Por Isabel Erreguerena
EQUIS Justicia para las Mujeres
En últimas fechas, actores diversos han realizado diferentes declaraciones sobre la política de drogas en México. ¿Por qué esto es importante? ¿Cuáles han sido las propuestas?
Empecemos con la importancia del tema y cómo nos afecta. La guerra contra las drogas tiene antecedentes que datan al menos desde inicios de los años 60. Sin embargo, ésta recrudeció en 2006, cuando Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra el narcotráfico, en la cual incluyó varias acciones, como enviar al ejército a las calles para realizar labores policiacas. Esta guerra continuó con el Presidente Peña Nieto, empeorando con la publicación de la Ley de Seguridad Interior, que permite una intervención mayor del ejército en la seguridad, sin establecer mecanismos de control y rendición de cuentas.
Como resultado de esta estrategia, aunada a una situación de impunidad, hubo un incremento en los asesinatos y desapariciones en México, lo cual motivó diferentes declaraciones de organizaciones internacionales, entre ellas la Comisión Interamericana de Derechos Humanos quien indicó que “las graves situaciones de violencia alcanzaron niveles alarmantes, así como la consecuente pérdida de más de cien mil personas, desapariciones y un contexto que ha provocado el desplazamiento de miles de personas”. El Relator de Naciones Unidas también ha señalado su preocupación por el uso generalizado de tortura como consecuencia de esta situación. Entre las organizaciones que han documentado un marcado incremento en el número de asesinatos, torturas y otros abusos por parte de miembros de las fuerzas de seguridad, están Human Rights Watch, Amnistía Internacional y EQUIS Justicia para las Mujeres, en este último caso, sobre todo, respecto a tortura sexual contra las mujeres.
Frente a un escenario así de desgarrador, el fracaso de la política de drogas es evidente. De hecho, varios actores un tanto inesperados han realizado declaraciones en ese sentido, entre ellos Ernesto Zedillo quien hace unas semanas declaró:
Este año de 2018 no podemos darle ningún beneficio de la duda a la prohibición. La prohibición es una política que ha destruido vidas humanas. Es una política que ha afectado la salud de la población. Es una política que ha fomentado el crimen organizado. Es una política que ha debilitado y corrompido a nuestras instituciones.
Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿qué propuestas alternativas se han hecho? El gobierno saliente planteó la regulación de la marihuana en ciertos estados, en voz del Secretario de Turismo, y el Secretario de Defensa apoyó la propuesta del Congreso de Guerrero para regular el cultivo de amapola para uso medicinal.
Asimismo, el gobierno entrante se ha pronunciado en contra del modelo prohibicionista, particularmente la próxima Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha propuesto la regulación de la marihuana en la siembra, cosecha, trasiego y uso lúdico. Incluso ha propuesto presentar iniciativas para reformar los tratados internacionales para promover la despenalización. También el próximo Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se ha pronunciado a favor de la regulación de la marihuana.
Esto nos sitúa en un escenario totalmente nuevo e inédito para el país. Tal parece que la regulación es un camino que vamos a recorrer, la pregunta es cómo. ¿Cuáles serán los efectos de hacerlo? Además, si bien la regulación es un paso, los efectos de la política de drogas se vinculan con muchos fenómenos como la desigualdad, la discriminación y la impunidad.
Por ello, creemos que es vital discutir cuáles son las medidas que se tomarán de la mano de dicha regulación. Una excelente oportunidad para hacerlo será la VII Conferencia Latinoamericana y II Conferencia Mexicana sobre políticas de Drogas, que se lleva a cabo los días 29, 30 y 31 de octubre en la Ciudad de México, en la cual se reunirán diferentes actores. Este encuentro pretende generar un intercambio a nivel regional a fin de proponer políticas integrales con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, interseccionalidad, reducción de daños, salud pública y desarrollo. Te esperamos para continuar generando preguntas y respuestas en torno a este promisorio escenario que cambiaría el paradigma de las políticas de drogas en México.