Cuando vamos al estadio a ver un juego de futbol a veces nos toca sentarnos cerca de un aficionado gritón que se la pasa insultando a los jugadores. Se entiende que quien paga un boleto tiene derecho a expresarse desde las tribunas pero ¿cuál es el límite?
Se cree que un jugador profesional debe estar más que curtido en escuchar insultos, mentadas de madre y críticas desde las gradas (sino pregúntenle a Layún o al Kikín); es por eso que esta imagen no deja de sorprendernos: durante un juego de la liga turca, un futbolista rompió en llanto después de enfrascarse en una discusión con un aficionado.
No sabemos qué es lo que dicho aficionado le habrá gritado a Volka Sen, jugador del Trabzonspor, pero su reacción no fue normal. Incluso tuvo que ser consolado por sus compañeros, rivales y el árbitro, mientras en las tribunas el repudio hacia el aficionado gritón no se hizo esperar.
¿Insultos racistas? ¿Se habrá metido con su mamacita? ¿El jugador ya traía demasiada presión encima? Lo cierto es que a veces se nos olvida que los deportistas profesionales también son humanos y pueden tener momentos de desahogo.