De jueves a domingo de la semana pasada (5 al 8 de septiembre), se llevó acabo House of Vans en el Foro Reforma de la Ciudad de México. El primer día se presentó Eagles of Death Metal junto a Kinky, los tres días siguientes estuvieron Cults, Black Lips y Apolo como los grandes nombres de cada día. Y aquí les compartimos lo que pasó.
Viernes. Cults.
La noche empezaba bien y la DJ nos regalaba música que cualquier skater conoce bien, voces de Boston, de Detroit y algo de Vanilla Ice. Y ya estábamos medio entonados, porque Vans tuvo el buen gesto de regalarnos una buena barra libre, cuando salieron a escena los regios de Clubz que prendieron el escenario con colores de su pop electrónico y calentó la pista con temas como “Golpes bajos”.
Una guitarra por aquí, un teclado por allá y dos agudas voces que se encuentran en el centro del escenario: Clubz sabe cómo poner a bailar a la gente y aunque se ve que todavía tienen mucho camino que recorrer, lo están haciendo muy bien.
Unos minutos pasaron apenas y ya estábamos todos muy mareados, cuatro horas de barra libre no pasan sin dejar su alegre huella y entonces, cuando todo se oscureció, en ese momento en donde los sentidos tratan de enfocar para ver quién camina por el escenario, la voz de Madeline Follin de Cults comenzó a escucharse en todo el recinto.
Las canciones que más prendieron fueron “Abducted” “Never saw the ponit” y “Rave on”. Y estoy haciendo trampa cuando digo que “prendieron“ porque el sonido y las letras de Cults tienen la capacidad de llevarnos a muchos lugares y no todos son felices; Cults se trata de recuerdos, esa es su materia prima y ahí está tal vez el secreto de su éxito, sus letras son todo lo que hemos vivido, o más bien sufrido, en el amor. Aún me sorprende cómo podemos seguir bailando con letras tan melancólicas o aquellas que hablan precisamente de la salida de la melancolía como “Go outside“.
Afortunadamente pudimos escuchar un par de nuevas canciones que no se despegan mucho de lo que ya nos acostumbró Cults, pero sí se sienten más limpias, la voz de Follin se siente más presente y no tan difuminada entre los otros sonidos, como sí pasa en el primer disco.
Al final de la presentación de Cults, del cielo, adentro, caían papelitos dorados; del cielo, afuera, la lluvia seguía.
Decía un amigo que fue un final de prom night, tal vez sí, pero una más triste, porque Cults es de esas bandas que nos enseñan a encontrar placer en el triste recuerdo, en lo que ya se terminó. Para levantar los ánimos, como esos amigos que ya nos ven tristeando, llegaron Priscila y Marcela, de Quiero Club a mezclar y despedir.
Sábado. Black Lips.
Después de que el día anterior las cosas se pusieron un poco más tranquilas, para el sábado los asistentes ya estaban listos para fiestear en forma dura de nuevo. Y tenían al grupo perfecto para hacerlo: Black Lips. El grupo de Atlanta, desde esa legendaria primera fiesta de conocida revista gratuita, se ha vuelto uno los preferidos para todas esas personas que gustan del rock directo, sucio, con canciones cortas que van al grano. Y vaya que hay fans de la banda aquí. Desde temprano se vislumbraba una fila afuera del Foro Reforma que poco a poco fue creciendo hasta que por fin, alrededor de las 9 abrieron las puertas.
Para sorpresa de muchos, ahora adentro del recinto, se había instalado un medio tubo para practicar patinaje mientras llegaba la hora en que saldrían las bandas. Entre la excitación, los tablazos y una afluente barra, los ánimos estaban bastante altos y aunque no habían tocado ni una sola nota, para cuando salieron Cole Alexander y compañía todos en el público comenzaron a recibir lo que se volvería un continuo baño de diversos tragos desde todas direcciones. Pobres de los que llevaban ropa que es difícil de lavar. Para cuando termino la banda, Jared Swilley se bajó del escenario para provocar el abrazo comunal por parte de todos los mojados que habían aguantado al pie del cañón (o las bocinas y amplis en este caso). Iluminados por los espejos de las bolas de disco que cuelgan del techo del lugar, ese sábado resulto ser un gran día para una fiesta.
Domingo. Apolo.
El domingo se celebró el cierre de House of Vans México y, a pesar de haber recibido a varios jóvenes que se pusieron a practicar sus movimientos en la tabla desde tempranas horas, la promesa de presentaciones en vivo de Apocalipsis y Apolo pudo convencer a muchos de que se quedaran. A pesar de eso, todos los que nos quedamos ese día en el cierre del gran evento obtuvimos soberbias presentaciones que lograron prendernos toda la noche y deleitarnos con la gran voz de Albar Alcantar.
Muchos con cara de cruda de los pasados días de fiesta y otros tarde pero sin sueño… así fue como la gente iba poco a poco llenando el recinto ubicado sobre Reforma, mismo que tenía ya ligeros rastros de que en su interior se habían vivido tres noches consecutivas de fiesta.
Ya que todos disfrutamos un rato del trío Apocalipsis y sus pesadas guitarras, Apolo llegó a dar una gran presentación repleta de sonidos que nos hacen pensar en esos ritmos roqueros y psicodélicos setenteros de los que tu padre siempre hace referencia.
Con un show que se pasó rapidísimo y haciéndonos recordar cuando los vimos en el Vive Latino y hasta en el Teatro Blanquita, Apolo se despidió de los cientos de personas reunidas en la última noche de House of Vans, evento que seguramente todos recordarán en años por venir y que esperamos vuelva pronto a México.