Ha pasado prácticamente un año desde su muerte. Un año en el que su rostro, su nombre y su historia se convirtieron en la bandera para luchar contra la violencia policiaca en Estados Unidos. Esta tarde, en la lejanía de una corte de Minnesota, el caso de George Floyd por fin llegó a un veredicto que, para millones de manifestantes, es un pequeño paso a la justicia.
El jurado determinó que Derek Chauvin, el policía que, durante casi 10 minutos puso su rodilla en el cuello de este hombre afroamericano, es culpable de tres cargos distintos de homicidio.
Aunque era difícil de observar su reacción por el cubrebocas, era evidente que el policía Derek Chauvin se encontraba sacudido por el veredicto final.
El juez de la corte de Minnesota leyó al micrófono los tres cargos por los que se le declaraba culpable de arrebatarle la vida a George Floyd. El primero de los cargos, Homicidio en Segundo Grado mientras se comete un Delito, era el considerado más grave. El segundo, Homicidio en Tercer Grado, reflejaba su imprudencia. El tercero, Homicidio Incidental en Segundo Grado, se basaba en su negligencia.
De acuerdo con las leyes estadounidenses, el policía se enfrenta a un máximo de 75 años en la cárcel.
La decisión tomada esta tarde, que esperan marque un rumbo para el futuro de la justicia en Estados Unidos, llegó después de un anormal tiempo de deliberación. Los 12 miembros del jurado seleccionado en el Condado de Hannepin llegaron a la decisión unánime después de apenas de un día de discusión.
La Caída del Muro Azul
Los medios, al momento de escuchar el veredicto, señalaron que este momento constituía la Caída del Muro Azul, una metáfora a la manera en la que las policías de Estados Unidos protegían a sus miembros.
Derek Chauvin se había declarado inocente del homicidio de George Floyd. Sin embargo, durante el juicio, diversos miembros de las fuerzas policiacas se presentaron a pronunciarse en su contra. Entre otras cosas, señalaron que había incumplido con su entrenamiento y que sus acciones eran injustificables.
Así se vivió el momento exacto en el que se leyó la sentencia de culpable.
El caso de George Floyd podría significar un parteaguas en el camino estadounidense. Mientras el racismo y la violencia policial siguen siendo un problema de todos los días, la presencia de —al menos una vez— consecuencias ante los victimarios uniformados ha sido tomado como un avance en la justicia.