Nada de improvisaciones o por lo menos eso muestran las investigaciones sobre la colisión del vuelo Germanwings del pasado 24 de marzo en los Alpes franceses. Y es que los investigadores confirmaron que Andreas Lubitz ensayó la maniobra durante el trayecto de ida de Dusseldorf a Barcelona.
Y es que ni los tripulantes del avión, ni el control aéreo francés ni los pasajeros pudieron darse cuenta de que Lubitz había programado el aparato para que bajara hasta la altura mínima posible: 100 pies, unos 30 metros. Lo hizo en 5 ocasiones durante el vuelo, aunque finalmente corrigió la maniobra.
El director de la Oficina de Investigación y Análisis francesa, Rémi Jouty, indicó que Lubitz:
“ensayó el gesto que luego hizo en el vuelo fatal”
Aunque admitió que era prematuro adelantar los motivos que lo llevaron a esta terrible acción.
La información de las cajas negras del avión y las comunicaciones con el control francés pusieron de manifiesto que Lubitz ensayó el choque voluntario del avión.
La nueva información está contenida en un informe de 29 páginas que proporciona más evidencia que sugiere que el joven de 27 años de edad estrelló el Airbus A320 intencionalmente después de bloquear la entrada a la cabina e impedir que el capitán entrara, matándose a sí mismo y a otros 149 inocentes.
Las investigaciones de la policía alemana revelaron más tarde que Lubitz tenía un historial de depresión severa que data de al menos 2009, y que él había buscado en Internet métodos de suicidio en los días previos a su vuelo final.
El informe indica que las maniobras de Lubitz fueron tan rápidas que no fueron detectadas por los controladores de tránsito aéreo, que ya había dado instrucciones para un descenso moderado a 35.000 pies de distancia. El capitán del vuelo, Patrick Sondenheimer, tampoco se dio cuenta de las maniobras.
El informe dice que el copiloto seleccionó una altitud prevista de 100 pies “varias veces” por períodos que van desde unos pocos segundos hasta un máximo de tres minutos durante la ausencia del capitán.
Según el Jouty, el copiloto:
“No abrió la puerta de la cabina durante el descenso, a pesar de las solicitudes de acceso realizadas a través del teclado, el interfono de la cabina y las llamadas a la puerta”
Cualquier causa penal contra Germanwings y su compañía matriz, Lufthansa , dependerá de que los fiscales puedan probar que la aerolínea fue negligente en la supervisión del Lubitz.
La evidencia descubierta por los fiscales alemanes después del accidente indica que el Lubitz había buscado tratamiento para problemas psicológicos en los meses previos al vuelo, pero que él había escondido su enfermedad de su empleador.
Lufthansa ha admitido que el Lubitz informó a la empresa de un episodio previo de depresión severa, que le había llevado a interrumpir su formación de piloto durante varios meses en 2009.
Lubitz fue reintegrado más tarde, después de que una evaluación realizada por un médico de vuelo lo encontrara apto para volver a la cabina del piloto. Pero la línea aérea no parece haber impuesto ningún control especial en él más allá del mínimo requerido para cualquier piloto que tenía un problema de salud señalado.
Debido a las leyes de privacidad estrictas de Alemania, los detalles de la condición de Lubitz y de su tratamiento no fueron compartidos con Lufthansa.
Pero los documentos hechos públicos la semana pasada mostraron que la depresión de Lubitz llamó la atención de los reguladores estadounidenses. La Administración Federal de Aviación preguntó acerca de la aptitud de Lubitz para volar en 2010, cuando buscó una licencia de piloto alumno para continuar su formación en una escuela de vuelo de propiedad de Lufthansa en Arizona.
Según los documentos, la autoridad de aviación de Estados Unidos en última instancia, le concedió a Lubitz una licencia después de que un médico en Alemania certificara que se había recuperado por completo y ya no estaba tomando antidepresivos.
Dada la atención mundial que el accidente ha recibido, se espera que los fiscales franceses sigan adelante con una acusación penal, a pesar de cierta presión diplomática para transferir el caso a un tribunal alemán.
Stéphane Gicquel, secretario general de Fenvac , una asociación francesa que representa a las familias de las víctimas de accidentes y desastres., afirmó:
“No me puedo imaginar que el fiscal vaya a cerrar este caso…Es demasiado alto el perfil”
¿Cómo ven?
Si dan clic aquí podrán acceder al informe preliminar (está en inglés).
@plumasatómicas