Lo que necesitas saber:
Arqueólogos mexicanos encontraron una increíble ofrenda de la época de Moctezuma en el Templo Mayor de la CDMX.
¿Se enteraron? Desde hace algunos días, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que sus investigadores descubrieron una increíble ofrenda en el Templo Mayor de la CDMX, la cual sería de la época del mismísimo Moctezuma.
La ofrenda que encontraron en el Templo Mayor
Como les contábamos aquí arriba, el INAH presumió que sus arqueólogos descubrieron una ofrenda dentro del Templo Mayor, el cual se encuentra en el mero Centro Histórico de la Ciudad de México, la cual correspondería a la época en que gobernó Moctezuma, entre los años 1440 y 1469 d.C.
Sí, de acuerdo con los expertos, al soberano mexica le importaba muchísimo que las ofrendas que se enterraban en el templo de Tenochtitlán, reflejaran la riqueza de los territorios que gobernaba y que habían sido conquistados por la llamada Triple Alianza.
¿Cómo dieron con la ofrenda?
Los expertos descubrieron la magnífica ofrenda en la plataforma de la fachada trasera del Huei Teocalli, a unos cuantos centímetros de una zona que hace 123 años fue dañada por la instalación de un colector de aguas residuales.
Ahí mero, los arqueólogos dieron con una extraña caja, que al momento de revisar, se percataron que se trataba de una ofrenda de la etapa IV del Templo Mayor, la cual corresponde a la época en que gobernó el primer Moctezuma.
Figuras de hace mil años de antigüedad
Pues al abrir la caja y explorarla, el equipo del Proyecto Templo Mayor encontró 14 esculturas antropomorfas masculinas y una figura femenina, todas talladas en piedras verdes. Además, destacaron, la más grande mide unos 30 centímetros de alto, y la más pequeña unos tres centímetros, cada una con “rasgos esquemáticos característicos del estilo Mezcala de la sierra norte de Guerrero”.
“Si bien es sabido que los cohuixcas y los chontales de esa región fueron conquistados en tiempos de Moctezuma Ilhuicamina, lo llamativo es que las figurillas Mezcala que otros arqueólogos han recuperado en contextos arqueológicos guerrerenses están fechadas del periodo Preclásico Medio (1200-400 d.C.) al Epiclásico (650-900 d.C.)“, explica el INAH sobre las figuras talladas en piedra.
“Esto quiere decir que, cuando los mexicas sometieron a esos pueblos, las figurillas ya eran verdaderas reliquias, algunas de ellas de más de mil años de antigüedad, y es de suponer que servían como efigies de culto, de las que se apropiaron como botín de guerra”, agregó el arqueólogo Leonardo López Luján.
Por esta razón, los arqueólogos concluyeron que después de que trajeron las figuras a Tenochtitlán, fueron objeto de una resignificación religiosa, tal como se puede ver en los restos de una pintura facial alusiva a Tláloc, agregada por los mexicas a una de ellas.
¿Qué más encontraron dentro de la ofrenda?
Dentro de la ofrenda que descubrieron en Templo Mayor, los investigadores igual encontraron dos pendientes en forma de serpientes de cascabel, 137 cuentas de diferentes piedras verdes, arena marina y mil 942 conchas, caracoles y corales.
Todos estos objetos marinos serían procedentes de las costas del océano Atlántico conquistadas por la Triple Alianza en tiempos del primer Moctezuma, pero también se hará su identificación biológica.
Habría más ofrendas parecidas en Templo Mayor
Los expertos explican que este descubrimiento se dio luego de encontrar un patrón visto con otras ofrendas, el cual consiste en cofres de piedra sepultados bajo las cabezas de enormes serpientes de la plataforma del Templo Mayor.
“En náhuatl clásico, estos cofres eran conocidos como tepetlacalli –de tetl, piedra, y petlacalli, caja de petate–. En sus hogares, los mexicas acostumbraban guardar en cofres de petate sus más preciadas pertenencias, como plumas finas, joyas o prendas de algodón, y si lo vemos desde el Templo Mayor, que representa a una montaña sagrada repleta de mantenimientos, podemos imaginar a los sacerdotes almacenando en estas ‘petacas de piedra’ los símbolos por excelencia del agua y la fertilidad: esculturas de los dioses de la lluvia, cuentas de piedra verde, conchas y caracoles“, señala el arqueólogo López Luján.
Por esto mismo, los investigadores creen que podría haber más ofrendas en Templo Mayor. Sí, para 2024 pedirán al INAH un permiso para remover temporalmente una cabeza de serpiente que está en el costado norte para saber si ahí se encuentra otra.