El virus SARS-CoV-2, que provoca el COVID-19, ataca principalmente al sistema respiratorio de quien se infecta, aunque no de manera exclusiva. Es una enfermedad que provoca un daño multisistémico con distintos niveles de gravedad.
A pesar de que al momento muchos aspectos del COVID-19, sus efectos y secuelas aún están en un terreno poco explorado, una de las principales secuelas observadas en pacientes que se infectaron de esta cepa es el daño pulmonar por COVID.
Para entender cuáles son los efectos del SARS-CoV-2 en una persona desde el momento en que ingresa el virus al organismo y las secuelas que la infección puede dejar en los pulmones, en Sopitas.com platicamos con el Dr. José Javier Elizalde González, jefe del Servicio de Neumología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” y profesor de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
¿Qué pasa en el cuerpo una vez que el virus ingresa?
El Dr. Elizalde nos explicó que hay básicamente cuatro eventos importantes que suceden cuando el virus ingresa por vía aérea en una persona. No necesariamente ocurren uno después del otro sino que en muchas ocasiones se presentan de manera simultánea.
- Un efecto citotóxico
El virus SARS-CoV-2, y en general todos los virus, producen de manera directa un efecto tóxico hacia las células, llamado citotóxico. Esto ocurre una vez que el virus se une a sus receptores específicos que se llaman ACE2 o Receptor de la Enzima Convertidora de Angiotensina 2.
Estos receptores los tenemos en todo el organismo: en el cerebro, en el intestino, algunos en el corazón y desde luego en los pulmones. Cuando el virus ingresa por vía inhalatoria, se expresa de manera particularmente intensa e inicial en los pulmones.
“Entonces ese es un mecanismo y con eso ya tendríamos mucho de que preocuparnos, nada más con eso“, explica el Dr. Elizalde.
- Desregulación del sistema e inflamación
El virus produce también una desregulación del sistema Renina Angiotensina Aldosterona. Esto se traduce en alteraciones en la “remodelación” de los tejidos e inflamación, lo cual puede llegar a ser muy grave y probablemente es lo que eventualmente lleva al daño pulmonar por COVID.
Pero no es todo. También existe una constricción de los vasos sanguíneos de los pulmones, es decir que se cierran y aumenta su porosidad, la permeabilidad vascular se incrementa y el plasma del interior de los vasos sanguíneos, de la sangre, se fuga hacia los tejidos.
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Daño en las células endoteliales
Existe un tercer mecanismo que se activa y que también deriva en un muy desafortunado daño a las células que recubren por adentro los vasos sanguíneos, las células endoteliales.
“Nuestros vasos son como tubos pero están vivos, están formados por células”, señala.
Las endoteliales resultan profundamente dañadas por el virus, se inflaman mucho y se empiezan morir. Esta inflamación es lo que lleva finalmente a la producción de trombos o coágulos. Al haber una endotelilis, que es la inflamación de las células, viene una trombo inflamación, inflamación y trombosis al mismo tiempo.
- Desregulación de la respuesta inmune
Todos los seres vivos tenemos un sistema inmune que genera una respuesta para defendernos de los agresores, pero el virus provoca que se pierdan los mecanismos finos de regulación y hay una caída importante de un tipo de glóbulo blanco que se llama linfocito.
Este tipo de leucocito, específicamente los leucocitos T bajan mucho en la sangre porque se van todos al pulmón y hay una “señalización” totalmente incorrecta que lleva a una sobreactivación de la respuesta inmune.
Eso lejos de ser bueno tiene efectos graves. Se induce una importante liberación de citocinas que son sustancias que arrasan con todo, “la famosa tormenta de citocinas que tienen su origen en esta desregulación del sistema inmune”.
“Así en primera instancia le hemos ido medio entendiendo. Algunas cosas pues ya se sabían porque son similares a otras infecciones sobre todo de origen viral, pero ésta en particular tiene algunas peculiaridades, por ejemplo, la trombo inflamación con este virus es particularmente intensa. El virus de la influenza no produce con esta intensidad inflamación ni trombosis como el SARS-CoV-2“, afirma el especialista en Medicina Critica y Neumología.
¿De qué depende que el daño pulmonar sea menor o mayor en pacientes con COVID?
La mayoría de pacientes con COVID-19 tienen pérdida de olfato (anosmia) o pérdida del gusto (disgusta) debido a que se dañan las células que están en la vía respiratoria alta. En cierta medida es una buena señal de que el virus no llegó tan profundo y básicamente nada o muy poco se absorbe de la laringe hacia abajo.
