El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) presentó este miércoles 30 de agosto los resultados de la medición de pobreza en México durante en 2016. El análisis del consejo reveló que el número de personas que viven en esta condición en nuestro país asciende a 53.4 millones; 9.4 millones en situación extrema. Este número representa una reducción de 3.5% con respecto a las cifras presentadas en 2014. Aun así, la cantidad de gente en situación de pobreza es mayor que la registrada en 2012, año en que inició el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Actualmente, 43.6% de la población mexicana engrosa las filas de la miseria.
En pocas palabras y en cristiano: 1.9 millones de mexicanos dejaron de calificar como pobres comparando las cifras de 2016 con las de 2014, los niveles de pobreza extrema son más bajos que en 2012, aunque, a nivel general, las cosas están peores que al inicio de la administración de EPN. Chiapas, Veracruz, Estado de México, Oaxaca y Guerrero son los estados que tuvieron un número mayor de personas en situación de pobreza durante 2016.
Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas y Campeche fueron las entidades federativas que aumentaron su porcentaje de población en situación de pobreza entre 2014 y 2016, mientas que Baja California Sur, Durango, Quintana Roo, Aguascalientes y Baja California fueron los estados que lograron bajar en mayor medida estos índices en el mismo periodo. De acuerdo con el informe del Coneval, en el segmento comprendido entre 2010 y 2016, se ha disminuido constantemente el número de personas en pobreza extrema, aunque, en contraparte, el número total de pobres ha crecido en los últimos seis años.
El consejo concluyó que para combatir este fenómeno es necesario propiciar el ejercicio pleno de los derechos sociales, abatir las desigualdades regionales y entre grupos de población, lograr un ritmo de crecimiento económico elevado y sostenido y reducir la inflación a los niveles previos a 2017.
Ustedes seguramente se preguntarán por qué el ejercicio del Coneval comparó las cifras de 2014 y 2016. ¿Qué no hay algo en medio de estos dos años? Pus sí: tienen razón. Hace un año, el consejo se negó a compartir su estadística debido a que el INEGI cambió su metodología, sin previo aviso ni tomarlos en consideración, para realizar la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH). Con los nuevos estándares, la ENIGH permite medir con mayor precisión los ingresos, aunque este cambio impidió que el Coneval pudiera comparar los resultados de 2015 con los años anteriores. Para esta edición del informe, las dos instituciones hicieron las paces y diseñaron una base de datos que hiciera posible ver la evolución del ingreso de los mexicanos.
De acuerdo con la ENIGH, presentada el pasado lunes, Nuevo León, Ciudad de México, Sonora, Baja California y Guanajuato son los estados en los que los hogares presentan un mayor ingreso trimestral. Las familias regias y chilangas se embolsan 87 mil 653 y 70 mil 834 pesos respectivamente. El ingreso trimestral de las otras tres entidades supera los 55 mil pesos, un ingreso alto tomando en cuenta que el promedio nacional asciende a 46 mil 521 pesos. Por el contrario, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo y Veracruz son la otra cara de la moneda. Estos cinco estados se encuentran por debajo de la media nacional y no rebasan los 33 mil pesos de ingreso al trimestre. La encuesta reveló que 64.3% de los mexicanos obtienen su dinerito como resultado de su trabajo, 15.6% por transferencias, 11.3% por alquiler de vivienda, 8.8% por renta de propiedad y 0.09% por otros rubros.
En cuanto a los estados más gastalones, Nuevo León y la CDMX lideran la medición, con 43 mil 843 y 35 mil 847 pesos, respectivamente. Oaxaca y Chiapas rondan los 17 mil y 16 mil pesos, siendo así las entidades que, en promedio, tienen un gasto corriente menor.
¿Y en qué gastamos nuestro dinerito?
La mayoría del varo se nos va en comprar comida, bebida y tabaco. Así como lo leen. La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares señala que los mexicanos destinamos 35.3% de nuestro ingreso a la compra de viandas y los malditos vicios de la fumada y la tomada. Y así gastamos lo que resta: 19.3% de la marmaja se nos va en transporte, 12.4% en educación, 9.5% en vivienda, energía y combustible, 7.4% en cuidado personal, 5.9% en limpieza y cuidados del hogar, 4.6% en vestido y calzado, 2.9% en transferencias del gasto y sólo 2.7% en cuidados de la salud.
¿Pobres pero satisfechos?
La cosa no para ahí. El INEGI presentó, el pasado martes, los resultados del módulo de Bienestar Autorreportado (BIARE), un análisis que analiza el concepto de bienestar subjetivo. Este concepto, básicamente, implica que las personas hagan un reporte de su propio bienestar tomando en consideración su satisfacción con la vida, en general y ámbitos específicos de la misma, fortaleza anímica y balance afectivo. En una escala de 0 a 10, los mexicanos promediaron 4.9 puntos en su sentir sobre la seguridad. La situación en el país y en sus ciudades obtuvieron calificaciones aprobatorias de panzazo: 6.2 y 6.9 puntos, respectivamente. Opuestas a estas tendencias, las relaciones personales (8.7) y el desempeño de la actividad profesional u ocupación (8.5), son los elementos que dan más satisfacción a nuestra población. Tras la evaluación de estos y otros factores, resulta que los mexicanos tenemos un nivel de satisfacción en nuestras vidas de 8.2 puntos.
Los resultados de este ejercicio se dan a conocer dos veces por año. En esta ocasión se presentaron las cifras correspondientes a julio de 2017. El mismo nivel de satisfacción fue mostrado en el módulo publicado en abril y apenas un punto superior al registrado hace un año.