Un joven en Pontevedra, España compró un alargador de penes por internet, que llegaría días después. Lamentablemente, cuando finalmente el producto arribó, resulto ser en realidad una lupa.

Aunque siempre se ha dudado de la eficacia en este tipo de productos, el joven nunca esperó que resultara un fraude tan cínico, ya que el dinero no le fue devuelto y el vendedor rápidamente desapareció de la página en dónde hizo la paga.

Por si no fuera suficiente, el joven demando a la página, pero básicamente no se puede llevar acabo una demanda porque, según un funcionario de la Comisaría, “técnicamente sería discutible hablar de una estafa porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que, a fin de cuentas, hace una lupa”.

Fuente: La Voz de Pontevedra. 

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