El daño importante en los pacientes que llegan graves a los hospitales y eventualmente tienen que ser intubados y ventilados en las terapias intensivas se provoca por el virus entra a lo más profundo del aparato respiratorio, “digamos que se va hasta la cocina”, explica.
El virus se “une” en los bronquilos respiratorios y sobre todo a la célula endotelial y la célula epitelial, que recubre los alveolos por dentro. Estas se mueren y eso es muy grave.
“La gran mayoría, el 80%, son casos leves o bien moderados, en donde casi toda la infección se encuentra en la vía aérea superior, y solo el 20% hace insuficiencia respiratoria leve, moderada, y solo un 5% la hace grave. Son los pacientes que llenan los hospitales. Lo que pasa es que hay tanta gente enferma que el 5% de tanta gente es muchísima“, señala el Dr. Elizalde.
A grosso modo, el daño pulmonar por COVID que puede tener un paciente depende de dos factores: la gravedad de la inflamación y qué tanto tiempo estuvo inflamado el pulmón.
Muchos pacientes tienen una fase hiperaguda de la enfermedad, que es cuando tienen una sola fase de gravedad. En la primera semana están muy mal, generalmente entre el 8º y 10º día empiezan las complicaciones y entre la segunda y tercera semana están muy graves.
En estos casos la función del pulmón cae en muy poco tiempo y se presenta la hipoxemia, niveles de oxigenación muy malos que pueden acabar con la vida del paciente.
En otros pacientes no hay tanta inflamación pero sí la suficiente. No cae tanto la oxigenación pero se mantienen con niveles más bajos de lo normal por mucho tiempo. No solo semanas, sino varios meses.
“Y algo interesante que hemos visto en ese grupo, es que hay pacientes con comportamiento bifásico e incluso trifásico, que es como si enfermaran dos o tres veces en un continuo. Están muy mal, mejoran un poco pero siguen muy graves, siguen intubados en terapia intensiva, como que mejoran un tantito, se quedan atorados, ni mejoran ni empeoran y de repente vuelve a inflamar, dos o tres semanas y nuevamente se ponen muy graves“, nos explica.
El experto en Neumología nos cuenta que han tenido pacientes intubados en terapia intensiva que han sobrevivido finalmente pero que estuvieron así por mas de tres meses con un ventilador. Justo estos pacientes que tuvieron mucha inflamación sostenida por mucho tiempo son los que tienen un mayor riesgo de desarrollar cambios graves en el pulmón.
Si lo ponemos en números, el riesgo de alguien que tiene un proceso sostenido, severo y grave por una semana, es relativamente bajo como un 4% más o menos. Pero quien tenga el mismo nivel de inflamación por más de una semana y menos de 3 semanas, la probabilidad de desarrollar una enfermedad crónica pulmonar se eleva hasta el 24%.
Ahora, quien se queda inflamado grave por más de 3 semanas e incluso por meses, la posibilidad de daño pulmonar por COVID es más del 60%.
Esto podría derivar en fibrosis pulmonar.
Fibrosis pulmonar, la siguiente pandemia
“La fibrosis en el pulmón le lleva a un estado como de acartonamiento, digamos, se vuelve duro, se vuelve tieso, cuesta más trabajo mover aire y eso causa que la gente sienta ahogo, no funciona bien el pulmón y la gente a pesar de que haga más esfuerzo para meter aire, mete menos aire“, explica.
La fibrosis pulmonar ideopática forma parte de un grupo complejo de enfermedades del pulmón que se llaman enfermedades intersticiales del pulmón, enfermedades fibrosantes.
Estos cambios, una vez que está fibrosado el pulmón, no son reversibles. Lo peor es que es una enfermedad lentamente progresiva, entonces se agrava conforme pasa el tiempo. Eventualmente esto podría derivar en que el paciente necesite un trasplante de pulmón para sobrevivir, opción prácticamente inalcanzable para la gran mayoría de personas en el mundo ya que detrás de cada paciente se necesita una bolsa de al menos 500 mil pesos.
¿Cuál es el mejor consejo para evitar el daño pulmonar provocado por el COVID-19? No infectarse de COVID-19. Es muy importante que no bajemos la guardia con las medidas de cuidado de higiene ante el coronavirus: lavarse las manos frecuentemente, usar cubrebocas de manera adecuada, mantener la sana distancia, evitar las reuniones familiares y no salir de casa si no es necesario.
Ojo, no todos los pacientes con COVID-19 van a desarrollar un daño pulmonar o, en todo caso, un daño grave. Algunos pacientes desarrollan una enfermedad leve, con síntomas leves, y los pulmones no sufren un daño significativo. Esta información solo es para dimensionar qué tan grave puede ser y no bajemos la guardia.