Y un día vas caminando por un bosque europeo y de pronto te topas con una casa suspendida en el aire. Sacado de onda te tallas los ojos y vuelves a mirar, para tu sorpresa la casa voladora sigue ahí. Es hasta que te acercas cuando te das cuenta de lo que realmente ocurre…
Resulta que a Marcin Tomaszewski (a qué no lo deletrean), un joven arquitecto polaco, ideó una especie de Casa de Espejos en un bosque ubicado en las afueras de Varsovia, cuya planta alta da la impresión de flotar sobre el suelo.
Para aumentar el efecto, el nivel inferior cuenta con una cortina de madera en tono marrón para que parezca tierra. Aquí el resultado:
Pues a mí sí me gustó, aunque creo que frecuentemente deben ocurrir cosas así: