El metaverso aún no es una realidad consolidada. Se trata de una apuesta al mediano plazo de empresas que están tratando de adelantarse al que podría ser el siguiente gran paso en la evolución del uso del internet. El planteamiento es de una Web 3.0 completamente inmersiva, eventualmente potenciada por realidad virtual y aumentada, en la que se pueda trabajar, socializar, comerciar y entretenerse a través de una mediación digital y avatares. De algún modo, es una idea que propone que toda la vida “real” será trasladada, en algún punto, a plataformas similares a las de los videojuegos multijugador actuales. Aunque todavía hay muchísimas incógnitas sobre los alcances y posibilidades de una red totalmente metaversal, cada vez más se dan avances y movimientos en estas industrias que amplían la discusión al respecto.
En octubre del año pasado, Facebook transformó su nombre e identidad a Meta, bajo la idea de que las redes sociales transitarán hacia un “internet encarnado”, en el que usuarios ya no estarán interesados en hacer una distinción entre sus avatares y su vida lejos de lo digital. El movimiento fue llamativo, pero la realidad es que se trató de un brinco que ya llevaba años cocinándose. Particularmente, en la medida que plataformas como Roblox y Fortnite le han enseñado al mundo que existe la posibilidad de crear entornos inmersivos, con comunidades enormes de participantes y con economías de metaverso que en 2021 se estima movieron más de 34,000 millones de dólares.
En ese mismo sentido, Microsoft lleva planeando su propia incursión al metaverso desde hace tiempo, a través del desarrollo de su plataforma Mesh. Y apenas en esta semana el anuncio de su probable compra de Activision Blizzard, una de las empresas de videojuegos más importantes del planeta, suena las trompetas de su estrategia futura.
La carrera por el metaverso
Ahora mismo hay una suerte de “fiebre del oro” por conquistar el metaverso. La carrera es una dispareja y ni siquiera hay una idea completamente clara de por dónde se va a mover. Hay plataformas que empiezan a sonar mucho—como Decentraland, Sandbox y Honnverse—, pero son tan pocos los usuarios activos que tienen que es difícil pensar que ahí es donde eventualmente convergerán los internautas ocasionales a pasearse virtualmente por centros comerciales y estadios digitales. Y, sin embargo, ya comienza a haber un mercado de especulación alrededor de lo que algún día será el metaverso. En él, se compran y venden casas, terrenos y hasta changarros que van desde 12,000 hasta más de 2 millones de dólares. Muchas de ellas ni siquiera pueden ser utilizadas en el contexto virtual en el que se comercializan; por el momento, funcionan como NFTs y no son más que una imagen.
Con peras y manzanas: la burbuja inmobiliaria en el metaverso
Las apuestas más serias por llevarse anticipadamente un pedazo del metaverso, como la de Facebook/Meta, no parecen tener ni pies ni cabeza aún. Y tendrán que sortear una buena parte de rechazo social, en la medida que todavía se discute activamente los perjuicios y problemas de salud mental que conllevan una vida mediada por la tecnología actual, ni se diga lo que puede traer consigo desarrollos en realidad virtual y aumentada aplicada a nuestros hábitos de navegación por internet. Pero, vaya, eso rara vez ha detenido a alguna empresa con la capacidad de comercializar una necesidad o atrapar un mercado. Los próximos meses serán de particular interés en este tema, para ver cómo es que se anuncian, con bombo y platillo, distintos avances en la carrera por el metaverso.
Apuesta con carro completo
Por todo el contexto actual, el anuncio de Microsoft para adquirir Activision Blizzard por casi 69,000 millones de dólares llamó la atención en términos de lo que puede significar para la evolución del metaverso. En papel, suena como a una apuesta all in por parte del gigante de Seattle. Por un lado, se hará de títulos como Call of Duty y Warcraft, que cuentan con bases de usuarios gigantescas y economías millonarias al interior de sus plataformas. Eso, en sí mismo, es un movimiento interesante, que fortalece la idea de tener catálogos tremendos para competir en la “Guerra de las consolas” con Playstation y Nintendo. Pero, asimismo, y tomando en consideración que ya habían adquirido Minecraft hace algunos años, Microsoft parece estar colocando todas sus fichas en poder prosperar rápida y exhaustivamente en el metaverso.
Pero la apuesta de Microsoft no acaba ahí. Hace tiempo que desarrolla Mesh. Se trata de un espacio digital que busca propulsar las funciones de Teams, aplicación que ya unifica todos sus servicios para que una institución pueda operar completamente ahí. En él, la idea es que haya un entorno digital en el que se pueda trabajar y socializar a través de avatares, en “mundos” modelados en 3D que simulen una suerte de fisicalidad de las tareas que se realizan en el día a día.
Aún es temprano para saber si el metaverso sí será una realidad. Pero si algo demuestra Microsoft con su posible compra de Activision—que todavía tendrá que ser validada por órganos regulatorios de competencia en Estados Unidos—es que se están tomando muy en serio la apuesta.