Por Esteban Illades
El viernes pasado, ya que el país estaba por irse de puente, el Instituto Nacional Electoral (INE) soltó una bomba: de los múltiples aspirantes a la candidatura independiente para la presidencia de la República, sólo una, Margarita Zavala, cumplía con los requisitos de firmas para estar en la boleta.
Esto no significa que Zavala automáticamente se convierta en candidata, pues todavía falta validar otras cuestiones –como informes de gastos, por ejemplo– pero sí que los demás están eliminados. Algunos como Pedro Ferriz de Con, por no llegar al número requerido de firmas –866,593 distribuidas en 17 estados del país y que cubran por lo menos el 1% del padrón electoral de cada estado– y otros por llegar, pero de mala manera.
Tal es el caso de Jaime “El Bronco” Rodríguez y Armando “El Jaguar” Ríos Píter. Ambos cumplieron con creces el objetivo: “El Bronco” entregó alrededor de dos millones de apoyos, y Ríos Píter poco menos. Sin embargo, y esto vale la pena resaltarlo, muchos de esos apoyos fueron fraudulentos. En total, en la categoría de “simulaciones” –aquella en la que el INE mete los intentos por hacer transa a través de credenciales falsas– “El Bronco” tuvo alrededor de 158 mil. Ríos Píter, por su parte, tuvo más de 811 mil.
Es decir, ambos –y esto lo sostienen los propios consejeros del INE– intentaron claramente defraudar a la autoridad: los dos subcontrataron a gente encargada de maquilar credenciales falsas con el objetivo de estar en la boleta electoral. Si el INE quisiera –y debería–, podría entregar los datos a la FEPADE, la Fiscalía de delitos electorales, para que investiguen penalmente a quienes recogieron las firmas y a los aspirantes en caso de saber que éstas eran inventadas. Dadas ambas cantidades, parecería más que claro que estaban enterados: sería muy extraño que un aspirante no supiera que 811 mil personas que lo apoyan en realidad no existen.
Un caso distinto es el de Margarita Zavala, que sí logró la cantidad suficiente de firmas correctas. Lo hizo por poco –por unos cuantos miles– pero lo logró. Sin embargo, hay un rubro entre los que presenta el INE que llama la atención: el de fotocopias. Ahí Zavala tuvo más de 200 mil. Según el reglamento que se aplica para los aspirantes independientes, para que un apoyo fuera válido, era necesario que incluyera la credencial original de elector de quien apoyaba, escaneada a través de la app oficial. La gente de Zavala argumenta que hubo motivos para no poder escanear, como que la app se trababa o había lugares donde no se podían subir los apoyos dada la falta de conectividad de internet.
Pero también existe la posibilidad de que sus fotocopias hayan sido compradas. La investigación correspondería, también, al INE. Sin embargo, y aquí hay algo que vale la pena resaltar, el INE no está negando candidaturas a los aspirantes porque tengan firmas falsas; se las está negando porque no lograron llegar al número necesario –las 866,593– con firmas buenas. Por lo tanto, la autoridad electoral no está castigando la trampa como tal.
Y eso es algo que tomar en cuenta para la próxima elección, dado que hay otros aspirantes, como Marichuy, la primera aspirante indígena, que consiguió un 94.5% de firmas válidas. Entiéndase, sólo 5.5% de sus apoyos tuvo inconsistencias, ni siquiera simulaciones. O Pedro Kumamoto, aspirante a candidato a senador por Jalisco, que también tuvo un porcentaje de apoyos por arriba del 90% para contender, y él sí logró llegar a la boleta. Gran contraste no sólo con Ríos Píter y con “El Bronco”, sino con la propia Zavala, quien está más cercana al 50%.
¿Y ahora qué sigue? En estos días los aspirantes pueden apelar ante el INE. “El Bronco” seguramente lo hará, pues en términos relativos son pocas las firmas que necesita para llegar a la candidatura (alrededor de 30 mil). Ríos Píter no debería de tener cara alguna para pedir que le volvieran a contar las 811 mil firmas simuladas, pero esto es México, donde todo es posible.
Una vez agotada esa etapa, ambos podrán ir al Tribunal Electoral, que tiene un largo historial de estar en desacuerdo con las decisiones del INE. No es descabellado pensar que, al menos en el caso de “El Bronco” revirtiera la decisión. Esto podría ser a través del uso de fotocopias, ya que Rodríguez también metió varias miles y la ley no es del todo clara en esto: en algunos casos, pero no en el registro de independientes, sí permite fotocopias como identificaciones válidas. Pudiera darse el caso de que el Tribunal decidiera aceptarlas.
Una vez más, esto es México, donde todo es posible.
¿Qué nos deja este primer intento de meter independientes a las boletas federales? Cosas buenas y malas. La buena es que a nivel local, con buena apoyo y buenas propuestas, como Kumamoto, sí se puede llegar a la boleta de manera legal. Los requisitos para este tipo de candidaturas, aunque altos, no son imposibles.
La mala es que a nivel presidencial la cosa cambia. Los únicos tres que se acercaron a la meta fueron dos grandes tramposos y Zavala, quien está en la tablita. “El Bronco” pudo conseguir esa cantidad de firmas porque es el gobernador de Nuevo León, porque tiene militancia priista de más de 40 años y porque, según reportan varios medios, hizo que funcionarios de su gabinete y secretarías juntaran firmas por él en horario laboral. Hasta a los policías puso a recolectar firmas.
Ríos Píter es un misterio, pero es político de carrera. Alguien le financió o prestó una estructura que le permitió meter una cantidad exorbitante de firmas falsas con tal de llegar a la boleta. Y Zavala también es militante partidista de toda la vida: tiene una red de contactos lo suficientemente amplia como para tener operadores en al menos 17 estados.
Esto lo que nos dice es que tú, querido sopilector, no tienes posibilidad de ser candidato a la presidencia si no eres político de carrera. Ésa es sólo para los partidos. No para los ciudadanos.
No así, por suerte, los cargos locales. A nivel distrital o municipal, ahí todavía se puede. Hay jóvenes, como el activista Carlos Brito, que logró las firmas para candidatura a la presidencia municipal de Jojutla, Morelos o los wikis asociados a Kumamoto, que pudieron organizarse para entrar al sistema e intentar cambiarlo desde adentro. No gracias al sistema mismo, sino a ellos que supieron vencerlo.
Así que, por primera vez en Con peras y manzanas podemos concluir que no todo es malo. Hay tramposos, como en todos lados. Tramposos que deben ser castigados, no sólo con la ley sino por la sociedad, que los debe echar de la política.
También hay reglas que no sirven y que deben cambiarse para la próxima vez.
Pero todavía hay algunos cuantos qué, a pesar de todo esto, pueden ingresar al asqueroso mundo político con el objetivo de limpiarlo un poquito y mejorar al país.
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