargo, Tyrael capturó con la ayuda de los mortales a los tres hermanos en tres piedras, conocidas como soulstones (piedras de almas, en inglés). Pero eso no los detuvo. Diablo logró corromper al héroe que lo había intentado destruir y liberó a sus tres hermanos. En el segundo juego, jugador derrota a Mephisto y Diablo, y destruye sus soulstones, pero es hasta la expansión que el jugador vence a Baal, aunque Tyrael tiene que destruir la soulstone del mundo, corrompida por este último demonio.

En Diablo 3, después de que pareciera que el mundo mortal iba a prosperar, se enfrenta a un nuevo mal. La campaña arranca cuando una estrella cae del cielo y los muertos y otros males llenan de terror un lugar conocido como New Tristram. Un nuevo héroe llegará a la región para investigar sobre los horrores que han emergido.

El jugador puede escoger a uno de cinco personajes diferentes (hombre o mujer): el primero es el Barbarian (Bárbaro en español), quien se especializa en espadas, hachas y otras armas de melee pesadas; el segundo es el Demon Hunter (Cazador de Demonios), este personaje no es tan robusto como el primero, pues se espcializa en armas a distancia, como los arcos y ballestas; la tercera opción es el Wizard (Arcanista en español), éste se especializa en la magia; el cuarto personaje es el Monk (Monje), y se especializa en el uso espadas, báculos e incluso sus propios puños para destruir a sus oponentes, además de auxiliarse de mantras; finalmente, tenemos al Witch-Doctor (Santero en español), quien le recordará a los veteranos un poco al Necromancer, éste usa sus poderes para convocar a criaturas y muertos para que peleen por el, y usa maldiciones contra los enemigos.

Estos cinco personajes tienen sus propias habilidades para desarrollar, aunque los de Blizzard consideraron que ya no era necesario que el jugador manejara las estadísticas de su personaje (como la fuerza o la defensa). Otro cambio que hicieron, que también reduce la personalización de cada jugador, es la limitación de las armas, ejemplo: en Diablo 2, uno tenía la posibilidad de ser un Barbarian y portar un arco o ballesta (aunque no fuera lo mejor), pero tenía la libertad de usar el arma que quisiera; ahora, el Demon Hunter se cierra al uso de arcos y ballestas, y el Barbarian se ve obligado a usar puras armas de combate cuerpo a cuerpo. Por otro lado, cada personaje tiene piezas de armadura que ningún otro puede portar, como las capas de los Demon Hunters, haciendo a cada uno único, a diferencia del juego pasado, donde todos usaban de todo.

A la hora del combate, Blizzard expandió los poderes que pueden usar de manera efectiva. En lugar de tener uno en el click derecho y otro en el izquierdo, aprovecharon el uso de las teclas para que los jugadores no se limiten a un ataque estándar y un especial. Además, un detalle bastante agradable, es que los personajes no tienen maná (la energía que todos tenían para usar los poderes en la entrega pasada), sino que cada uno usa su propia esencia, el Barbarian: la furia, el Demon Hunter: odio y disciplina, el Monk: espíritu, por mencionar algunos. Lo más importante, es que, con estas características que ofrecen, a pesar de que el juego se puede cerrar a puros clicks, no se hace monótono, pues las habilidades que se tienen a disposición del personaje, el modo multijugador, los acompañantes y el ambiente, de lo cual hablaremos a continuación, hacen todo muy completo para el entretenimiento.

Los acompañantes y el ambiente complementan al juego todavía más que el juego anterior. Estos primeros, a diferencia del juego anterior, no mueren cuando su vida se agota, sino que caen un momento para que les llegue su segundo aire; se levantan y siguen luchando. Quizá no es tan real como en Diablo 2, donde los acompañantes morían y ahí quedaban, pero definitivamente facilita las cosas (no tienes que ir por otros) y abarata la compañía, que en momentos difíciles, conseguir acompañantes cada cinco minutos puede resultar muy desesperante.

El medio ambiente, por otro lado, es, como en la mayoría de los juegos de Blizzard, una de las mejores características. Ahora sí, los muchachos de la desarrolladora se lucieron y presentaron un ambiente interactivo, por no llamarlo destructible, el cual puedes aprovechar contra tus enemigos en cualquier momento. Puedes caminar en un calabozo y tirar candelabros, libreros o muros sobre tus enemigos, si hay una mesa en tu camino la puedes convertir en astillas (que no lastimarán al enemigo pero sigue siendo divertido para ver) y hasta tienes la posibilidad de, después de matar a tus enemigos, ver como se incineran, electrocutan o simplemente aventarlos por el campo de juego.

Este juego que tomó años en realizar, a pesar de que se apega mucho al modo tradicional de la franquicia, deja a los jugadores con un buen sabor de boca, pues ofrece hartas horas de juego en modo de un jugador o multijugador (recomendado). Ahora que viene el verano, aprovechen sus horas que jugar dos horas no les parecerá suficiente.

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