Texto: Sofia Ramírez Aguilar

Procesamiento de datos: Katia Guzmán Martínez

@Sofia_RamirezA & @guzmart_

El costo de la corrupción que pagamos de nuestro bolsillo ha disminuido, pero hay una trampa. Aún cuando el costo del soborno promedio bajó, el número de personas que lo pagó disminuyó, de entre quienes dieron una mordida lo hicieron menos veces que el año pasado. Asimismo, los hogares más pobres siguen siendo los más afectados por la corrupción.

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En sólo un año, el número de personas que pagó un soborno disminuyó 40%. Según datos de la encuesta MCCI-Reforma, en 2020, 13% de la población pagó un soborno cuando un año antes este porcentaje era de 22%. Pero no sólo es que haya habido menos víctimas de extorsión, sino que quienes pagaron un soborno, lo hicieron menos veces durante el año, de forma que los mexicanos estamos gastando 33% menos en sobornos que en 2019. Sin embargo, hay poco que celebrar pues a los hogares más pobres es a quienes les afecta más la corrupción por dos razones: pagan una mayor proporción de su ingreso en sobornos y no reciben servicios que debieran ser gratuitos cuando el costo de la mordida se los impide.

El monto del soborno para los más pobres cayó mucho, pero no es suficiente

El monto del soborno que paga el 25% de los hogares más pobres cayó en una tercera parte. Es decir, en un año, los sobornos se hicieron menos caros para los hogares más vulnerables, al pasar de 633 pesos por evento en 2019 a 444 pesos por evento en 2020. Éstas parecen excelentes noticias, sobre todo porque también la cantidad de mordidas que estos hogares pagan disminuyó: pasaron de destinar el equivalente al 30% del ingreso de un mes (1,457 pesos) al pago de mordidas en 2019, a 19% (928 pesos) en 2020. ¿Esto representa un cambio en la magnitud en la que la corrupción afecta a los más pobres? La respuesta pareciera ser evidente, pero tiene asegunes.

Primero, la corrupción extorsiva sigue afectando en mayor medida a los más pobres que al resto de la población. Y es que los hogares que ingresan hasta 6 mil pesos al mes (aproximadamente 25% de los hogares, según cifras del INEGI) pagan un mayor porcentaje de su ingreso en mordidas que el hogar promedio en México (INEGI, 2020).

En efecto, todos los hogares mexicanos pasaron de pagar el equivalente a 18% de un mes de su ingreso promedio (3,068 pesos) en sobornos durante 2019, a 11% (2,041 pesos) en 2020, a pesar de que el monto del soborno promedio prácticamente no cambió de un año a otro. Es decir, en el agregado, a los hogares más ricos les afecta menos la corrupción como proporción de su ingreso que a los más pobres. Lo que sí cambió fue el número de veces que quienes fueron extorsionados lo pagaron en el año: de 2.8 mordidas en 2019 a 2 mordidas al año en 2020.

En resumen, la corrupción extractiva, la de los pequeños pagos facilitadores, nos costó menos a todos los mexicanos en 2020, pero no a todos nos afectó igual. Los hogares más pobres pagaron menores montos por soborno que en 2019; y en conjunto todos los hogares pagaron menor número de sobornos que el año anterior. Aún así, la proporción del ingreso que los hogares más pobres pagan hoy en día por corrupción es mucho mayor que la que pagan los hogares ricos. Es decir: la corrupción sigue costando más a quienes menos tienen.

 ¿Cuánto pagan los hogares más ricos y más pobres en corrupción?

Históricamente, la corrupción afecta en mayor medida a los hogares con menores recursos financieros, pues son éstos quienes destinan una mayor proporción de su ingreso al pago de sobornos y mordidas – y 2020 no es la excepción (Castro y Alvarado, 2019). Entre 2019 y 2020 el monto del soborno promedio disminuyó muy ligeramente, pasando de 1,088 pesos a 1,006 pesos por evento. Sin embargo y como ya se mencionó, la disminución verdaderamente importante ocurrió en el monto del soborno que paga el 25% de los hogares más pobres (los que ingresan hasta 6 mil pesos al mes por hogar), pues de un año a otro cayó 30%: de 633 pesos en 2019 a 444 en 2020 por ocasión.

Éstas son buenas noticias. Al disminuir tanto en el número de veces que los hogares pagan un soborno como el monto promedio por evento, se obtiene un resultado alentador: los hogares con menos ingresos desembolsan menos dinero para pagar mordidas. Sin embargo, esta proporción (el equivalente al 19% del ingreso de un mes) sigue siendo muy alta.

¿Por qué todos pagamos menos sobornos en 2020?

Una de las principales causas de la disminución en la frecuencia con la que ocurren los actos de extorsión es el impacto del discurso presidencial, por el cual la reputación del presidente como personaje honesto o su mensaje de cero tolerancia a la corrupción marcan el parámetro para la conducta de los funcionarios que atienden a la ciudadanía (Ramírez, 2020). Es decir, el discurso presidencial tiene impacto en los funcionarios de menor rango. Ante esta presión discursiva, los funcionarios que prestan atención al público pueden encontrar más difícil solicitar pagos indebidos por lo que la extorsión disminuye su frecuencia. Por su parte, la caída en el monto del soborno que pagan los hogares más pobres puede explicarse a la luz de que el discurso presidencial genera mayor supervisión y, con ello, puede disminuir la impunidad ante las denuncias de la ciudadanía por extorsiones de parte de funcionarios públicos.

