Por Feike De Jong
El terremoto de hace un mes se repitió exactamente en la misma fecha de aquel que devastó la ciudad de México en 1985. Uno espera que después de aquella experiencia se repitan los aciertos, pero no los errores. Uno de los expertos involucrados en la recuperación de la ciudad en aquel entonces era Jesús Iglesias Jiménez, quien se desempeñaba como coordinador del área de ingeniera estructural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco.
Desde esa posición participó en la organización de la reconstrucción; después sus investigaciones sobre el terremoto fueron la pauta para que el Colegio de Ingenieros le otorgara el premio Nabor Carrillo por sus estudios sobre las propiedades sísmicas de la Ciudad de México. Hace unos días lo entrevisté para que, desde su experiencia, me hablara de los importantes aprendizajes que siguen vigentes para la reconstrucción de las áreas afectadas por el último sismo.
¿Cómo puede evaluar Protección Civil los edificios dañados?
Uno de los graves problemas en 1985 era que muchas de las personas de Protección Civil no sabían bien cómo evaluar los daños de los edificios. Esto significaba que no aplicaban los mismos criterios lo que causó mucha confusión. Hoy en día esa área presenta en algún grado el mismo problema, por lo cual es de importancia que se organice un curso en evaluación de edificios. Según Iglesias, una capacitación de tres horas sería suficiente para avanzar en esta materia. La misma UAM Azcapotzalco hizo un manual después del terremoto de 1985.
La reparación de edificios dañados no es conocimiento universitario
Un segundo problema es que la reparación de edificios dañados por sismos no es una materia que se imparta en las universidades. Como los terremotos no son predecibles difícilmente se puede justificar esta materia, según Iglesias lo que sí es posible es organizar conferencias sobre el tema para arquitectos e ingenieros civiles.
¿Y los edificios no dañados?
Después de la evaluación y reparación, según Iglesias es importante que se haga una revisión de los edificios no dañados. El hecho que hayan sobrevivido a un terremoto no significa que sobrevivirá a otro de diferentes características. Este proceso permitirá evaluar la condición del inmueble, su calidad y permitirá que los potenciales compradores o arrendatarios sepan su condición.
La necesidad de un mapa de riesgos sísmicos histórico Y actualizado
Un mapa de riesgos sísmicos que indique la sensibilidad de las distintas zonas de la ciudad debe tomar en cuenta los datos arrojados por los distintos sismos del pasado y los actuales. Urge la generación de una mejor identificación de los riesgos asociados en las distintos zonas de la ciudad. Por ende, se debe retomar el historial de todos los que ha habido desde 1957. Por lo mismo es sumamente importante que la red de acelerómetros que miden el desplazamiento durante este tipo de eventos naturales se mantenga en buen estado a la luz del hecho que la mayoría no funcionó el pasado 19 de septiembre, pese a que supuestamente hay un presupuesto destinado a su mantenimiento.
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Las zonas de alto riesgo cambian dependiendo de la ubicación del epicentro. Por lo mismo, la buena medición de terremotos y temblores más pequeñas puede arrojar datos muy importantes sobre las áreas vulnerables. Y si uno las tiene bien ubicadas puede adecuar el reglamento de construcción en estas zonas. Aunque el marco regulatorio actual trae una zonificación sísmica, se debe actualizar y corregir en función de los últimos sismos.
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Feike De Jong es maestro en filosofía, periodista y consultor en temas urbanos. Es autor del app/libro Límites. Caminando por la frontera de la orilla del Valle de México disponible para Mac iOS en www.edgebureau.com.
Foto principal: Santiago Arau