Estamos muy emocionados por la llegada del próximo Mundial de Futbol, una época en la que —aunque seas de los que no les gusta el pambol— tenemos una oportunidad para pasar un buen rato, disfrutar del ambiente o hasta empaparte de la amistad que inunda el planeta. Es bonito todo lo que puede lograr el balón.
La cosa es que en este 2022 el esperado evento de la FIFA se llevará a cabo en Qatar y esa decisión… híjole.
Seguramente ya han escuchado que Qatar ha sido acusado por tremendas violaciones a los derechos humanos; por eso acá queríamos contarles exactamente de qué los acusan, qué tan grave está la situación y por supuesto, cómo es que la FIFA le hizo para voltear hacia otro lado a la hora de organizar el Mundial.
Uno de los principales señalamientos on sus derechos laborales que rayan en la esclavitud.
¿Esclavitud moderna en Qatar?
Como les decíamos, uno de los detalles más importantes de las fallas de derechos humanos en Qatar está en sus derechos laborales.
El sistema en cuestión se llama Kafala.
¿Eso qué cuernos es? Pues el sistema Kafala en Qatar es un sistema en el que los trabajadores migrantes necesitan tener un “padrino” al interior del país. Ese padrino —que puede ser una empresa— es el que se encarga de su estatus migratorio, sus condiciones de vida y por supuesto, de su sueldo.
Amnistía Internacional hizo un reporte sobre los problemas de estos derechos laborales y prácticamente rasguña en esclavitud.
Señalaron que el sistema Kafala de Qatar hace que los trabajadores migrantes pierdan sus pasaportes, no puedan cambiar de trabajos e incluso que sus patrones les retengan sus salario con la amenaza de ser deportados.
Viven en condiciones terribles, además. Se ha reportado que el salario mínimo —que en 2020 se actualizó a 275 dólares mensuales— no alcanza para vivir en Qatar y las personas trabajan en situaciones inseguras. Un reporte calculó que al menos 6 mil 500 trabajadores migrantes han muerto desde que comenzaron las preparaciones del Mundial de Futbol.
La gran mayoría de estos trabajadores venía de países como India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka.
¿Lo más rudo de estas acusaciones? Estos trabajadores que murieron en condiciones complicadísimas se dedicaban, en su mayoría, a la construcción de estadios, caminos, puentes y hoteles para recibir los eventos de la FIFA.
A finales de 2020 se crearon nuevas leyes laborales que permitían cambiar de trabajo sin pedirle permiso a esos “padrinos” o que intentaban vigilar que se acabaran los robos de salarios con amenazas de deportaciones. Sin embargo, un reporte de Amnistía Internacional aseguraba que en 2022 seguía sucediendo.
Otros 4 derechos (no) humanos en Qatar
El problema es que los derechos laborales no son los únicos derechos humanos que se ponen en peligro en Qatar.
Uno de los problemas, por ejemplo, está en la falta de derechos políticos.
Qatar es una emirato. O sea, una especie de monarquía característica del mundo árabe… pero en 2021 tuvieron unas históricas elecciones para elegir a 30 de los 45 miembros del parlamento. Nomás que salieron varios detalles importantes: como que 15 de los lugares ya venían elegidos automáticamente por el Emir.
En las votaciones, además, no podía participar nadie que no tuviera abuelos qataríes y por supuesto, en los 30 lugares hubo muchas irregularidades, como cambios de último momento o que no se eligió ninguna mujer.
Hablando de, otra de las importantes violaciones a de derechos humanos involucra el papel de las mujeres y un sistema llamado tutela masculina.
Solo para que se den una idea de lo preocupante que esta tutela masculina.
La tradición dice que todas las mujeres tengan un tutor hombre que normalmente es su padre, hermano, abuelo o tío. En el caso de las mujeres casadas es su esposo. Está muy canijo: las mujeres necesitan el permiso oficial de su tutor para todo tipo de trámites como casarse, estudiar, trabajar, viajar o recibir tratamientos médicos.
Una mujer —aunque este divorciada, cosa que de por sí es casi imposible con las leyes qataríes— no puede actuar como tutora de sus hijos.
Siguiendo con las complicaciones de derechos humanos en Qatar tenemos que hablar de la libertad de expresión.
