Cuando hablamos de contaminación siempre pensamos en camiones de carga, fábricas o basureros, pero jamás imaginaríamos que cada vez que navegamos en Internet, dañamos considerablemente la capa de ozono. Por increíble que parezca, los datos y metadatos son una fuente de contaminación donde Google es el principal responsable.
La artista e investigadora digital Joana Moll, descubrió en un estudio realizado en 2015 que la actividad en Internet genera tantas emisiones de CO2 como la industria de la aviación global, es decir, el conjunto de sitios web abiertos en el mundo contaminan igual que los 19 mil aviones que hay en el mundo.
Pero a pesar de que la mayoría de las páginas web generan grandes cantidades de dióxido de carbono (C02) , las más de tres mil 500 millones de búsquedas que se realizan en Google diariamente, representan el 40% del total de la contaminación que se produce en el mundo digital.
Moll, considera que Google.com “procesa un promedio aproximado de 47,000 búsquedas por segundo, lo que representa una cantidad estimada de 500 kg de emisiones de CO2 por segundo”. Eso sería aproximadamente 0.01 kg por búsqueda. Aunque en 2009 la propia compañía declaro que cada consulta que se realiza en su sitio web, causa 0.2 gramos de emisiones de CO2.
Actualmente, un vocero del buscador más popular, aceptó que la cantidad de emisiones de dióxido de carbono que produce un mes de servicios de Google por usuario equivale a la misma cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que conducir un automóvil por kilómetro y medio, aproximadamente unos 360.7 gramos de CO2 por 1.6 kilómetros.
De hecho, hasta este renglón, se han emitido 2,552.46 kilogramos de dióxido de carbono.
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A partir de las conclusiones de su investigación en 2015, Joana Moll creó una plataforma para convencer hasta los más escépticos de la emisión de CO2 en cada sitio web, se trata de CO2GLE, calcula la cantidad de emisiones de CO2 desde el momento que se permanece en la página, partiendo de los datos de tráfico que había en Internet en 2015, y basándose en la suposición de que Google.com “procesa un promedio aproximado de 47 mil búsquedas por segundo, lo que representa una cantidad estimada de 500 kg de emisiones de CO2 por segundo”.
No obstante, otros sitios web también contribuyen a la producción de carbono de Internet. Facebook, por ejemplo, informó que sus centros de datos y operaciones comerciales emitieron 718,000 toneladas métricas de emisiones de CO2 en 2016, lo que es comparable a la producción anual de CO2 de aproximadamente 77,500 hogares estadounidenses que funcionan con electricidad.
Actualmente los científicos aún no tienen claro la cantidad exacta de gases efecto invernadero que emiten los motores de búsqueda, la consultora ambiental británica Carbonfootprint estima qué se trata de entre uno y diez kilogramos de CO2 por búsqueda en Google. Aunque si tomamos en cuenta que hasta febrero del 2018 había más de 3.5 billones de usuarios de Internet en el mundo, nos podemos dar una idea de la cantidad de gases que se generan en la red.
¿Pero qué es lo que realmente contamina?
Cuando hablamos de Internet algunos pensarán de forma automática que todos los datos almacenados en la red se guardar en la “nube”, sin detenerse a considerar que todas y cada una de las páginas web dependen de millones de servidores almacenados en los centros de procesamiento de datos (CPD) que existen alrededor del mundo y que a su vez requieren de cables, conmutadores, enrutadores y un sin fin de gadgets que requieren energía y a su vez producen dióxido de carbono a medida que queman combustibles fósiles.
“Casi nadie recuerda que Internet está compuesto por infraestructuras físicas interconectadas que consumen recursos naturales. ¿Cómo puede un hecho tan evidente ser tan borroso en la imaginación social?” Se lee introducción del proyecto de Moll.
Hace unos días, la investigadora hizo reflexionar a los asistentes a la Conferencia Internet “Age Age” llevada a cabo en Barcelona. La artista e investigadora calificó a la contaminación que produce la web como “deforestación”, explicó que por cada segundo que se cada usuario pasa en Google, 23 árboles tienen que usar sus capacidades de succión de CO2. ¡Impactante!
“Lo que realmente estoy tratando de hacer es tratar de generar conciencia sobre la materia de los datos y la materia de nuestro uso directo de Internet, calcular el CO2 de la web es realmente complicado. Es la infraestructura más grande jamás construida por la humanidad e involucra a demasiados actores … [Pero son] números que pueden servir para despertar la conciencia”. Concluyó su discurso.
Una buena noticia es que con el paso de los años, Google se ha dado cuenta del impacto que tienen las emisiones de sus servidores. Y ha puesto en práctica diseños de centros de procesamiento de datos con mayor eficiencia energética, invirtiendo en energía limpia y ya cuenta con numerosos programas de compensación de emisiones de carbono.
Pero tampoco podemos dejar toda la responsabilidad a las grandes empresas, los consumidores de Internet podemos aportar nuestro granito de arena cerrando los navegadores cuando no los estemos ocupando y si es posible, apagar la computadora en cuando termine tu día laboral.
*Vía: Qz