Alguien tiene que decirlo: Los festivales del Día de la Madre apestan.
Aunque claro, las mamás que lean esta nota dirán:
“Claro que no, que van a saber esos amargados de Sopitas.com de ser madres y de lo bello que es ver a nuestros pequeñines bailar y cantar para nosotras”.
Y bueno, pueden que tengan razón, para una mamá ver a su hijo participando en un bailable, poesía coral, coro, interpretación musical o número similar es lo más bello del mundo. No importa si son sólo unos segundos o si participan como “Árbol 2” en la obra de teatro, para ellas siempre es lo máximo.
Aunque para el resto del mundo es un suplicio, vean que alegres:
Cuando hablamos de nuestras mamacitas santas, siempre mencionamos el sacrificio que éstas hacen por sus hijos. Pero ¿¡quién habla de los sacrificios que uno como hijo, hace por verlas felices durante los festivales escolares del 10 de mayo?! Absolutamente NADIE. Por alguna extraña razón esos festivales son vistos como las propias jefas: como algo sagrado.
Pero saben ¡eso se acabó! Hoy queremos romper el silencio y hablar sobre todas esas cosas que hacen de los festivales del Día de las Madres algo insoportable. El tema no les resultará ajeno pues la gran mayoría de nosotros (salvo los huérfanos que pasaron su infancia en un orfanato) participamos alguna vez en uno de estos aquelarres malignos, o bien, asistimos como invitados.
Por esto y muchas cosas más, odiamos al 10 de mayo:
1. Porque siempre escuchamos la canción Señora, señora de Fher de Maná Denisse de Kalafe. Lo peor es que si las mamás se conmueven cuando sus hijos la cantan, puede que comiencen a gritar “¡otra, otra!”. Y pues no la acabamos recetando otra vez…
2. Porque de unos años para acá, además de la canción arriba mencionada, también debemos escuchar una y otra vez esta reflexión cursi, narrada por Mariano Osorio:
3. Porque realmente sólo nos interesa uno de los números del festival, pero para verlo debemos soportar al menos otros 10 que no nos importan. Esto es una tortura tanto para los niños como para los papás, tíos, hermanos y demás personas que tuvieron la desgracia de ser invitados al evento.
Estos eventos duran horas, es como una muerte lenta y cruel.
4. Porque sufrimos las consecuencias de una maestra que quiere verse innovadora con el baile de su grupo:
5. Si siendo adultos hay muchas personas (sobre todo hombres) a quienes no les gusta bailar, ¡pues menos de niños! Sépanlo mamás, sus hijos hacen un esfuerzo enorme por bailar cuando es lo que menos disfrutan en la vida. Eso sin contar las horas de ensayo bajo el sol, con los regaños de la maestra.
6. Porque en los bailables NUNCA nos toca con la(él) que nos gusta. 🙁 O peor aún, desde entonces nos enfrentamos con nuestra realidad de #ForeverAlone
7. Porque debemos vestirnos de forma ridícula. Eso sin contar que a veces los trajes eran calurosos, incomodos y que con tanto alfiler nos picaban.
8. Porque las mamás suelen ponerse de malas cuando ven que se les hace tarde para llegar al festival, que no estamos listos o que nos falta algo del disfraz. Y claro, terminamos gritoneados enfrente de nuestros amigos.
Esa escena también puede repetirse aunque ya seamos más grandes:
9. Porque alguien nos grabará o tomará fotos haciendo el ridículo, y años después, esas fotos serán suficientes para acabar con nuestra poca reputación social.
10. Porque debemos soportar la lectura de una poesía, que siempre recita nuestro compañerito que nos cae más gordo y que es como el niño predicador:
11. Porque siempre que teníamos que hacer una manualidad para nuestras mamás y entregárselas al finalizar el festival, la nuestra siempre era la más gacha (la manualidad, no la mamá). Sin embargo, nuestra jefa siempre la recibía con lágrimas en los ojos.
Y aquí le dejamos porque siento que me estoy viendo muy Grinch, además me angustia que mi mamá lea esto y termine con el corazón roto.
OJO: Esperamos que haya quedado claro que NO odiamos a las mamás (al contrario, les mandamos un saludo a las suyas), sino a los festivales.
Bueno, y ustedes ¿por qué odiaba los festivales del Día 10 de Mayo?
