Pero no le hagan caso, él qué puede saber…
En su primera cátedra extraordinaria ofrecida en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el premio Nobel de Química (1995), Mario Molina, advirtió que de no haber una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, habrá consecuencias catastróficas:
“Es verdad que no desaparecería la humanidad, pero sí la civilización como la conocemos. Sería un planeta con mucho más dificultades para mantener una calidad de vida”, aseguró el académico.
Ya que los gases de efecto invernadero son los causantes del cambio climático, con el ritmo de emisión que sostiene en este momento, Molina comentó que la temperatura se elevaría unos cinco grados en unas cuantas décadas. “Estamos jugando ruleta rusa con el planeta, porque si alcanzamos esa temperatura las consecuencias serán catastróficas”.
Hace más de 20 años, Molina junto con Frank Sherwood Rowland, Paul Crutzen, expuso al mundo que los clorofluorocarbonos (CFC) adelgazan la capa de ozono, la cual nos protege de la radiación ultravioleta del sol. Dos años después se firmó el Protocolo de Montreal, con el cual gobiernos de distintos países se comprometieron a dejar producir esos elementos, empleados principalmente en la fabricación de refrigeradores y aerosoles.
“El tema de la capa de ozono y el Protocolo de Montreal nos demuestra que el planeta sí puede ponerse de acuerdo para resolver problemas globales. La única preocupación es que, hasta ahora, es el único ejemplo”, lamentó Molina, en su primer acto como profesor extraordinario de la Máxima Casa de Estudios.
Respecto a un acuerdo para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, Mario Molina señaló que éste no se ha alcanzado “porque se ha polarizado políticamente y porque ha habido campañas muy bien financiadas (por sectores de) Estados Unidos y Europa para desacreditar la ciencia del cambio climático”.
Cuando el Protocolo de Montreal la “ciencia fue muy clara” –recordó Molina- y grandes empresas tuvieron que comprometerse y dejar de producir CFC. Ahora con la emisión de gases de efecto invernadero “La ciencia está ya muy clara [quizá incluso con mayor robustez que cuando se firmó el Protocolo de Montreal], ojalá sea en esta década cuando se logre un acuerdo internacional”.