Es muy probable que a tus papás les haya gustado Creedence Clearwater Revival. Seguro por ahí tendrían algún vinil guardado y una o dos recopilaciones de sencillos que encuentras a menos de 100 pesos en las tiendas de discos. Seguro los pusieron varias veces cuando eras niño y en una de esas te pasaron ese gusto. Probablemente ya hayan ido a ver a Creedence Clearwater Revisited en alguna de sus visitas a nuestro país, incluyendo la de ayer, 19 de marzo de 2014.
Este fue uno de esos conciertos donde reina la nostalgia. No hay temas nuevos, no hay canciones que no fueran sencillos o los covers que hicieron famosos. Es un setlist diseñado para pasarla bien, recordar canciones clásicas y disfrutar sentado el concierto hasta que viene el bloque de 5 o 6 hits en fila que logre poner de pie a todos. A la entrada del Auditorio Nacional ocurrió lo que suponíamos, llegaban varias familias con varios papás aún con el traje de la oficina, o varios que desempolvaron sus chamarras de mezclilla y cuero que dejaron de usar hace varios años. Algunos niños emulaban este look (o tal vez los vistieron sus padres) y ya dentro podíamos ver cómo varios trataban de cantar los coros de “Orgullosa María”, como la conocieran sus padres.
Nacido en el Bayou es la primera canción que nos traen “Cosmo” Clifford y Stu Cook, los únicos miembros originales de Creedence Clearwater Revival, quienes se hacen acompañar por Kurt Griffey en la guitarra, Steve “The Captain” Gunner en teclados, y John “Bulldog” Tristao en la difícil pero bien lograda labor de suplantar a John Fogerty en la voz y guitarra. Después de casi 20 años como parte de Revisited, Tristao ha sabido ganarse al público con una actitud cómica y sencilla, así como una voz rasposa que nos hace olvidar al menor de los Fogerty, aquel que decidió probar suerte como solista. Por su parte, Griffey, quien en ocasiones toma el escenario como si fuera integrante original, seguramente haría orgulloso al ya fallecido Tom con una gran exhibición en la guitarra, en especial en Suzie Q o lo escuché por ahí, quien también vio a los miembros originales robarse los aplausos con sus respectivos solos en bajo y batería.
Uno a uno caen los hits, al inicio la mayor parte del auditorio que registró un sold out seguía en sus asientos excepto una que otra mamá por ahí que se negaba a hacerle caso al de atrás pidiéndole que se sentara. Ella venía a bailar, otros más venían a tomar foto de las pantallas a los costados del Auditorio o tomarse una selfie días después de que te preguntaran “hijo, ¿qué es un selfi?”, grabar alguna parte de “¿Quién detendrá la lluvia?” o alocarse con “Molina”.
Fue en la recta final del setlist de 20 canciones, a partir de “El especial de medianoche”, con el que poco a poco la gente iba levantándose de sus asientos. Después de “Hijo afortunado” vino uno de los encores más breves que he visto en conciertos, poco menos de un minuto, para volver con “¿Has visto alguna vez la lluvia?”. “Banda viajera” y “Dándole vuelta a la vuelta” cerraron esta gran noche de recuerdos, de compartirlos, de cómo te daba risa que reconocieran las canciones por su nombre en español pero que más de una vez pediste de esa forma. Por ejemplo, yo me quedé con ganas de escuchar “Campos de algodón.”
Reseña y fotos por: Diego Figueroa @halofive