México es un país desigual, eso ya lo sabemos. Las diferencias entre las clases más privilegiadas y las más vulnerables son tan marcadas como insultantes. Las torres empresariales coexisten con hogares con techo de lámina y pisos de tierra en perímetros cerradísimos. México está entre los veinte países con más millonarios en el mundo y también entre los 15 en los que más personas no pueden alimentarse correctamente. La opulencia desbordada y la pobreza sin control son las dos caras de esta misma moneda: la desigualdad. La situación es complicada, lo sabemos. Pero nunca antes con tanta certeza como ahora. De acuerdo con un estudio realizado Miguel del Castillo, profesor del ITAM, para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 1% más acaudalado de la población mexicana posee la tercera parte de la riqueza del país. Así como lo leen.
Según el mismo estudio, tan sólo 10% de los mexicanos tienen dos terceras partes de los activos totales de la nación. Esta investigación fue presentada el pasado lunes 14 de agosto en el Senado de la República.
El problema de esta situación, apuntó del Castillo, no es la riqueza per se, sino cómo se genera y cómo se distribuye. El especialista indicó que si el monto total de la riqueza (80.6 billones de pesos) se repartiera de manera equitativa entre todos los mexicanos, cada ciudadano tendría un patrimonio cercano al millón de pesos. De acuerdo al estudio La distribución y desigualdad de los activos financieros y no financieros en México (pueden consultarlo en este enlace), la desigualdad en nuestro país se hace más evidente cuando solamente se toman en cuenta los activos financieros (dinero e inversiones financieras, etcétera) y se dejan de lado los físicos (automóviles, casas, terrenos y bienes del hogar). En este escenario, plantea el informe, 80% de la riqueza es propiedad del 10% más rico.
Ricardo Fuentes-Nieva, director ejecutivo de Oxfam México, declaró al diario español El País, que la paradoja mexicana es que el país ha crecido poco en los últimos 20 años, pero que la pobreza se ha mantenido constante y la riqueza de unos pocos ha ido incrementando. “El 1% de las familias mexicanas podrían comprar todo lo que tienen el 95% de las unidades familiares más pobres y eso, más allá de lo económico, nos permite ver la desbalanza de poder“, relató el director de la ONG a la publicación. De acuerdo con el autor del estudio, México es un país con mucha riqueza natural, tiene minerales y petróleo, una extensa costa, recursos hídricos, bosques y suficiente superficie agrícola para alimentar a sus habitantes, y una compleja vecindad con los Estados Unidos, país con la mayor producción mundial.
Del Castillo concluye que en los últimos años esta riqueza se ha visto acrecentada por la producción de activos físicos y por el crecimiento de los financieros, aunque el problema es que la repartición continúa siendo muy desigual.