Se dio a conocer a través de anonymus hispano, una conversación presuntamente entre Maritza Díaz y Enrique Peña Nieto, realizada entre marzo del 2012 y enero del 2013, en la que la mujer solicita el reconocimiento de su hijo públicamente y el uso de guardias del Estado Mayor Presidencial.
Ya les habíamos contado de la petición de “5 minutos” de la señora Maritza Díaz Hernández a Enrique Peña Nieto, para dialogar por el hijo espurio que tuvo con el mandatario espurio.
De acuerdo con este audio, Peña Nieto designó a Luis Videgaray, Secretario de Hacienda, como intermediario de la relación entre ella y el presidente de México, (aunque desde nuestra percepción, Carmen Salinas es idónea para esta labor).
Si se quieren enterar del chisme, aquí la conversación completa.
PEÑA: Del tema, yo soy el que… es conducto para Luis.
MARITZA: Ok, ¿cuándo lo veo?
PEÑA: No sé, él te buscará
MARITZA: Ok, entonces con él lo veo.
PEÑA: Sale, gracias. Nos vemos.
MARITZA: Necesito que me, que vean… Tengo un documento de la escuela de Diego que tendrías que firmar. ¿Te lo mando con él?
PEÑA: Todo lo que quieras ver conmigo, que yo tenga que ver, será a través de él. Este ya….por qué… qué estás haciendo. Si estás grabando, no sé qué quieras. Yo creo que puse la mejor disposición para tener un arreglo cordial, amable, asumir mi responsabilidad y tú creo que no lo has entendido igual. Entonces, pues voy a dejar que una persona ajena en ese sentido se encargue de ese tema y recuerda que estamos en una plática cerrada…
MARITZA: Ok, como quieras. Yo cumplí y he cumplido, Enrique. Te he estado buscando y no te reportas. Este… te pedí lo del numerito y los nombres; tampoco lo haces. Entonces yo he estado cumpliendo y sabes y te lo repito nuevamente: aparte de lo que tú decidas, que estoy de acuerdo. Cuentas conmigo siempre y cuando no lastimes a mi hijo. Siempre y cuando, esa es la única cosa con la que conmigo no contarás y te lo he cumplido y te lo he demostrado. Entonces yo… puedes contar conmigo siempre y cuando a Diego le des su lugar y lo respetes. A Diego, ¿eh? No a mí. A Diego. Entonces si tú cumples en eso conmigo, te llevas la fiesta súper en paz.
PEÑA: No muy en paz, y simplemente no…. Y llevamos una relación cordial y respetuosa. Cuando tú faltes a esa relación, pues simplemente yo me salgo de tener algún acuerdo y una relación contigo. Digo, yo no tengo por qué mantenerte. A mí me interesa que Diego esté bien, que Diego esté, creo que está atendido en las necesidades que tiene y nada más. Esa es mi responsabilidad y no tengo por qué, este, ceder a chantajes ni a extorsiones, ni a exabruptos que tú tengas. Yo los exabruptos que puedo tener es en privado. Tú los haces públicos. Tú los evidencias y solamente expones a Diego, a quien dices cuidar mucho. Pero en fin, es tu decisión, yo tengo la propia y de aquí nos vemos, ¿okey?
MARITZA: Yo nada más te digo y ya te lo expliqué: yo no sé por qué no lo entiendes. Con lo que dices y excluyendo a Diego, haciéndolo a un lado, este… despreciándolo de la manera en que lo haces, lo lastimas. Yo ya te dije, ponte a pensar. No ahorita, Diego ahorita está ajeno; cuando Diego lea lo que has dicho y lo que escribes y son 6 hijos y él, ¿qué es? ¿Él es de chocolate, es de piedra o qué? ¿Crees que él no siente o no va a sentir cuando lea eso? ¿No te pones a pensar en eso?
PEÑA: No tenemos que hablar, Maritza; que estés muy bien. Nos vemos.
