Con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, queremos contarte algunos datos históricos, curiosos e interesantes sobre la relación entre México y Japón. Desde el primer viaje que llegó procedente de la nación del sol naciente, pasando por la visita del primer samurái a Acapulco, la suspensión de relaciones diplomáticas por el ataque a Pearl Harbor, hasta la reanudación de éstas y el papel del poeta Octavio Paz.
1610: Primer viaje de Japón a México
De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), los primeros contactos entre Japón y México se dieron hace más de 400 años, el 30 de septiembre de 1609, cuando el Galeón San Francisco sufrió un naufragio en las costas de Iwawada, actualmente Onjuku, después de visitar las Filipinas y de regreso a la Nueva España.
Así es, la tripulación de esta embarcación recibió ayuda por parte de los japoneses, por lo que se salvaron 317 de 376 viajeros que iban en la nave. Fue entonces que el gobernante japonés de la época, el shogún Tokugawa Ieyasu, ordenó al inglés William Adams que diera a los originarios de la Nueva España un nuevo barco para que pudieran regresar, al cual nombraron el San Buenaventura. Sería hasta el 23 de octubre de 1610 que la embarcación llegaría a territorio nacional.
1614: Llega el primer samurái a la Nueva España, Hasekura Tsunenaga
Cuatro años después del primer viaje que se realizó de Japón a México, en 1614, Hasekura Tsunenaga llegó a la Nueva España junto a 60 samuráis y 130 comerciantes japoneses. A esta visita lo envió el daimio católico Masamune Date, señor de la región de Sendai.
La misión del samurái, quien se había convertido a la religión católica, era la de convencer al Rey de España y al Papa para que autorizaran el envío de más frailes franciscanos de la Nueva España a Japón, aunque no lo logró.
De acuerdo con México Desconocido, Hasekura nació en Japón, creció como samurái y tenía ascendencia imperial. Sin embargo, en 1912, su padre fue acusado de traición y ejecutado, y pudo correr con la misma suerte; aunque Masamune decidió perdonarle la vida para que cumpliera con la misión que finalmente le encomendó, que a pesar de que no cumplió, lo convirtió en el primer diplomático japonés en llegar a México.
1874: Astrónomos mexicanos viajan a Japón para observar Venus
En 1874, un grupo de astrónomos mexicanos viaja a Japón para observar el planeta Venus. Sí, esta comisión de científicos nacionales, que estaba encabezada por Francisco Díaz Covarrubias, quería era estudiar el paso del astro frente al sol el 9 de diciembre de esa año, y así determinar las dimensiones reales de todo el sistema solar.
Después de su viaje por el país asiático, los astrónomos mexicanos presentaron un reporte de todas sus observaciones, el cual recibió elogios por parte de colegas de Estados Unidos, Francia y Rusia. Pero también realizaron un reporte completo sobre la situación económica, política y social de Japón, recomendando al gobierno mexicano establecer relaciones diplomáticas, de comunicaciones y comercio con esta nación.
1882: México establece relaciones oficialmente con Japón
Fue en 1882 que México propuso a Japón establecer relaciones diplomáticas, aunque las negociaciones tardarían cerca de seis años, hasta que el 30 de noviembre de 1888, cuando gobernaba Porfirio Díaz, se establecerían oficialmente en Washington, Estados Unidos.
Este Tratado de Amistad, Comercio y Navegación fue el primero que firmó el país asiático en “términos de igualdad”; mientras que para México, fue el primer acuerdo que firmó con una nación asiática.
1897: Migrantes japoneses llegan a Chiapas para producir café
Casi 10 años después, en 1897, llega el primer grupo de migrantes japoneses a México para establecer una compañía productora de café en Acacoyagua, Chiapas. Sí, de acuerdo con la página Descubra a los Nikkei, esta comunidad llamada Colonia Enomoto, de 35 personas, salió del puerto de Yokohama para empezar a cultivar en tierras mexicanas.
Tras un viaje de 47 días, llegaron al puerto de San Benito, en Chiapas, el 10 de mayo de 1897, pero sería nueve días después, que la comunidad japonesa fundaría su colonia, la primera de ellas en México. Aquí sufrieron algunas dificultades para sembrar el café por las altas temperaturas, las abundantes lluvias, así como por enfermedades como la fiebre amarilla y la malaria. Aunque lo que provocó que esta colonia se disolviera, fue la situación económica, por lo que muchos decidieron regresar a Japón y otros moverse al centro de nuestro país.
