El fotógrafo Gabriele Galimberti retrató a niños de todo el mundo con sus juguetes durante 18 meses.
Sin embargo, lamentablemente hasta en esa inocencia, se nota la diferencia de clases, durante su proyecto denominado Toy Stories, Gabriel Galimberti se dio cuenta que la forma de jugar revela mucho. “Los niños más ricos eran más posesivos. Al principio, no querían que tocara sus juguetes y tardaron más tiempo en dejarme jugar con ellos.”
“En los países pobres, era mucho más fácil. Incluso si sólo tenían dos o tres juguetes, no importaba. En África, los niños preferían salir a jugar con sus amigos”.
Galimberti cuenta como conoció a un niño de seis años de edad, en Texas, y una niña de cuatro años en Malawi y ambos creían que sus dinosaurios de plástico podrían protegerlos de los peligros de la noche, de los secuestradores y los animales venenosos, respectivamente.
A través de los juguetes se refleja el mundo de cada niño y lo que a cada pequeño le toca vivir:
“Una niña con una familia acomodada Mumbai le encanta jugar Monopoly, porque le gusta la idea de la construcción de viviendas y hoteles, mientras que el chico de México ama los camiones, porque su papá es conductor”
Con excepción de los juegos virtuales, se dio cuenta de que los juguetes no han cambiado mucho en las últimas tres décadas. “A menudo me encontraba con los juguetes con los que solía jugar”, dice. “Fue agradable volver a mi infancia de alguna manera.”
Estas fotografías, nos muestran un contraste de realidades, detrás de esas miradas infantiles, se esconde un mundo de consumo.