“Mi coraza es como diez escudos, mis dientes son espadas, mis garras lanzas, el impacto de mi cola es un rayo, mis alas un huracán y mi aliento es muerte.” Smaug
Ha pasado un año desde que el universo y los personajes creados por J. R. R. Tolkien llegaron de nuevo a la pantalla grande con El Hobbit: Un viaje inesperado, una vez más, de la mano de Peter Jackson, quien decidió tomar el libro El Hobbit y dividir su historia en tres películas para relatar el viaje realizado por el hobbit Bilbo Baggins, el mago Gandalf y un grupo de valientes enanos liderados por Thorin “Escudo de Roble”.
El Hobbit: Un viaje inesperado, funcionó para presentarnos a algunos de los personajes más importantes de la historia, esta primera cinta cumplió y sirvió para introducirnos a una nueva aventura que poco a poco se va volviendo más interesante en El Hobbit: La desolación de Smaug.
El segundo acto de El Hobbit, inicia con un flashback en el que se muestra un encuentro que tuvieron Thorin y Gandalf. Se trata de un momento muy importante debido a que en él se explica de una forma muy rápida la razón por la que los enanos y el mago reclutaron a Bilbo en su grupo.
Después de ese breve viaje al pasado, la secuela se sitúa justo en el momento en el que nos quedamos en la cinta anterior, con el hobbit y sus compañeros escapando de los orcos que los persiguen. Conforme avanza la película, se van presentando diferentes obstáculos para el grupo de viajeros y se revela el regreso de un peligroso enemigo al que todos recordarán de inmediato debido a su presencia en la trilogía de El señor de los anillos.
Al mismo tiempo, van apareciendo nuevos personajes, algunos de los cuales jugarán un papel muy importante en la historia, como Bardo y los elfos Legolas y Tauriel, quienes no están en el libro y aparecen en el filme para cumplir una función específica.
Sin duda, uno de los personajes que más expectativas han generado hasta ahora entre los cinéfilos, es el magnífico Smaug, el último de los grandes dragones de la Tierra Media, el cual expulsó a los enanos de la Montaña Solitaria y tomó su tesoro.
Peter Jackson y los ejecutivos del estudio hicieron todo lo posible por mantener en secreto la apariencia del temible dragón, con lo que sólo hicieron que nos diera más curiosidad al respecto, pero por fin podemos ver a Smaug en la pantalla grande y la verdad es que luce impresionante gracias al buen trabajo que se hizo con el CGI.
Smaug es un gran personaje, tiene una apariencia real e intimidante, sus movimientos están bien cuidados y posee una personalidad propia, además de que fue un gran acierto que su voz la hiciera el actor Benedict Cumberbatch. Smaug tiene buenos momentos a lo largo de la película, sobre todo en una de sus mejores secuencias, en la que sostiene un diálogo intenso e inteligente con un temeroso pero astuto Bilbo.
Al igual que Smaug, cada uno de los personajes que aparecen en El Hobbit: La desolación de Smaug, cumplen con un rol específico para que la historia fluya de la mejor manera posible. Todos los elementos de la película están muy bien cuidados, salvo por el 3D, formato que pasa desapercibido.
La nueva película de Peter Jackson es buena y seguramente será una de las más taquilleras del año; sin embargo, en ocasiones se siente algo pesada debido a que es muy larga y parece que algunas partes están ahí sólo como relleno, pues realmente no aportan algo. Tal vez, Peter Jackson debió considerar la posibilidad de hacer un filme más corto.
El Hobbit: La desolación de Smaug, es una cinta recomendable para todo el público, les sugerimos que la vean en formato normal o en IMAX y, si pueden, traten de ver El Hobbit: Un viaje inesperado antes de ir al cine.
The Hobbit: The Desolation of Smaug (El Hobbit: La desolación de Smaug).
Estados Unidos, 2013
Director: Peter Jackson.
Elenco: Martin Freeman, Evangeline Lilly, Ian McKellen, Richard Armitage, Orlando Bloom y Luke Evans.
Estreno en México: 12 de diciembre.