Como parte de una campaña para detener la pena de muerte de manera definitiva, la asociación Amnistía Internacional ha patrocinado una serie de comerciales que “desnuda” el alma de algunos condenados a la inyección letal o la silla eléctrica al mostrar lo último que pidieron para comer. La mayoría coincide en algo: una dieta basada en carbohidratos.
Para algunos, un refresco bien frío, una taza de café caliente, papas fritas y un bistec asado es un refugio temporal antes de enfrentarse a su inevitable final. En esta ocasión presentamos la última comida de algunos condenados que, después de muertos, fueron absueltos de sus crímenes al demostrar que eran inocentes.
David Spence
Sus cargos incluyen el asesinato y la tortura de una adolescente de 17 años y un joven de 18 en lo que se creía un “trabajo a sueldo”.
La ley ejecutó a Spence en 1997 y, después de una investigación, se probó su inocencia en 2000.
El hombre pidió a las autoridades de la prisión que le dieran unas piezas de pollo frito, un vaso con té, otro con café, papas a la francesa, una Coca-Cola y un helado de chocolate.
Cameron Willingham
Al hombre se le ejecutó en 2004 por el supuesto asesinato de sus tres hijas por quemaduras causadas por un incendio que él provocó para esconder los rastros de un largo periodo de abuso infantil.
La ley encontró a Willingham inocente de todos sus cargos una vez que la corte decidiera que la evidencia que inculpaba a este hombre convencía poco.
Se “perdonó” a Willingham seis años después de su muerte.
La última comida del hombre consistió en costillas de cerdo, aros de cebolla, algunas tortillas, bolitas fritas de papa y un par de pedazos de pie de limón.
Ruben Cantu
En 1984 se le acusó de asesinar a dos personas durante un robo en una casa en construcción cuando éste tenía 17 años.
Se le ejecutó en 1993 y fue exonerado en 2010.
Su último platillo fueron tres piernitas de pollo, seis alitas fritas y una porción de arroz.
Claude Howard Jones
A este ciudadano de Texas se le acusó de asesinato durante un robo en una licorería.
Se le ejecutó en el año 2000 a los sesenta años. Claude resultó ser la última persona en sufrir la pena de muerte durante la administración de George W. Bush como gobernador del estado.
Howard Jones fue exonerado diez años después de su ejecución.
Como última comida, Claude pidió un bistec bien cocido, seis rebanadas de pan tostado con mantequilla de fresa, una salchicha de cerdo y seis huevos fritos; además pidió un vaso de leche para acompañar.
Leo Jones
Se le acusó de matar a un oficial de policía en Florida durante 1981.
Jones murió en la silla eléctrica durante una tarde de marzo 24 de 1998.
Después de una serie de luchas legales por aminorar su condena, Jones se defendió diciendo que la silla eléctrica era un inusual y cruel castigo por un crimen que según él, no cometió.
Además, Jones comentó en su defensa que las autoridades lo obligaron a confesar la autoría del crimen mediante amenazas y abuso psicológico.
Su última comida consistió en un bistec cocinado termino medio, un par de huevos fritos, papas horneadas y pan tostado.
La lucha por abolir la ejecución como medida de castigo ha continuado a lo largo de varias décadas. Algunos grupos opositores consideran que los países desarrollados como Estados Unidos, Cuba, Guatemala, Japón e Israel, entre otros, deberían abandonar este tipo de prácticas por inhumanas y poco efectivas.
México, la mayoría de los países europeos y latinoamericanos han abolido este método desde hace décadas.
Ustedes, ¿qué pedirían como una última comida?