1900: El poeta José Juan Tablada viaja a Japón
Ya a inicios del siglo XX, Jesús Luján, mecenas de la Revista Moderna, envía al poeta José Juan Tablada a Japón. Aquí, según la Secretaría de Cultura, escribe y envía crónicas de su viaje a la publicación, en las que hablaba sobre las costumbres japonesas, así como sobre su sensibilidad plástica. Gracias a esto, después de su regreso a México, el escritor comenzó a adaptar al español la estructura poética conocida como haikú.
Aunque sería hasta 1919 que el poeta presentaría Un día… poemas sintéticos, su primer libro de haikús, un género japonés que era prácticamente desconocido en la literatura hispanoamericana. Además, en su obra En el país del sol, recopilaría todas sus crónicas sobre el país asiático.
1906: El escritor Efrén Rebolledo vive en Japón
Según información de la Embajada de Japón en México, el poeta Efrén Rebolledo, cuando cumplió 25 años de edad, ingresó a la Secretaría de Relaciones Exteriores y prestó sus servicios en la embajada de Guatemala. Pero fue en 1906, cuando tenía 29, que lo enviaron a la embajada de Japón.
Durante su estadía en este país, él escribió Nikko, una crónica de viaje que escribió mientras estaba con su esposa en este lugar; además del poema La danza de la geisha, y Rimas Japonesas, donde describe el paseo que el Emperador Meiji realizó para observar los sakuras, o flores de cerezo, en el parque Shiba de Tokio.
Pero no todo salió bien para el escritor, ya que, cuando el gobierno de Porfirio Díaz fue derrocado durante la Revolución Mexicana, perdió su empleo, teniendo que ganarse la vida enseñando español en Tokio. Sería después de siete años en Japón que regresaría a México, recuperando su puesto en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
1913: Kumaichi Horiguchi da refugio a la esposa de Madero durante la “Decena Trágica”
Según la Embajada de Japón en México, el 9 de febrero de 1913, a inicios de la “Decena Trágica”, la esposa y padres del entonces presidente del país, Francisco I. Madero, junto a otros familiares, acudieron a la legación japonesa para solicitar refugio al Sr. Kumaichi Horiguchi, quien era amigo cercano de la familia y encargado de negocios de la representación del país del sol naciente.
El diplomático japonés aceptó darles refugio a pesar de que existían rumores de que el grupo huertista quería atacar a la legación japonesa. Luego de estos hechos, y a pesar de las muertes de varios miembros del gobierno, así como del mismo presidente, la familia de Madero estuvo a salvo; un hecho que destacaron algunos personajes de nuestro país, y que, de acuerdo a la embajada, es uno de los tantos ejemplos de amistad entre Japón y México.
1941: México suspende relaciones con Japón por Pearl Harbor
Después del ataque de fuerzas aéreas japonesas a una base naval de Estados Unidos, ubicada en Pearl Harbor, Hawái, la mañana del domingo 7 de diciembre de 1941; México comunica a la cancillería de Japón la suspensión de relaciones diplomáticas el 11 de diciembre de ese mismo año.
De hecho, igualmente comunican a la representación japonesa que cerrarían la Legación en Tokio y el Consulado en Yokohama por este ataque que desencadenaría la Guerra del Pacífico.
1952: Octavio Paz participa en reanudación de relaciones entre México y Japón
En 1952, México promovió en las Naciones Unidas establecer la paz con Japón, así como su reincorporación a la comunidad internacional, lo cual se aprueba ese mismo año por la Asamblea General de esta organización. Sería hasta el 2 de abril que se reanudarían las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Esta vez, como parte de la representación mexicana, el escritor Octavio Paz participa como segundo secretario del Servicio Exterior Mexicano y es enviado a Tokio para instalar la Misión Diplomática, hasta que llega el embajador Manuel Aples Arce.
Durante su estancia en el país del sol naciente, el poeta ocupa el puesto como agregado cultural de la Embajada de México en Japón, tiempo en el que se hace amigo del diplomático Hayashiya Eikichi, quien había sido enviado a la Legación Japonesa en México. De acuerdo a la representación, juntos tradujeron al español la famosa obra de Matsuo Basho, Oku no Hosomichi, también conocida como Sendas de Oku, la cual publicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1963.
Estos son solo algunos datos históricos y curiosos que comparten México y Japón durante todos sus años de relaciones diplomáticas, sociales y culturales; los cuales, esperamos, te empujen tantito a querer conocer más la historia entre estos dos países.