Después de 84 años, un experimento que tuvo por intención básica demostrar la engañosa física de algunos cuerpos, continúa dando muestras de vida.
El experimento comenzado en 1927 por el físico Thomas Parnell de la University of Queensland, consistió en demostrar que existen líquidos cuya consistencia es tan viscosa que aparentan un estado sólido. Para ello, colocó un poco de brea –o alquitrán, como gusten- en un embudo, lo calentó y después… a observar y, muy pacientemente, esperar.
Tan lento y largo es este experimento que desde 1930 hasta el 2000, sólo han caído ocho gotitas: después de dejar tres años reposar la brea, Parnell cortó el cuello del embudo y ahí comenzó la lenta espera: la primera gota cayó en 1938, luego en 1947, 1954, 1962, 1970, 1979, 1988 y 2000: la novena se esperaba para 2013, pero se “atrasó” un poco… pero ahora, aquí la tienen:
Aunque lento, este experimento fue considerado tan “alocado” que en 2005 ganó el premio Ig Nobel de física. Como era de esperarse –y desgraciadamente- Parnell recibió la presea de forma póstuma e incluso John Mainstone, quien se hizo cargo del proyecto por 52 años, tras la muerte de Parnell, tampoco consiguió ver la última caída de brea, ya que murió el año pasado.
Este experimento es conocido como “The picht drop experiment”, fue copiado por científicos del Trinity College de Dublin en 1944: colocaron el mismo sistema, así como un sistema de cámaras para conseguir captar la caída de la gota de brea.
Aun así, el experimento de Australia es importante porque tiene una mejor planeación, comentó Stefan Hutzler, encargado del equipo del Trinity College: “el suyo es en un recipiente de vidrio, midieron temperatura, humedad (…) El nuestro, no lo llamaría experimento, sólo fue sentarte ahí y remontarte a la década de 1940”.
Datos curiosos de este experimento es que, por lo tardado e impredecible, John Mainstone, quien supervisó el proyecto por más de 50 años se perdió de la caída de gota de brea en tres ocasiones: en 1979, por sólo cinco minutos; en 1988 y en 2000 –quizá el peor de todos- ya que fue por un corte de luz de sólo 20 minutos.
“Es una lástima, por supuesto, que la persona a cargo murió hace un año. Habría disfrutado de esto”, comentó Hutzler.