El pasado 1 de mayo, diversas ciudades de Jalisco, entre ellas la capital, Guadalajara, fueron el escenario de ataques violentos del cártel Jalisco Nueva Generación en contra de elementos de seguridad locales y federales. El caso ya ha sido catalogado como un ataque frontal contra el Estado mexicano con motivo de la “Operación Jalisco”, un plan del gobierno para recuperar la seguridad en aquella entidad y su vecina Colima.

Quince muertos (seis militares, un policía y ocho presuntos delincuentes), decenas de “narcobloqueos” y gasolineras atacadas tras los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y hombres armados en el marco de la “Operación Jalisco” fue el saldo de aquellos hechos. Los seis miembros del ejército perdieron la vida a bordo de un helicóptero derribado con el uso de un lanzacohetes.

El hecho llamó la atención de la prensa internacional: ¿con qué clase de armas y tecnología cuenta el crimen organizado en México? Y lo que es quizá más importante: ¿de dónde viene?

Después de aquellos enfrentamientos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que había decomisado al cártel cuatro lanzagranadas y diez cohetes. No es poca cosa, y, por supuesto, representa sólo la punta del iceberg.

“La novedad es que le dieron al rotor y sí lo tumbaron, pero balaceras contra helicópteros ha habido. Fue muy grave lo sucedido, fue un reto frontal al Estado, pero no es un hecho sin precedentes”, explicó en entrevista para BBC Alejandro Hope, analista en seguridad pública.

“El hecho de que hayan atacado al helicóptero Cougar con unos cohetes que se lanzan a través de una granada, se llaman RPG, demuestra la capacidad de fuego de este grupo” explicaba antes para Televisa.

De acuerdo con Hope, el caso es grave, pero no demuestra ningún incremento en las fuerzas de ataque de los grupos de crimen organizado de México. Si esta observación debe alarmarnos en mayor o menos grado, es cosa aparte.

Lanzacohetes, AK-47, ametralladoras Uzi, fusiles Galil, granadas de fragmentación, fusiles Barret, fusiles AR-15 son parte del arsenal común de estas organizaciones.

El lanzacohetes tampoco es ítem nuevo en sus manos. Entre 2006 y 2012, 81 lanzacohetes tipo RPG (rocket-propelled grenade) fueron decomisados al narco. Tan sólo en el operativo del viernes, dos más fueron retenidos, junto a un par lanzacohetes LAW, armas largas, cortas y 4 mil cartuchos de diversos calibres.

De los lanzacohetes decomisados entre 2006 y 2013, 64 son de fabricación rusa, de acuerdo con La Jornada.

Los altos mandos del ejército que participaron en la operación y el propio Hope se sorprendieron al descubrir que un lanzacohetes diseñado para atacar tanques hubiera funcionado para derribar un helicóptero.

“Si una milicia en Somalia lo usaba, por qué no acá. Se encuentran en todos los conflictos internos del mundo. Aquí la sorpresa fue que le pegaron (al helicóptero), el tirador debe haber sido el primer sorprendido de que le pegó”, explica el analista.

La compraventa de armas es uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado a nivel mundial. Las disparidades en las leyes para adquirir armas en diferentes países alarma a los jefes de seguridad de los gobiernos.

El lanzacohetes usado contra el helicóptero el 1 de mayo en Jalisco, por ejemplo, provenía probablemente de Centroamérica:

“En algún momento se rastrearon cargamentos de granadas de fragmentación, que venían del Ejército de El Salvador, misiles LAW, arsenales militares de Honduras que habían sido regalados por Estados Unidos por los ochenta”.

No es extraño encontrar armas en el mercado negro que pertenecieron a fuerzas armadas en el pasado. Las fuerzas de seguridad se enfrentan contra arsenales usados por agencias oficiales del pasado en otras latitudes.

Según Hope, el 90% de las armas del narco provienen de Estados Unidos. Según una investigación del país vecino, el número se reduce al 70%. Alarmante en ambos casos.

“Hay como 8.000 armerías del lado americano en estados fronterizos, hay gun shows (feria de venta de armas)”, añade, “mercados secundarios de armas donde ahí no piden identificación de nada, no te hacen ninguna pregunta, es más difícil comprar un coche que un arma”.

AK-47 y AR-15 son las principales armas que el crimen organizado obtiene en Estados Unidos. A las compras en el mercado negro, se suman las del “mercado gris”: armas que son adquiridas de forma legal en algún país, pero importadas de forma ilegal en otro.

Los operativos bilaterales para detener el flujo de armas no son exitosos: siendo optimistas, sólo se detiene la entrada del 16%, afirma el doctor en Política Pública del Instituto Tecnológico de Monterrey, Eugenio Weigend Vargas, en un artículo publicado en Nexos el año pasado.

“[Un obstáculo en el combate es] la autonomía que posee cada estado en Estados Unidos para decidir sus propias regulaciones en materia de armas. Estas diferencias crean mercados grises que benefician las utilidades de la venta de armas en un lado de la frontera, mientras que fortalece a los grupos del crimen organizado en el otro”.

Para el investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), Martín Barrón “el principal tema es la capacidad financiera que tienen las organizaciones delictivas para la adquisición de material y equipo de guerra”.

“El segundo gran mercado de donde se dice que provienen muchos de los rifles AK-47, es el mercado asiático”, agrega.

Los analistas coinciden en una cosa: el Estado mexicano no debe contraatacar la violencia del crimen organizado con más violencia, ni contrarrestar su armamento con otro más sofisticado. Este es el momento de apostar por el incremento a operaciones de inteligencia y de llevar la batalla al plano de la información.

Vía: BBC, La Jornada

@plumasatomicas

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