Todo casual. Después de unas semanas complicadas, el Congreso de Estados Unidos —la Cámara de Representantes— organizó un exorcismo mañanero para librarse de los malos espíritus que últimamente los persiguen y de paso, chance y rezando le podían quitar lo necios al lado más religioso de los legisladores gabachos.
El exorcismo lo realizó Patrick J. Conroy, el capellán católico oficial del Congreso, que se encarga de arrancar cada sesión con una plegaria. Sí, eso existe.
Después de dejar en claro que los últimos días para la política estadounidense han sido de puro pleito gracias a los comentarios del presidente Donald Trump, el capellán alzó los dos brazos y se aventó las frases más dramáticas: “En tu sagrado nombre, invoco a que todos los espíritus oscuros abandonen esta cámara. Espíritus que no son dignos de ti. Destierro el espíritu del desencanto que mata la esperanza de aquellos que trabajan con buenas intenciones”.
“¡Ay, güey!”, gritaron varios de los congresistas cuando se dieron cuenta que el exorcismo sí iba enserio.
“Destierro al espíritu de la división que nubla el juicio y el deseo de productividad para enfrentar los problemas que se presentan en este Congreso. Destierro cualquier tristeza que haya venido de la frustración de lidiar con situaciones que dañan el honorable trabajo que cada uno de los miembros ha sido encargado”, decía el capellán.
Mientras el capellán hacía una heroica transición de chiste y exorcismo andante a persona razonable que de verdad se preocupa por la política de Estados Unidos, los congresistas comenzaron a reflexionar sobre sus desastritos más recientes.
Durante las sesiones de esta semana en el Congreso, los mal portados legisladores llevan más peleas que resoluciones. Por ejemplo, mientras intentaban condenar los últimos mensajes racistas del presidente Donald Trump, la demócrata —por el partido, no crean que es cumplido— Nancy Pelosi terminó peleada con toda la cámara, para que vean que el circo no es nomás en Palacio Nacional. Al mismo tiempo un republicano de Georgia, Doug Collins, tuvo que ser callado en público por sus gritos.
¡Ya siéntese señor! https://t.co/RoCv9Qj9WC
— Sopitas (@sopitas) July 15, 2019
Ambos perdieron sus derechos de hablar en el estrado temporalmente.
Cómo habrá estado la cosa que sucedió algo que nunca había pasado en la historia de la política de Estados Unidos: mientras un demócrata de Montana hablaba en público para pedir coherencia y calma en las discusiones, se desesperó tanto que anunció que abandonaba el asiento y se salió de la cámara. ¿Ven? Si necesitaban el exorcismo.