MARITZA: Pues no, no voy a hablar con Luis Videgaray. Lo voy a hablar contigo. Esta primera vez para pedirte y decirte lo que quiero, ¿okey?
PEÑA: Tú y yo ya hablamos cuando teníamos que hablar, nos vemos. Si no hablas con él, bueno, pues entonces no hay comunicaciones y está roto el canal. Nos vemos.
MARITZA: No, no está roto el canal. Necesito hablar y atender la seguridad de mi hijo. Es lo único que está pendiente. La seguridad de mi hijo y la mía, porque yo soy su mamá y porque yo soy su… yo soy su estabilidad emocional de mi hijo. ¿Mmmh? Si a mí me pasa algo, a mi hijo le afecta mucho.
PEÑA: Pues eso deberías pensar, exactamente eso deberías de pensar. Creo que no lo has pensado. Pero en fin, todo esto ya lo hablé contigo, ya lo comentamos y es como volver a insistir en lo que tú no has… [inaudible]. Maritza, yo no tengo nada que hablar. Mi parte, en la que yo tenía que cumplir y en la que yo era responsable, la he asumido y la he cumplido. Así que vas a buscar a esta persona de parte mía, trata con él el tema y los otros temas que quieras tratar conmigo. Salúdame a Diego, dale un beso de mi parte y muchas gracias, nos vemos.
MARITZA: Lo voy a tratar contigo si vamos a llevar la fiesta en paz, Enrique. Yo no tengo por qué tratar asuntos de mi hijo, y menos la seguridad de mi hijo, con otra gente que yo no conozco.
PEÑA: Yo la conozco, muchas gracias. Tú y yo habíamos quedado de hablarnos hasta julio, y hasta julio o después de julio tendremos nuevamente… ¿okey?
MARITZA: Sí, pero esta es la seguridad de mi hijo. Y te lo dije: sólo queda pendiente eso y es lo que está pendiente y no lo voy a tratar con gente que ni conozco. No, no lo voy a tratar con esa gente que no sé quién es ni qué hace ni nada.
PEÑA: Ese es el conducto que yo estoy definiendo, Maritza. Y bueno, pues tú sabes muy… porque tú no has cumplido y ve lo que has publicado y ve lo que pones. Entonces, bien sabes por qué mi decisión y así es… No, para el tema que tú quieres, te buscará alguien de mi parte. ¿Okey? Nos vemos.
MARITZA: O sea, dime si estoy diciendo una mentira. No estoy diciendo ninguna mentira. Te duelen tanto tus verdades; no, pues sí, asume tus responsabilidades. ¿Te duelen tus verdades? Pues sí… Yo no te estoy ni ofendiendo ni insultando ni diciendo mentiras. Lo único que quiero es que le des y respetes a tu hijo.
PEÑA: Maritza, gracias, nos vemos.
MARITZA: No, no me cortes, Enrique. En buena onda, vamos a tener una buena relación. Yo te la ofrezco y lo he cumplido. Yo no me meto contigo en tu vida personal. No me importa, Enrique. Nada más no te metas con mi hijo y eso es todo y atiende a mi hijo y ya, en lo que te corresponde atender. Esto es todo, esto no es nada personal. Es que si tocas o afectas a mi hijo, ahí sí voy a responder, Enrique. Ahí sí y yo y cualquiera, ¿eh? O sea, no te espantes por que ‘Ay Maritza’, no. Yo y cualquiera lo haría.
El Estado Mayor Presidencial anunció recientemente que comprará equipo de alta tecnología ante “las amenazas contra la integridad del Presidente y su familia” por la inseguridad que vive el país. Se destinarán 41 millones 272 mil 810 para garantizar la seguridad del titular del Ejecutivo federal y de las personas allegadas a él.
Independientemente de que el mandatario tenga bastardillos o sea irresponsable en su vida privada, el dilema aquí es el uso de los impuestos para garantizar la seguridad de él, su familia y compinches, mientras el pueblo vive inmerso en un contexto de violencia.