Otra buena razón para pensar en emigrarle de la querida CDMX…
Sí, es muy linda, la ciudad de los Palacios, que la más o una de las más grandes del mundo, pero también ¡es la más contaminada!
Según nos informan nuestros contactos en el Reino Unido, investigadores de la Universidad de Lancaster descubrieron que las pequeñas partículas de metal, emitidas por los escapes de los autos, pueden viajar por el aire y colarse a través de la nariz hasta llegar al cerebro.
Estas evidencias fueron reveladas gracias a la investigación que hace el instituto a diferentes muestras de tejido cerebral.
Los especialistas encontraron que estos fragmentos metálicos llegan a alojarse en el cerebro y podrían estar relacionadas al desarrollo de enfermedades, como el Alzheimer, aunque aún no han obtenido una prueba contundente sobre esto.
Hasta el día de hoy se pensaba que las nanopartículas de hierro detectado antes en el cerebro eran producidas por los minerales que ingerimos en los alimentos; pero gracias a esta investigación se ha descubierto otro tipo de metal: la magnetita.
Barbara Maher, quien encabeza el estudio, indicó que su equipo analizó el tejido cerebral de 37 personas, 29 de ellas entre 3 y 85 años, todos vivieron y murieron en la Ciudad de México.
Las otras 8 personas vivieron y murieron en Manchester y tenían entre 62 y 92 años.
“Fue muy impactante. Cuando estudiamos el tejido vimos las partículas distribuidas entre las células y al hacer una extracción de la magnetita había millones de partículas, millones en un solo gramo de tejido cerebral”
El nivel más alto de magnetita se descubrió en un hombre mexicano de 32 años que murió en un accidente de tráfico.
Los científicos quedaron sorprendidos, no solo por la cantidad, también por la forma lisa y redonda que presentaron.
“Es la primera vez que vemos estas partículas de contaminación dentro del cerebro humano. Es un hallazgo que plantea toda una nueva área de investigación para entender si estas partículas de magnetita están causando o acelerando enfermedades neurodegenerativas”
Los científicos aseguran que la forma que presentan solo puede crearse a partir de altas temperaturas al interior de los motores de los autos o en los sistemas de freno.
“Son formas esféricas y tienen pequeñas cristalitas alrededor de su superficie, aparecen junto con otros metales, como el platino, que surgen de los convertidores catalíticos”
Estos fragmentos también pueden colarse a los pulmones y el torrente sanguíneo.
Maher hizo una serie de recomendaciones para la gente que vive en urbes contaminadas, como alejarse lo más posible de los autos o buscar rutas alternas – pero lo cierto es que ninguna reduce de manera importante el riesgo y mucho menos en la ‘capirucha mexicana’, donde todo es caos…