Ahora que anda por tierras mexicanas, el presidente de Uruguay, José Mujica, comentó sobre la experiencia que en su país se ha tenido con la legalización de estupefacientes. Y ya que combatir su fabricación y venta ilegal “te cuesta y es peor” -como está más que probado en México- por qué no optar por otra solución.
“Lo que es inevitable mejor no enfrentarlo, organizarlo, legalizarlo y regularlo, y no lo quieras tapar porque cuanto más los quieres tapar, más te cuesta y es peor”.
Al sugerir a las autoridades mexicanas la legalización de drogas, Mujica no se refirió a la reciente autorización que en su país hay para la disposición de marihuana, sino que lo hizo mencionando la nacionalización de la producción de “alcohol de boca”, por la que se optó a principios del siglo XX, en lugar de aplicar una ley seca.
Con dicha nacionalización, las autoridades uruguayas se dieron la libertad de fabricar y cobrar caro el alcohol. Con el dinero que se obtuvo de proveer de chupe a los bebedores empedernidos, se tuvo dinero para atender servicios de sanidad. Aparentemente todos salieron ganando… ya con esa experiencia los uruguayos “aprendimos la lección” y fue así que en años recientes se optó la regularización de la venta de marihuana.
Pepe Mujica se encuentra en nuestro país para participar en la XXIV Cumbre Iberoamericana, pero antes de eso estará en Yucatán y también se hará presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La plática sobre las bondades de regular la venta de sustancias prohibidas la hizo durante su paso por Cancún, Quintana Roo, donde acudió como testigo de honor a la sesión del cabildo donde se dio el hermanamiento del municipio con Punta del Este.
Además, la visita del presidente uruguayo se da tras haber hecho unas declaraciones que incomodaron bastante a las autoridades mexicanas. En una entrevista para la revista Foreign Affairs, Mujica calificó de terrible lo ocurrido con los normalistas de Ayotzinapa y señaló que –visto a la distancia– parecía que el Estado mexicano había sido carcomido por la corrupción. En resumidas cuenta, daba la impresión que México era un Estado fallido.
Tras la polémica de sus declaraciones, un comunicado de la SRE y una petición para un encuentro con un el canciller uruguayo en México, Mujica tuvo que aligerar lo dicho y terminó por decir que “tanto México, como Honduras y Guatemala no son ni serán (…) estados inocuos o fallidos, porque tienen cimientos históricos de naciones precolombinas, tienen capital político en sus partidos y en sus decisiones democráticas, que están por encima de las vicisitudes de hoy”.