Entre la locura por las criptomonedas y la carrera por el metaverso, los últimos años han sido de especulación intensa sobre el futuro de los usos y abusos del internet y la vida digital. Apenas en 2021 se vieron montañas rusas de variaciones en los precios de Bitcoin—y brevemente de Dogecoin—por diversos fenómenos que se fueron conjugando para crear un verdadero carnaval en el mundo financiero. Desde la adopción de la criptodivisa como moneda de curso legal en El Salvador, pasando por fuertes prohibiciones en la materia en China, hasta las protestas políticas en Kazajistán, hemos sido testigos de la alta volatilidad de este activo. Vaya, en poco menos de tres meses ha perdido cerca de 600,000 pesos de valor por unidad. Y, sin embargo, por las dinámicas mismas de la criptomoneda, no es descabellado pensar que en algún punto de 2022 tenga un repunte. 

Con peras y manzanas: el futuro de las criptomonedas

Todo lo relacionado con criptomonedas se ha vuelto un fenómeno enorme. A pesar de lo difícil que es encontrar un punto de acuerdo sobre su uso y valor real, en lo que tanto detractores como defensores a ultranza concuerdan es que se trata de algo que seguirá presente en el imaginario colectivo por un buen rato más. Todos los días aparecen propuestas de criptodivisas o stablecoins que prometen un acercamiento distinto al mercado y que ofrecen, al menos en papel, un abanico enorme de posibilidades para su uso. Más allá de que es difícil imaginar que alguna criptomoneda de hecho pueda terminar por desbancar al dinero fiat en algún punto, empresas y programadores se encuentran en una búsqueda enérgica por encontrar funciones de largo plazo que vayan más allá de la especulación y la apuesta. Algo que no es nada sencillo, como recientemente acaba de comprobar Facebook o, más bien, Meta.

La criptolocura

La fiebre por encontrar la criptomoneda de uso común le llegó a Facebook en 2019. En junio de ese año, se anunció el futuro lanzamiento de Libra, una suerte de stablecoin—una moneda digital que está anclada a un activo estable, como una divisa fuerte o el oro, para evitar volatilidad en sus precios—que estaría sujeta al dólar y varias monedas nacionales. Por cierto, estaría supervisada por un consejo consultivo de grandes expertos en temas de automatización de pagos como PayPal y Visa. Por supuesto, la principal idea detrás de esta criptomoneda es que pudiera ser utilizada en las diversas plataformas de la empresa para realizar transacciones entre pares y con Facebook mismo. Siempre llena de críticas, tanto por activistas como por bancos centrales de todo el mundo, en algún punto fue renombrada como Diem y cambió su anclaje para nada más estar encadenada al dólar.

Pero nunca logró librar obstáculos de regulación en Estados Unidos, donde se ha visto como algo altamente peligroso que una empresa como Facebook cuente con capacidad financiera para incluso desestabilizar divisas en todo el planeta. En esa misma línea, Libra y luego Diem nunca lograron convencer a mercados e inversionistas que se trataba, de hecho, de una criptomoneda que pudiera operar fuera de los marcos de autoridades centrales; asimismo, nunca quedó claro si Facebook tendría la capacidad—o el interés—de controlar posibles usos de su divisa para actividades delictivas—como la compra y venta de drogas o mercancía robada. Por último, desde el anuncio de la criptomoneda se especuló muchísimo sobre lo que podría significar que esta empresa contara todavía con más información personal de sus usuarios, incluidos usos y movimientos de dinero.

Crónica de una echada para atrás anunciada

En un contexto tan adverso, no llamó la atención que trascendiera que Meta está preparando la venta de sus activos en Diem. Aún no se ha hecho oficial, pero es poco probable que la criptomoneda de Facebook vea la luz en la forma que se había planeado originalmente. La realidad es que esta empresa lleva algunos años en el escaparate público por sus problemas de cuidado y uso de datos de sus usuarios, así como de los problemas que vienen con una Big Tech con poder y control desproporcionados sobre sus mercados. Sin embargo, es altamente probable que en el mediano plazo se vea un anuncio de compra por parte de Meta de alguna criptomoneda o sistema de pagos que permita incorporar una variación de sus planes originales en sus redes sociales. Particularmente, por el alto interés que tienen por articular un metaverso de uso generalizado eventualmente.

Con peras y manzanas: Microsoft, Activision y la carrera por el metaverso

 

La carrera por el metaverso está a todo lo que da. Todas las empresas que quieran competir por un pedazo de lo que se anuncia como el futuro del internet, tendrán que hacerlo con pies de plomo, pero también con apuestas arriesgadas. Si se formaliza lo que trasciende como la venta de la criptomoneda de Facebook en los próximos días, más de una ceja se levantará sobre las capacidades de Meta para realmente concretar lo que son sus planes actuales. Igualmente, este freno a Diem, que en gran medida se dio por instituciones gubernamentales, quizá sea la primera de muchas batallas por cerrarle el paso a las criptodivisas en general y en todo el mundo. Habrá que estar atentos. 

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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