Sólo en México… Con la finalidad de obtener una confesión de un ciudadano de Tabasco, policías federales lo torturaron a él, a su esposa y 3 hijas menores de edad.
En la versión oficial de los hechos, el caso se desarrollaría dos años atrás cuando el padre de familia fue detenido el 7 de noviembre de 2015 en una bodega con domicilio en el estado de Tabasco, donde supuestamente el hombre escondía droga y gasolina robada. Esta versión añade que el padre declaró que fue en este lugar donde lo detuvieron y, además, que formaba parte de un grupo delictivo. Hasta aquí, esta era una supuesta versión oficial de los hechos.
Tras dos años de investigaciones, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CDNH), llegó a la conclusión de que esas declaraciones se obtuvieron a través de mecanismos de tortura y que, sin ser suficiente, las acusaciones fueron fabricadas.
En una recomendación que hizo la CNDH a Alberto Elías Beltrán, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, la institución señala que fueron localizados 3 testigos que se encontraban el día que sucedió el lamentable episodio para esta familia y a través de los cuales se confirmó que la familia fue atacada el 6 de noviembre y detenida afuera de su hogar, es decir, un día antes de lo que dicta la versión oficial y en un sitio totalmente diferente.
En la versión reconstruida por la Comisión, la familia fue detenida a las afueras de su domicilio cuando ésta se encontraba en su vehículo. Según su investigación, dos camionetas, una sin logotipo y otra de la Policía Federal, llegaron al lugar y abordaron a la familia.
La madre y las hijas permanecieron en el carro, preocupadas y alteradas con lo que sucedía mientras que el jefe de familia fue bajado del auto y subido a otro. En este lapso de tiempo, las armas siempre estuvieron visibles y apuntando a la familia.
Mientras el padre era separado de sus hijas y su esposa, ellas se quedaron en el carro para que minutos más tarde, los elementos de seguridad tomaran a la madre, le vendaran los ojos y la llevaran a otro auto mientras que sus pequeñas se quedaron esperando y gritando dentro del carro familiar.
Cuando lo anterior sucedía, los mismo elementos de seguridad se metieron a la casa de la familia y extrajeron diversos objetos, entre los que, según los testigos, sólo alcanzaron a ver una carriola.
Cuando toda la familia fue detenida, incluyendo las menores que fueron tapadas de los ojos con gorras de los policías, éstos se la llevaron a un lugar no identificado a aproximadamente 3 horas de distancia.
En la narración del padre (que puede leerse completa aquí), él y su familia fueron torturados por policías que comenzaron a gritarle que violarían a su esposa e hijas.
“No ratifico los delitos que se me imputan, ni mi declaración puesto que fui torturado físicamente y psicológicamente, amenazado y obligado a declarar, debido a que personal de SEIDO me detiene en mi domicilio, junto con mi esposa, así como, a mis tres hijas, los cuales nos suben en distintas unidades y nos llevan detenidos, obligándome a firmar y declarar puesto que si no lo hacía iban a violar a mis hijas y a mi esposa, inclusive las iban a tirar al río Grijalva”.
En la narración de la madre, ésta describe que en el inmueble al que fueron llevados continuaron separadas de su esposo y mientras él era torturado (porque escuchaban sus gritos) ella y sus hijas fueron amenazadas psicológicamente mientras una de las menores era apuntada con un arma de fuego.
Horas más tarde, ella y sus hijas fueron abandonadas en la carretera Villahermosa-Teapa y tuvieron que regresar a pie a su casa, misma que se encontraba encadenada pues los vecinos querían impedir que los policías siguieran saqueando su vivienda.
Hoy, dos años después, el padre aún enfrenta proceso en prisión por los delitos que tuvo que confesar siendo torturado. Además y de acuerdo a la investigación, las menores sufrieron traumas psicológicos.