Amnistía Internacional recuerda el caso de Malcolm Bidali, un activista keniano enfocado en los trabajadores migrantes. Fue arrestado y lo tuvieron durante un mes en solitario, sin la posibilidad de ver un abogado. Después lo declararon culpable de un extraño delito: “esparcir noticias falsas con la intencion de dañar al Estado”.
También arrestaron a los participantes de una manifestación. A ellos los acusaron de “usar redes sociales para promover los conflictos raciales”.
Otra de las fallas en derechos humanos de Qatar habla de la comunidad LGBT.
Para empezar —nomás para que le calculen la gravedad—, las relaciones del mismo sexo están prohibidas por ley en Qatar. Literalmente su Código Penal castiga lo que ellos llaman “Sodomía” en su artículo 296. Carga una pena de 7 años de cárcel para cualquiera que sea acusado.
Con este historial y esta resumida lista de violaciones a derechos humanos, uno se imaginaría que la llegada del Mundial de Futbol habría cambiado las cosas, ¿no? Pues no, porque la FIFA ha volteado para otro lado.
¿La FIFA volteó para otro lado?
Desde que se anunció que Qatar recibiría la Copa Mundial de la FIFA se armó la polémica con la situación de derechos humanos en el país árabe. ¿Pero qué ha dicho la FIFA o cómo es que este evento deportivo ha continuado sin ninguna clase de cambios o retrasos? Es bastante interesante… porque no ha pasado mucho.
En medio de la polémica —en 2016— la FIFA adoptó un reglamento de Derechos Humanos.
Ese reglamento está basado en los estándares de la ONU y específicamente, después de los reclamos de esclavitud tras darle el Mundial a Qatar, le agregaron detalles específicos de la Organización Internacional del Trabajo.
“La FIFA tiene el compromiso de evitar causar o contribuir a que sus propias actividades tengan consecuencias negativas sobre los derechos humanos, y de abordarlas y remediarlas cuando estas se produzcan”, dice el documento. Con eso en mente hicieron un Comité que —al menos en papel— le haría recomendaciones a Qatar.
Ahí fue cuando Qatar modificó sus reglas laborales, cambiando algunos detalles del polémico sistema Kafala.
¿Lo curioso? A pesar de que organizaciones internacionales como Human Rights Watch o Amnistía Internacional descubrieron que —con todo y los cambios— la situación seguía siendo precaria y preocupante, la FIFA felicitó a Qatar por su compromiso con los derechos humanos.
“Tenemos que hacer notar el enorme progreso que se ha conseguido”, decía Gianni Infantino, el presidente de la FIFA.
Por su parte, Fatma Samoura, una diplomática senegalesa que fue noticia mundial al convertirse en la primera mujer en ser la secretaria general de la FIFA tomaría un camino distinto, al acusar que… no solo Qatar tenía problemas de derechos humanos. “Podría decir que los derechos humanos son un problema de todo el mundo, no específico de Qatar”, dijo en una entrevista para Al-Jazeera.
“Cuando los niños africanos se ahogan en el Mediterráneo, nadie señala a los países que nos les permiten el acceso”, señaló Samoura.
Los funcionarios de FIFA también han aplaudido los cambios de la Kafala, aunque no se hayan reflejado profundamente. “Los problemas siguen existiendo, como en todos los países del mundo”, decía Infantino.
¿Y a la hora de que llegue el Mundial? Pues los problemas seguirán existiendo.
Aunque la página oficial del Mundial de Qatar asegura que todas las personas —incluso las de la comunidad LGBT— son bienvenidas a visitar el país o quedarse en el mismo cuarto de hotel, gobiernos de todo el mundo han alertado por ser muy cuidadosos con cómo se lleva la vida en público.
Y la FIFA tampoco ha salido muy bien librada de la polémica, ni de las porras que le han puesto a los avances gubernamentales.
En una carta abierta, organizaciones de derechos humanos de todo el mundo le pedían a la FIFA que donara dinero a remediar los abusos. Específicamente están promoviendo un fondo de 440 millones de dólares —la misma cantidad de premios deportivos que se reparten— para resarcir los daños que miles de trabajadores migrantes habían sufrido en la construcción de las amenidades para recibir el Mundial de Qatar.
A unos cuantos meses de que gire el balón, la FIFA no ha respondido.