Para recordarnos que no importa cuántos millones se desviaron gastaron en la construcción del inmueble, las lluvias no perdonaron a las lujosas instalaciones del Senado y pusieron en evidencia que más que gastar en muebles o equipos de iluminación, debieron haber destinado un mayor presupuesto a la compra de cubetas.
Las fuertes lluvias que se registraron en la Ciudad de México, fueron suficientes para que el Senado de la República fuera sucursal de la Cineteca Nacional y presentara inundaciones en varias de sus oficinas.
Desgraciadamente ningún político resultó ni ligeramente salpicado, no así los pasillos de los Servicios Parlamentarios, los cuales presentaron encharcamientos que tuvieron que ser atendidos por personal de limpieza.
De los lugares más afectados por las “pequeñas goteras”, fue la oficina del vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara alta, el panista José Rosas Aispuro, la cual tuvo que ser evacuada y atendida por personal de Protección Civil, ya que el sólido techo se desplomó por la presión del agua.
No es la primera vez que se presenta una contingencia de este tipo en las lujosas instalaciones de los senadores, en otras ocasiones en que la lluvia ha arreciado en el DF, el recinto que acoge a los legisladores ha evidenciado defectos: goteras, inundaciones y fallas en su estructura.
Aun cuando no había sido concluido, el inmueble legislativo vislumbraba un costo de tres mil 947 millones 226 mil pesos, un valor de más del 132% del que inicialmente se había establecido. Pero ese ostentoso e innecesario gasto –si es que realmente se realizó y la millonada no fue a dar a los bolsillos de algún politiquillo- fue el inicial, a él hay que sumarle los increíbles costos de mantenimiento: durante el primer trimestre de este año, sólo en limpieza se desembolsaron 26 millones de pesos, mientras que en seguridad se gastó 43 millones.
Las anteriores sumas son una pequeña parte de los 103 contratos que se firmaron y anualmente paga el Senado por servicios adquiridos, arrendados o contratados, ya saben, papelería impresa, arreglo de muebles, insumos harto necesarios (cucharitas, azúcar, vasos), servicios de telefonía… y un largo etcétera sin el que no podrían desempeñar correctamente sus funciones los legisladores.
