Beatriz Guillén, periodista del diario El País, entrevistó a una sargento que contó su experiencia al denunciar un abuso sexual dentro del Ejército de México. Sí, principalmente sobre todos los obstáculos que se encontró intentando encontrar justicia al interior de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
La experiencia de una sargento al denunciar abuso sexual en el Ejército
Como les contábamos, El País publicó este pasado 16 de junio una entrevista a una sargento que relató cómo fue su experiencia al denunciar abuso sexual al interior del Ejército de México, sobretodo los problemas que tuvo que enfrentar solo por querer justicia.
Fue justo a finales de abril de este 2022, hace tan solo tres meses, que la sargento denunció abuso sexual por parte de un teniente coronel de infantería identificado como Dorian N.
Sin embargo, en lugar de encontrar justicia en su caso, solo se ha topado con obstáculos y asegura que su vida, desde el momento en que decidió denunciar a su agresor, se ha convertido en una pesadilla.
Al respecto, la militar de 30 años dice que lo único que ha conseguido es echarse encima a todo el ejército mexicano; por ejemplo, la han separado de sus funciones, sus compañeros la aislaron, la acusaron de insubordinación y hasta la han amenazado de muerte.
Y si se atreve a dar esta declaración, es por temor a que su situación llegue más lejos: “Temo que la situación vaya más allá y me violen o me desaparezcan. Quiero que quede todo por escrito”.
El caso de la sargento
Todo pasó el pasado 23 de abril, cuando la sargento primero auxiliar de informática fue al departamento de archivo para consultar información sobre unas impresoras. Y es que en su puesto en Tapachula, Chiapas, tenía que juntar todas las impresiones que se habían realizado en ese mes en la 36 zona militar.
Como le faltaban solo los datos del batallón 61, en Tonalá, y del 100, en Chiapas Nuevo, fue a éstos y mientras la atendía un soldado a través de una reja, cuenta que sintió como alguien la tomó con fuerza de la cintura y empezó a tocarla en diferentes partes como en su pecho, a pegar su cuerpo, su miembro, hasta que la embistió.
“Me volteé y el teniente coronel Dorian me soltó. Se empezó a reír y me dijo: ‘Ay, perdón, te confundí con Karina’. Y se fue riendo. Yo me quedé atónita, blanca, no supe qué hacer. Vi cómo se encontró a otro de justicia y le dijo riéndose: ‘Ay, ya la cagué, ya la regué’, y se metieron en su oficina“, agrega.
Ella explica que no le gustaba llevarse con él porque no quería que se dieran malas interpretaciones. Además comenta que se sintió defraudada consigo misma, ya que cuenta que en la secundaria le había pasado algo parecido, pero desde esa vez se había jurado que ya no dejaría que le pasara lo mismo.
Decidió denunciar a su agresor
No lo dudo y al siguiente día la sargento fue a presentar una denuncia por abuso sexual al centro de justicia número 18 del Ejército, conocido como El Sabino, en Chiapas.
Aunque la respuesta no fue la que esperaba: “A las dos horas de enviarla, bajó un comandante a comunicarme que no iba a proceder. Me dijo: ‘No lo voy a meter porque con este parte le vas a arruinar la carrera militar al jefe’“.
Esto solo la impulsó a seguir buscando justicia, por lo que llevó su caso a la dirección general de Derechos Humanos, al Observatorio de la Mujer y al comandante de la Séptima Región Militar, la cual está en Tuxtla Gutiérrez.
Pero la respuesta de este último organismo tampoco es la que pensó recibir: “El citado Observatorio de Igualdad carece de facultades para conocer sobre las conductas que usted refiere“. Cabe señalar que, según El País, esta dependencia militar se creó en 2011 para, supuestamente, “eliminar cualquier forma de discriminación por motivos de género”.
Compañeras le dicen que desistan
Por otra parte, luego de que denunciara, compañeras que han pasado por la misma experiencia, le han recomendado que desista, que no insista más con la acusación.
Días después, Derechos Humanos provocó que los mandos militares decidieran comenzar un protocolo para la prevención y atención al hostigamiento sexual, y también remitieron su denuncia al centro El Sabino.
¿Qué pasó? Llegó el 7 de mayo, y como no avanzaba su caso, volvió a insistir a la comandancia el 13 del mismo mes, escribiendo lo siguiente: “Han transcurrido 19 días naturales desde que se cometió el hecho denunciado sin que se me haya recibido mi entrevista así como tampoco se me ha designado por parte de la autoridad ministerial asesor jurídico ni se han decretado las medidas de protección”. El Estado Mayor solo le contestó que ya se había canalizado su caso a la Fiscalía General de Justicia Militar, en la CDMX, y que todo el proceso se realizaría allí.
A pesar de esto, empezaron a seguirla y se tuvo que mudar de casa, recibió amenazas de muerte, sus compañeros dejaron de hablarle, ya no puede entrar a zonas de trabajo, le abrieron dos carpetas de investigación acusándola de insubordinación y extracción de documentos, y le advirtieron que podrían expulsarla del Ejército.
“El comandante de la séptima región dijo que las personas que trabajábamos dentro y denunciábamos éramos gente desleal, que no merecíamos estar en el ejército, que lo que pasaba en el ejército se tenía que quedar en el ejército“, dice y luego cuenta a Beatriz Guillén de El País lo siguiente: “También me han dicho que cómo me atrevo a denunciar, que si no me da vergüenza: ¡vergüenza le hubiera de dar a él! Yo me estoy defendiendo. Lo que él hizo es un abuso sexual agravado de un servidor público a otro“.