Este martes, Enrique Peña Nieto volvió a hablar de la corrupción en México, ese flagelo que si bien para algunos es una grave preocupación que el presidente no ha atacado con la efectividad que debiera, para él es más bien… ¿un problema cultural propio de la condición humana?

Sí. El presidente mexicano está convencido de que la corrupción es un problema de “orden cultural”, inherente no sólo al mexicano, sino al ser humano en general.

“Decía yo que este (la corrupción) es un problema a veces de orden cultural. Me he llevado por ello a veces algunas críticas que señalan que no es cultural. Si no lo fuera, porque además está en el orden mundial, no es privativo de nuestro país ni de nuestra sociedad, me parece que es un tema de orden global, está en todo el mundo y a veces más que aparejado a una cultura, lo está a una condición: a la condición humana”, aseguró.

¿Entonces el mexicano y cualquier persona nace con la corrupción o cómo? ¿estamos destinados a sentir el rigor de nuestra naturaleza corrupta, misma que se alimenta -como lo dijera el propio EPN en “Conversaciones a Fondo“- de “todos los ámbitos y órdenes, tanto privado como público”?

Fue precisamente en agosto de 2014 cuando el titular del Ejecutivo mencionó ante periodistas que la corrupción es un tema de “orden social”, palabras que acarrearon una oleada de críticas porque el discurso parece más una justificación, un intento por acallar los múltiples señalamientos internacionales sobre la corrupción institucional y sistemática que se vive en el país.

Pero no es justificación, sino un señalamiento que le ha valido varias críticas… o bueno, eso dice el presidente. De hecho, para él esa “condición humana” en México se “está domando“… porque la corrupción es como una bestia salvaje, ¿cierto?

“Lo que estamos haciendo… México si alguna vez entró tarde, sin duda hoy está dando pasos de avanzada en lograr mayor eficacia en la transparencia y en el combate a la corrupción… Ahora hemos establecido dos grandes pilares: un sistema de transparencia y un sistema para combatir la corrupción…”, dijo, según publica Aristegui Noticias.

“Lo que estamos haciendo -a lo mejor le voy a dar con ello material a más de un caricaturista- pero el Estado mexicano y su sociedad, lo que estamos haciendo es domar, auténticamente, la condición humana, llevarla por nuevos caminos, estableciendo parámetros, estableciendo límites, controles, obligando a la apertura y a la transparencia, estamos estableciendo nuevos paradigmas y lo más importante: no lo está haciendo sólo el Estado mexicano, sino lo está acompañando la sociedad civil”.

Y aunque el discurso de Peña Nieto claramente cumple con el famoso “Mover a México”, idea base de su plataforma, la sociedad civil no ha sido incluida en el plan anticorrupción del presidente, pues desde que anunció sus “pilares” para atacar este problema, enseguida surgieron varias dudas sobre las capacidades del mismo, básicamente porque la Secretaría de la Función Pública (que revivió con este propósito) es la encargada de auditar a su propio jefe (sí, descentralizar el poder sigue siendo una utopía).

A la fecha, desde el anuncio de las bases anticorrupción de Peña Nieto en febrero de este año, la Secretaría de la Función Pública ha pasado desapercibida, quizá porque los mexicanos (del ámbito público y privado) ya “estamos domando” nuestra condición humana, ¿verdad?

@plumasatomicas

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