Sin embargo, este resultado contrasta con la ENCIG 2019, pues según sus datos, el monto del soborno promedio aumentó en 56% de 2017 a 2019 (Ramírez, 2020). Una posible explicación es que los resultados de la encuesta MCCI-Reforma apuntan a que la disminución en el costo de los sobornos se dio a finales 2019 y principios de 2020, que es el periodo que no abarcó el levantamiento de la ENCIG 2019. 

¿Todos pagamos los mismos sobornos? ¿Todos tenemos acceso a los mismos servicios?

No todos pagamos los mismos montos por soborno, ni sobornamos para acceder a los mismos servicios. Los montos promedio por evento de soborno varían cuando se agrupa a los hogares por su nivel de ingresos, tal como se explica al principio del texto. Sin embargo, los montos individuales por evento también varían, tanto en el agregado, como dentro de cada grupo de ingresos, permitiendo apreciar que no sólo hay montos más frecuentes, sino grupos a los que se les cobran mordidas más caras por evento… lo cual indica que hay sobornos que los más pobres no pueden pagar, y por tanto hay servicios a los cuales los más pobres no pueden acceder.

Por un lado, el monto de cada soborno en lo individual está directamente relacionado con la denominación de los billetes en México. El monto más frecuente en lo individual es una mordida de 200 pesos (24% de los sobornos entre toda la población), seguido por una mordida de 500 pesos (13% de los eventos). Pero por otro lado, que los grupos de mayores ingresos reporten sobornos individuales más caros indica que existen bienes o servicios gratuitos a los que sólo se puede acceder (o acelerar su acceso) por medio de mordidas caras que no pueden pagar los hogares de menores ingresos.

Por ejemplo, en los hogares de menores ingresos (6 mil pesos o menos al mes), la mitad de las mordidas son de 200 pesos o menos (mediana), mientras que en el resto de los hogares la mitad de los sobornos son de 300 pesos o más. Los hogares más pobres concentran una gran cantidad de pagos pequeños de diversas denominaciones, mientras que los de mayores ingresos, pagan mayores mordidas -de 3 mil y 5 mil pesos- con mayor frecuencia. Claramente esto jala el monto del soborno promedio hacia arriba para los hogares más adinerados, pero más importante aún es que los hogares más pobres quedan excluidos de cierto tipo de trámites o servicios debido a la corrupción.

Sobornos baratos no son motivo suficiente para festejar

Si bien el promedio de los montos por evento de extorsión se abarataron entre 2019 y 2020, es importante monitorear que las mordidas de mayor monto no se hagan más frecuentes para ningún grupo de ingresos y, en su caso, identificar en qué trámites o servicios se cobran con mayor frecuencia. Es decir, la autoridad debiera poner atención en que el costo de la corrupción disminuya para todos pues si hay mucha variabilidad en el monto de las mordidas que pagan ricos y pobres, lo más probable es que estos últimos estén siendo excluidos de ciertos bienes y servicios públicos. De esta supervisión va a depender que muchos millones de mexicanos sin los recursos suficientes tengan acceso a todos los servicios públicos, como la procuración e impartición de justicia o a la atención médica oportuna.

En otras palabras, el hecho de que haya sobornos más caros para los más adinerados no es una señal de redistribución ni justicia social, sino justamente lo contrario. Denota que hay servicios o bienes que debieran ser gratuitos, como el patrullaje, la seguridad pública, el acceso a ciertos servicios de emergencia o sanitarios, que están fuera del alcance del bolsillo de algunos hogares que no podrán pagar el monto y resultar excluidos.

Nota metodológica: Para la elaboración de este texto se excluyeron las observaciones en los extremos de la distribución de pagos de soborno por evento. Es decir, se desechó el 2.5% de las mordidas más baratas y el 2.5% de las mordidas más caras, de forma que se eliminara la sobreestimación del monto de los sobornos en todos los grupos de ingreso. Las cifras presentadas en este texto incorporan el 95% de las observaciones de la encuesta. El mismo procedimiento se aplicó a los datos 2019 y 2020. Todos los montos mencionados están ajustados por la inflación usando el índice de precios al consumidor (INEGI), incluyendo el ingreso promedio de los hogares, así como el monto promedio de las mordidas individuales y agregadas. Se usaron datos de INEGI 2018 para estimar el ingreso por percentiles.

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Sofía Ramírez Aguilar y Katia Guzmán forman parte del equipo de investigación aplicada de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Las puedes encontrar en Twitter en @Sofia_RamirezA y @guzmart_

Un reconocimiento a Katia Guzmán por el procesamiento de la base de datos de la encuesta para la elaboración de gráficas de este texto.

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