Como con las bolsas de papitas, que cada vez te vienen con más aire que botana, tendremos que estar bastante al pendiente de nuestras siguientes compras de marisco. Específicamente de lo que pasa cuando compras camarón en bolsa, pues —en los peores casos— 57% de todo el peso es, en realidad, agua congelada.
Está cañón, ¿no? En algunos casos, sin que lo diga el empaque, estás perdiendo más de la mitad de lo que, tú creías, era un delicioso camarón.
Estos cálculos —que hasta nos quitaron el antojo— fueron descubiertos por Oceana México, después de una investigación en la que averiguaron qué tantos fraudes te encuentras en los productos de mar.
Las bolsas de camarón y el agua congelada
Si tenías ganas de una bolsa de camarón para echarte algún platillo veloz, esto no es para que no las compres; en realidad, es para ser mejores consumidores y saber exactamente qué nos están vendiendo.
Oceana México explica que es normal que los productos de mar tengan una capa de agua congelada llamada glaseado. Sin embargo, lo que no es normal es que algunas bolsas de camarón no te digan que incluyen glaseado o es peor que te lo vendan como si fuera camarón.
“El consumidor está pagando agua congelada sin saberlo, eso es un fraude. Sin embargo, la técnica de glaseado no es ilegal, al contrario, es una práctica que mantiene la calidad del producto. Lo que sí es un engaño es que nos la cobren como producto del mar”, explicaba la organización.
La investigación recolectó muestras de 10 supermercados diferentes en la Ciudad de México y encontró que sucede en muchos otros productos de mar.
Los principales culpables de este fraude de agua congelada son las bolsas de basa, de tilapia y las bolsas de camarón pues el 30% del producto era agua congelada. “El peor caso encontrado fue un kilo de camarón importado, de ese kilo, el 57% era glaseado o agua congelada, esto significa que sólo nos vendieron 430 gramos de camarón, el resto fue hielo”, dijeron.
Este curioso fraude de empaquetado en el camarón en bolsa, también refleja un asunto preocupante de los productos de mar que nos comemos en México.
En nuestro país no tenemos reglas de trazabilidad que nos permitan seguir el paso de nuestros pescados, mariscos o camarón. No podemos saber cuándo salieron del mar ni por dónde pasaron antes de llegar a nuestras tostadas.
“Urge una política de trazabilidad de pescados y mariscos que permita rastrear el pescado del barco al plato y que garantice que a los consumidores no les dan gato por liebre”, dijo Renata Terrazas, directora de campañas de transparencia de Oceana en México.